Sólo una gestión más eficiente y un uso racional y sensato de los recursos pueden hacer sostenible la sanidad pública. Los expertos alertan sobre los problemas crónicos del sistema sanitario, que se están viendo agravados por la necesidad de cuadrar las cuentas públicas para reducir el déficit y por una oleada de recortes indiscriminados que no están basados en criterios clínicos y de eficiencia, sino en principios meramente economicistas.

Pedro Betancor, catedrático de Medicina, recuerda que el sistema canario de salud adolece de una "insuficiencia financiera crónica" que, lejos de mitigarse, se ha acentuado. "Tenemos una sanidad universal y gratuita pero, sin embargo, se destinan dos puntos menos del PIB que en países como Alemania o Francia, lo que supone que el gasto per cápita es menor para afrontar más prestaciones", advierte Betancor.

El problema de la sanidad no es sólo económico sino también de organización y gestión de los recursos disponibles. "No se ha hecho nada para reestructurar el funcionamiento de los hospitales y centros de salud, la eficiencia del sistema no se ha mejorado pese a los análisis e informes que se han hecho en los últimos 20 años", se queja el fundador de los estudios de Ciencias de la Salud de la ULPGC.

Más contundente se muestra Marcos Gómez, doctor en Medicina y jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Doctor Negrín. En su opinión, la sanidad es la última que debe sufrir los recortes provocados por la crisis. "La sanidad pública no está en crisis sino todo el país, por lo tanto hay que restringir los gastos superfluos, suprimir las instituciones inútiles y eliminar lo que no funciona", asegura Gómez.

Beatriz González, catedrática y especialista en Economía de la Salud, afirma que hasta el 20% del gasto sanitario es ineficiente y no va destinado a temas relacionados directamente con la salud. "Me parece más valiente tomar medidas de ahorro del gasto sanitario y gestionar de forma más eficaz porque no podemos mantener todo como hasta ahora ante la caída de los ingresos públicos", advierte González López-Valcárcel.

"No hay mucho margen para seguir debatiendo sobre la sostenibilidad de la sanidad, hay que tomar medidas sensatas y racionales y no rasgarse las vestiduras por plantear cuestiones como la aplicación de un copago bien diseñado", añade.