Las 28 empresas petroquímicas de Tarragona mantienen empleados en la actualidad a 10.000 trabajadores. Su llegada a la provincia catalana fue progresiva y se produjo a raíz del inicio del negocio del petróleo, según afirma el director de Comunicación de la Asociación Empresarial Química de Tarragona (AEQT), Tomás Carot, quien defiende que la convivencia entre las empresas, el medio ambiente y los ciudadanos "es posible".

"Somos vecinos, no fabricamos flores, pero queremos crear las mínimas molestias posibles", sentencia Carot sobre cuál debe ser el modelo que debe regir las relaciones entre una industria de estas características y el entorno que la circunda.

El rápido crecimiento del número de petroquímicas en la zona tiene su explicación en la importancia que encierra la "interacción" en este sector, según describe Carot. "Primero llega la petrolera, después la refinería", explica. De la labor de refino surgen sustancias, "por ejemplo, el etileno" que impulsa la llegada de otras fábricas.

El etileno del que habla el director de Comunicación de la AEQT es elemento clave en la fabricación de plásticos. "Lógicamente llegan los productores de plástico", señala, y a renglón seguido una empresa que trabaje con esa materia prima. En este caso, una fábrica de bolsas.

Aprovecharlo todo

"Los primeros interesados en reducir las emisiones a la atmósfera al mínimo somos nosotros", señala Carot. Se refiere con ello al aprovechamiento total que debe hacerse de cuantas sustancias entran o salen en las industrias. "Durante el refino se produce azufre y para qué vamos a generar un problema ambiental como la lluvia ácida si lo podemos recuperar para la agricultura", explica sobre el aprovechamiento para la fabricación de abonos.

Tomás Carot señala que "a veces el riesgo se magnifica". Según sus palabras, ese peligro se "intenta minimizar cada vez más". Él aboga por el mayor conocimiento posible por parte de los ciudadanos y por eso se aplica en abrir las puertas del recinto petroquímico a "escuelas y colectivos de todo tipo, para que puedan comprobar de primera mano qué es lo que realmente se hace".

Todavía dentro del franquismo, la actividad petrolera tenía ya una cierta relevancia cerca de las costas de la más meridional de las provincias catalanas. Claro que entonces era la época del "ordeno y mando", tal como la define el director de Comunicación de la asociación.

Carot explica que con la llegada de Repsol, hace más de 20 años, el panorama comenzó a cambiar y se buscó el entendimiento de las partes. "Siempre que las posturas están lejanas hay dos vías: la confrontación abierta o hacer que las actividades de todos sean compatibles", asegura Carot.

El esquema que él describe pasa por sentar a todas las partes y que cada uno asuma la reducción de los perjuicios que causa a los otros "y reunirse periódicamente para vigilar que se está cumpliendo lo acordado".

En la actualidad, el núcleo petroquímico de Tarragona representa el 25 % de la producción española del sector y el 50 % de Cataluña. También desde la costa tarraconense sale la mitad del total del plástico que se fabrica en el país. "Somos el polígono de estas características más importante del Sur de Europa y el Mediterráneo", afirma el director de Comunicación de la AEQT.