Ajustes uniformes.

El documento La sanidad pública ante la crisis, de la Asociación de Economía de la Salud (AES), considera inaceptable que se estén realizando recortes "uniformes y lineales" que afectan a las retribuciones, al personal y a la actividad sanitaria sin tener en cuenta su impacto en la salud a medio y largo plazo. Los expertos defienden que cualquier ajuste en el gasto sanitario debe ir acompañado por reformas que den más eficacia a la gestión y al uso de los recursos.

Reorientar el gasto.

Los expertos creen que se debe avanzar en la reorientación de las prioridades de financiación en el sistema sanitario. Con un alto porcentaje de gasto que no es eficaz en la salud de la población, los economistas de la salud consideran que hay intervenciones de valor dudoso y mala calidad en algunos servicios que se prestan. Por ello se proponen medidas para evitar más ineficacia, gastos prescindibles por innecesarios, errores en la prescripción de medicamentos, infecciones hospitalarias, etcétera.

Listas de espera.

Los expertos critican la gestión de las listas de espera y recomiendan que se establezcan prioridades entre los pacientes en función de su gravedad y de los beneficios esperados de la actuación clínica. Asimismo, consideran inaceptable el compromiso de informar sobre meros agregados de cifras anual o semestralmente como ocurre en el Servicio Canario de Salud.

Copago sanitario.

El debate sobre la necesidad de establecer un copago en la sanidad pública tiene sus defensores y detractores entre los propios sanitarios. Para la mayoría de ellos esta fórmula debe ser el último recurso al que se tendría que acudir tras recortar en gastos innecesarios en otras partes del presupuesto público y una vez se racionalice el gasto sanitario improductivo. En el caso de los economistas de la salud, defienden modificar el copago farmacéutico y establecer un copago bien diseñado que proteja a los más débiles y que sea proporcional bajo el criterio coste-efectividad.