El informe de la compañía Spanair sobre el accidente del vuelo JK5022 con destino a Gran Canaria que se estrelló en Barajas el 20 de agosto de 2008 culpa del siniestro a Boeing, fabricante del avión McDonnell Douglas, y a la "distracción" de los pilotos. El Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid acogerá desde hoy y hasta el miércoles la ratificación del informe de la aerolínea por parte de los peritos. A partir del jueves se producirán las declaraciones de los tres imputados de la compañía ante el juez Juan Javier Pérez, comparecencias que continuarán la próxima semana.

El documento, fechado el día 11 del pasado mes, cuenta con 96 conclusiones, que divulgó ayer Efe, y de las que se desprende que en el diseño del TOWS (sistema de alarma de configuración inadecuada para el despegue del avión) se obvió la probabilidad de un error de la tripulación en el ajuste correcto del mismo. "La responsabilidad de garantizar la aeronavegabilidad del diseño y los requisitos básicos del mantenimiento de los sistemas críticos para la seguridad del vuelo recaía sobre Boeing" -propietaria de McDonnell Douglas, fabricante del avión-, dicen los peritos de Spanair. Asimismo, recuerdan que la Autoridad Aeronáutica de Estados Unidos (FAA) era responsable de "la aprobación y certificación" de dichos aspectos.

El informe pericial de Spanair es el sexto con el que cuenta el juez en el marco de las investigaciones sobre el siniestro que costó la vida a 154 personas, una buena parte de ellas canarias o residentes en las Islas. La Asociación de Afectados del Vuelo JK5022 ha presentado ya dos informes, mientras que el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (Sepla) y la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (Ciaiac) presentaron cada uno el suyo. Asimismo, el propio juez encargó también un informe al órgano pericial colegiado. Los representantes de los técnicos de mantenimiento de aeronaves, dos de cuyos miembros están imputados por el accidente, no han presentado aún el suyo.

La compañía Spanair ya había señalado la responsabilidad directa de los pilotos de la aeronave en el siniestro cuando se procedía al despegue en la pista de Barajas. En las conclusiones del informe, Spanair resalta que los dos pilotos del avión estrellado estaban "correctamente habilitados" para realizar el vuelo, pero apunta a una "falta de la disciplina necesaria" en cuanto a que no confirmaron "debidamente" la configuración de los "slats" y "flaps" para el despegue. La compañía ofrece como razones aparentes para esa "disciplina deficiente" la primera interrupción del vuelo tras apreciarse una anomalía en la indicación de la sonda RAT (temperatura total del aire de impacto), "el deseo de minimizar las demoras en la salida", el "malestar" de los pasajeros y la "distracción ocasionada por la presencia de una tercera persona en la cabina".

En cuanto al personal de mantenimiento implicado en la resolución de la anomalía de la RAT, Spanair afirma que estaba correctamente habilitado, a pesar de que el juez imputó desde el principio a dos técnicos. "Los técnicos actuaron justificadamente" cuando aislaron el suministro de alimentación al calentador de la sonda RAT, según lo indicado por el MEL (manual), dice Spanair, que insiste en que ni el sistema de indicación de la sonda ni la propia calefacción "eran sistemas esenciales" según ese manual.