Con el Sahara Occidental hirviendo a menos de doscientos kilómetros de sus costas, Lanzarote acogió ayer la I Jornada Cultura de Paz y Vida Cotidiana. La resaca de la muerte bajo el fuego marroquí del joven saharaui Najem Elgarhi se dejó notar en el salón donde se celebró el evento, que contó con la presencia entre el público de varios integrantes de colectivos que apoyan la causa saharaui. Uno de los ponentes, el ex director general de la Unesco y actual presidente de la Fundación Cultura de Paz, Federico Mayor Zaragoza, apostó por el cumplimiento de las resoluciones de la ONU sobre el conflicto. "Hablamos del referéndum [de autodeterminación] y de las condiciones en las que debe desarrollarse", precisó.

"Es un asunto muy complejo, pero ha llegado el momento de un gran pacto y de que las resoluciones se lleven a efecto. Esto sería bueno para todos, incluso para Marruecos", señaló. El dirigente internacional se mostró horrorizado ante la posibilidad de que el Gobierno de Rabat construya un muro en la zona. "Logramos derribar el muro de Berlín y ahora quieren levantar otros. Esto no puede ser..."

Otro de los participantes en la jornada, celebrada en la localidad de Puerto del Carmen (Tías), fue el presidente del Senado, el socialista Javier Rojo García. "Estamos sin duda ante una situación muy complicada, pero hay que seguir apostando por el diálogo, porque es lo que nos queda y hay que seguir profundizando en el mismo, aunque ahora estemos viviendo unos momentos muy difíciles", precisó en alusión al aumento de la tensión en el antiguo Sahara Español. Más tarde, en un receso, Rojo fue abordado por saharauis y miembros de colectivos de apoyo a la independencia de la antigua colonia española y que desplegaron incluso una pequeña pancarta mientras le hacían entrega de un manifiesto.

"El derecho a la autodeterminación y a expresarnos en libertad es un derecho fundamental. La violación de estos derechos en el Sahara es lo que llevó a que hubiera miles de refugiados y a que se perdieran vidas humanas en un conflicto armado", proclamó en el turno de preguntas un antiguo combatiente saharaui, Bousaraya, que perdió la vista en el conflicto. Y, hoy por hoy, nadie ve la salida del laberinto.