No se observan reintegros de dinero en efectivo (tanto en cajero como en ventanilla) ni gastos en hipermercados mediante tarjeta de crédito". La frase se repite casi una y otra vez en el auto emitido hace apenas dos semanas por la magistrada instructora del caso Las Teresitas, Carla Bellini, cuando analiza el ritmo de vida del exalcalde Miguel Zerolo y su familia entre los años 1998 y 2006.

La magistrada cree oportuno situar el inicio de su repaso en 1998 porque es en ese momento cuando Zerolo forma parte del consejo de administración de Caja Canarias que concede un crédito a Inversiones Las Teresitas para la compra de los terrenos a la Junta de Compensación). En 1999 se producen las manifestaciones ciudadanas contrarias a que los empresarios tinerfeños intenten construir en el frente de playa, y en 2001 es cuando finalmente se da la polémica compra de los terrenos por parte del ayuntamiento santacrucero.

En esos años, los gastos de la familia Zerolo que han sido escudriñados son de 307.005 pesetas en 1998, 1,43 millones de pesetas en 1999; 1,73 en 2000 y 2,17 en 2001. Curiosamente, en 2002 estos cargos en cuenta bajan considerablemente, pero se disparan en lo que se refiere al consumo en hoteles y viajes. Suponen el 69% del gasto fiscalizado y eso hace sospechar a los investigadores que de dónde puede estar obteniendo fondos el exregidor para los que se consideran como gastos básicos en la supervivencia de una familia. "La unidad familiar ha tenido que disponer de otros recursos monetarios", es lo que viene a sentenciar Bellini en el folio 15.072 de la pieza separada número 8 de la causa.

Cuando toca a la puerta el año 2003 los gastos son de 11.992 euros, y el importe total asciende a 16.873 en la anualidad siguiente. El ejercicio de 2004 también resulta placentero para la familia, que se gasta, según consta en las cuentas investigadas con lupa por los agentes, hasta 5.125 euros en restaurantes. El año más fructífero en cuanto a gastos es el de 2006, cuando son 28.712 los computados por viajes, restaurantes, ocio, equipamiento del hogar, estancia en hoteles y retiradas de efectivo en cajeros.

En cuanto a los coches, Bellini subraya que se acredita con la investigación patrimonial que los vehículos del imputado y de su familia fueron financiados en parte mediante ingresos en efectivo, cuyo correspondiente reintegro en las cuentas bancarias no se ha identificado y así se hace constar. ¿De dónde salen esos abonos?

Mundo del motor

La magistrada repara en un total de seis vehículos. Por todos ellos se llegaron a efectuar una quincena larga de pagos que suman alrededor de 30.000 euros y que nunca llegaron a superar los 3.000 euros por abono.

Los regalos también forman parte de la vida del exalcalde. Un informe policial evidencia que en el registro efectuado en un piso de la calle Villalba Hervás aparecen una serie de documentos que evidencian que desde la empresa Vultesa, perteneciente a la familia del imputado Ignacio González, en el año 2000 se le regaló a Zerolo un joyero de plata valorado en 45.250 pesetas, un jarrón de plata valorado en 49.500 pesetas en el 2001; dos candelabros valorados en 185 euros en 2002 y otras dos lámparas tasadas en 409 euros en el año 2004.

La conclusión final de este ritmo de vida es, para la jueza, clara: "Del análisis de las cuentas bancarias y tarjetas de crédito se concluye que existen determinados meses en el periodo de tiempo analizado (1998 a 2006) en los que no se aprecia la existencia de cargos de tarjeta ni reintegros en efectivo con los que se pudiera sufragar la necesidad de productos que se consideran cotidianos (alimentación fundamentalmente), lo que parece indicar que el núcleo familiar podría haber contado con dinero en efectivo al margen de sus cuentas bancarias, y que le permitiese sufragar estos gastos, desconociéndose la procedencia de los mismos".

Es decir, que la instrucción no cree tener aún pruebas de cargo que confirmen que el exalcalde recibió algún tipo de soborno o trato de favor por parte de quienes hicieron de Las Teresitas un negocio de oro.