El plan que maneja Repsol sobre las posibles prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a Fuerteventura y Lanzarote incluye el ahorro de al menos una de las dos plantas de regasificación, cuya construcción está prevista en las Islas, en el caso de que durante el periodo de exploración se hallen bolsas de gas.

La compañía incluye además en la lista de beneficios la sustitución del gasóleo como combustible utilizado para generar energía eléctrica y para mantener en funcionamiento las plantas de potabilización de agua.

La introducción del gas natural en las Islas está incluida en el Plan de Energía de Canarias (Pecan) y ha generado fuertes controversias por el lugar en el que se debe ubicar la planta regasificadora en Gran Canaria.

Las regasificadoras son las herramientas necesarias para devolver al estado gaseoso el combustible, que llegaría a las Islas como líquido almacenado en buques gaseros. Sin embargo, hallar este hidrocarburo en la zona que pretende explorar la petrolera española permitiría enviarlo directamente en su estado natural, a través de un gasoducto submarino, directamente a tierra.

En ese punto al que se dirija el combustible sería necesario construir una planta de producción que permita dejar el gas natural listo para su distribución por el Archipiélago. Esa planta de tratamiento está presupuestada en 457,4 millones de euros, de los que, siempre según Repsol, 183 millones -el 40%- se quedarían en las Islas

La producción estimada por Repsol es de 79.300 millones de metros cúbicos (2,8 TCF) durante los veinte años que duraría el periodo de explotación. Cada uno de los 15 pozos previstos para extraer gas aportaría al sistema energético canario 1,1 millones de metros cúbicos de media, en un cálculo optimista.

La especificación del tipo de gas que se prevé encontrar lo define como seco, esto es un gas que no se licua en condiciones de temperatura y presión ambiente.