Felipe Armas, al que la policía señala como presunto testaferro del empresario Ignacio González Martín, mostró un estado de nerviosismo permanente al sentirse vigilado durante los pinchazos telefónicos. "Me han metido en un agujero negro... Estoy fatal. No sé qué hacer", señala a una mujer sin identificar en una llamada.

Ignacio González puso a nombre de Felipe Armas, que trabajaba de peón para él, la mercantil Inversiones Las Teresitas para evitar, según los investigadores, que la presencia del actual presidente de la Cámara de Comercio tinerfeña en el consejo de administración de CajaCanarias frenara la solicitud de un crédito de 5.500 millones de pesetas en 1998 para comprar los solares de la playa chicharrera. "Yo pensé que la cosa era menos grave y es más grave", indica a su interlocutora.

En un informe de la Agencia Tributaria se observa que "cobró numerosos cheques librados desde cuentas ajenas desconociéndose si era en el curso de su actividad profesional", por la que cobraba una media anual de 20.000 euros en los años que abarca la investigación (1998 a 2006). En ese periodo, Hacienda detecta que el montante total de estos cheques es de 90.359 euros.

El hombre afirma estar deprimido y habla de que le han metido en un lío del que desconocía su verdadera dimensión. "Me imputan por malversación de caudales públicos y yo no toco dinero. Ay, Dios...", indica en una conversación mantenida el 28 de septiembre de 2007. Armas se desmarca en todo momento, en las llamadas a diferentes personas interceptadas por la policía, de cualquier posible irregularidad en la compraventa de los terrenos de la playa chicharrera, si bien su lenguaje denota que sabe que lo están escuchando. Incluso, llega a usar cuatro móviles distintos, uno de ellos con una tecnología que dificulta el trabajo de los agentes.

Eso no impide que en algunas de ellas hable de la operación y del momento en el que el 28 de abril de 2007 los agentes irrumpieron en un piso franco de la calle Villalba Hervás, de la capital tinerfeña, en el que se hallaron más de 70.000 documentos relacionados con Las Teresitas y otras gestiones de las empresas de la familia González.

En una de las conversaciones, Armas llega a decir a su interlocutor: "Después me cogieron lo del piso, que era todo lo negro que yo llevaba a la empresa". "¿Y ahí qué tiene que ver el alcalde?", le pregunta la persona con la charla al teléfono. "Hombre, pues porque el alcalde después... si... Las Teresitas se compró en 5.500 millones [de pesetas] y se vendió solo la playa... solo la playa al Ayuntamiento en 8.000. Entonces, claro, piensan que el Ayuntamiento, que el alcalde nos pagó 8.000. Coño, si todo costó 5.000... Entonces piensan que se le dio dinero al alcalde...", responde el trabajador.