Mena fue madrina porque la bandera la donó el Gobierno

El Ejecutivo sostiene que el coste del vestido debe entenderse como gastos de representación

Ángela Mena, durante el acto de entrega de la nueva bandera de la Armada.

Ángela Mena, durante el acto de entrega de la nueva bandera de la Armada. / LP/DLP

D. E. Torres

Es la tradición y el ceremonial de la Armada la que dictó que fuera la esposa del presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, la que amadrinara el pasado 9 de enero la nueva bandera del Mando Naval de Canarias, un acto para el que tuvo de lucir obligadamente el vestido largo negro con mantilla y peineta por cuya factura un sastre tinerfeño reclama al Gobierno 1.260 euros.

Surgida la polémica en medio de una nueva tensión entre los socios del Gobierno (CC-PP), lo cierto es que el gasto que llevó aparejado su papel responde a cuestiones de representación del Gobierno. Por ello, Presidencia sostiene que no caben dudas respecto a que el recibo debe endosarse -ha sido ya visado por la Intervención General de la Comunidad Autónoma- al capítulo presupuestario de 56.976 euros para de atención protocolaria y representación de ese departamento gubernamental.

La nueva divisa es una donación del Gobierno de Canarias sobrevenida por el cambio de denominación de Zona Marítima a Mando Naval. Por costumbre es la esposa del presidente del organismo que dona la que debe ocupar ese papel y por ello fue Ángela Mena, y no otra persona, la elegida para llevarlo a cabo en la Base Naval de Las Palmas de Gran Canaria con el buque escuela Juan Sebastián Elcano como telón de fondo.

Fuentes de la Armada subrayan incluso que en ningún momento se valoró otra posibilidad porque no se creyó necesario. No sucedió lo mismo, por ejemplo, en el acto de entrega de la bandera anterior, la que fue precisamente sustituida. En esa ocasión el obsequio procedía también del Ejecutivo canario, que estaba entonces presidido por el socialista Jerónimo Saavedra. Al no estar casado, el papel de madrina recayó en la esposa del almirante de la comandancia que estaba entonces al mando. Como ahora, la bandera tuvo que ser sustituida por la obligación de añadir a la misma el escudo institucional.

De la misma forma es también el ceremonial naval el que determina la vestimenta de la madrina, que debe llevar un vestido largo negro, con la tradicional peineta y mantilla española.

Para cumplir con todos los preceptos protocolarios, Mena encargó a su modisto habitual, Melchor Hernández, un vestido de otomán y mantilla de chantilly, además de otros complementos, que se abonarán con cargo al capítulo de gastos de representación de Presidencia.

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