Poca gente conoce la cara de Paco Mario, pero casi todos los canarios lo reconocerían si lo escuchasen hablar. Desde hace varios años es el hombre invisible de los carnavales capitalinos, al poner su voz para la mayor parte de las galas. Pero detrás de esa faceta hay una amplia trayectoria en el mundo del espectáculo, que le ha llevado por multitud de ciudades de España y a ser muy popular en Miami.

De niño le gustaba ser cantante y su sueño comenzó a hacerse realidad cuando, con 17 años, conoció por casualidad al cantante José Villalba, que formaba parte de un programa en Radio Atlántico, presentado por Jorge Alemán, Miguel Magrán y Marisa Naranjo. "Era la época en la que la mayoría de las emisoras tenían su teatrillo y allí se cantaba", recuerda. Villalba le dijo que fuera a uno de los ensayos, así que consiguió dos partituras y se fue con ellas en el bolsillo. No dijo que iba a cantar, pero cuando el presentador preguntó nuevamente si había alguien más para ensayar, los folios se le cayeron y tuvo que salir a escena. Primero interpretó muy bien No cuesta nada, pero no pudo con Esta noche pago yo. "Me temblaba el pie como un bailarín de flamenco", reconoce. Le dijeron que no podía ser.

Sin embargo, una semana más tarde le llamaron y se preparó una canción de Palito Ortega, Qué lindo es. El domingo se presentó en el antiguo cine Rialto con ella y con No cuesta nada. Repitió a la semana siguiente y se atrevió con la que le había salido mal la primera vez, pero en esa ocasión el público se puso en pie. "A partir de ahí arranqué", recuerda. Empezaron los ensayos, las galas por los pueblos y los festivales, mientras hacía un curso de locutor que no llegó a terminar.

La meta era la Península, así que con 21 años partió en barco, junto con Villalba, hacia Barcelona. Llegaron de madrugada y aún recuerda una anécdota curiosa. Cuando bajaron a tierra, empezaron a caminar y escucharon unas voces cantando. ¿No te parece la voz de Joselillo Velázquez y la de Marco?, preguntó. Y así era. José Vélez ya triunfaba en Madrid y Marco grababa en Discos Belter. "Fue un encuentro tremendo, ellos no daban crédito".

De ahí partió a Madrid, donde empezaron los contactos, los trabajos en Radio Madrid, los concursos, las actuaciones en salas de fiestas y el ir y venir de la Península a Canarias. Actuaba en cabaré, en salas como los Siete Mares, el Flamingo o el Canarias Nigth Club. También presentó programas en televisión en blanco y negro, hizo teatro, compuso canciones y viajó a Miami con De Raymond y José María, Los Españolísimos. Allí se hizo muy popular y llegó a tener un programa de radio y actuar con numerosos famosos. Fue presentador durante años del circo Cardenal. Muchas cosas, muchas historias, muchas anécdotas...

No sabe qué faceta de su profesión le gusta más. "Lo de presentador surgió solo, sin darme cuenta, como ha sucedido con lo de la voz del Carnaval", reconoce. La primera vez que puso la voz en off fue en la gala de la Reina de 1989, en Santa Ana. Fue tal el éxito que tuvo desde la torre de control que al año siguiente, ya en Santa Catalina, fue el presentador. Trabajó en el Carnaval de forma alterna hasta mediados de los noventa, cuando llegó Anatol Yanosvky. Desde entonces ha sido continuo y ha seguido en la etapa de Israel Reyes. Reconoce que hace casi de todo, redacta intros y presenta galas. "En algunas hago los espacios muertos, pero siempre estoy ahí, como de guardia. Menos la Gala Drag, lo he hecho todo". "El trabajo en la torre es muy interesante, he resuelto muchos papelones a los presentadores que se han quedado en blanco o mudos, pero lo hago sin que se note", bromea. "Llevo 12 años y nunca sé si voy a estar el año siguiente..." De momento sigue con su programa de radio y mañana actuará en Elder junto a Franquis y Anita González. Eso sí, piensa en volver el próximo año a Miami "antes de que me haga más viejo"...