El martes los populares se convirtieron en los reyes de la anécdota y ayer reincidieron. Del "vállase, señor Rivero" que entonó Miguel Cabrera-Pérez Camacho, al modo de la televisiva Aquí no hay quien viva, pasaron a practicar el mutis. Total, en dos jornadas plenarias el PP ha hecho del palacete santacrucero de Teobaldo Power una suerte de corral de comedias. Al toque marcado por la portavoz del grupo parlamentario del PP, María Australia Navarro, en cuanto el presidente de la Mesa del Parlamento anunció que tocaba votar la designación del nuevo Diputado del Común todos a una (aunque muy lejos de Fuenteovejuna) los veinte diputados presentes del PP abandonaron la sala de plenos.

¿La razón? Con su ausencia pretendieron expresar su oposición a la forma en la que los socios del Pacto de Gobierno han afrontado la renovación de los órganos dependientes de la Cámara regional -Consejo Consultivo, Audiencia de Cuentas y Diputado del Común.

¿La consecuencia? Con su teatralidad lo que los populares lograron fue hacer un feo al candidato, Jerónimo Saavedra. Socialista sí, pero también el primer presidente de la Comunidad Autónoma.

El PP no está de acuerdo con las formas adoptadas por CC y PSOE. Y es que ante el temor de que las tres instituciones volvieran a quedar cuatro años más bloqueadas (tenían que haberse renovado la pasada legislatura), tiraron por la calle de en medio y acordaron, entre ellos dos, eso sí, primero consensuar los nombres de los componentes de la Audiencia y del Diputado y, por último, modificar la ley del Consejo. Así, los cuatro consejeros elegidos por el Parlamento, de los siete que lo componen, serán ahora elegidos por tres quintos de la Cámara y no por los dos tercios que introdujo la reforma de 2002. Es decir de 40 diputados necesarios se pasa a los 36. Justo los que apoyan el Pacto.

"No nos vamos a prestar al juego de CC y PSOE", sostiene Australia Navarro.

Ésta aguardó en los pasillos a que acabara la votación mientras iba haciendo cuentas -36 votos a favor y dos abstenciones de Nueva Canarias-. Saavedra, ya prevenido, lo hizo en uno de los despachos del palacete.

El único que faltó a la cita fue el representante del PIL, Fabián Martín. De los que, desde luego, ya no se esperaban noticias era de José Manuel Soria y María de Haro. Tanto el líder del PP en Canarias como la representante palmera debían tener mucha prisa por poner rumbo a Madrid y darse de alta en el Congreso de los Diputados. Tanta prisa que no pudieron ni esperar al debate presupuestario de ayer. O más bien por lo que había prisa era por llegar a tiempo al coloquio político de la cadena Intereconomía del que el ministrable es asiduo.

Eso Soria. Otra cosa es la palmera a la que los cambios la tienen confundida. De Haro era ayer la comidilla entre sus compañeros. Por la mañana, como su jefe de filas, había renunciado a su acta de diputada regional y por la tarde hubo casi que desalojarla del escaño. La Mesa del Parlamento le tuvo que explicar que ya no tenía derecho ocupar esa silla y pedirle que saliera de la sala.