La prospecciones petrolíferas de Repsol en aguas canarias, a 60 kilómetros de las costas de Lanzarote y Fuerteventura y casi tocando la mediana imaginaria con Marruecos, siguen levantando muchos recelos en el país vecino y pueden convertirse en elemento clave del viaje oficial de dos días que el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, inició ayer a Casablanca, donde se entrevistará con varios ministros marroquíes. Aunque en la agenda oficial de Soria no se contempla ninguna conversación formal sobre el asunto con su colega marroquí de Industria, Abdelkader Amara, es seguro que estará sobre la mesa dado que el gobierno de Rabat mantiene aún su rechazo a los sondeos sin haber cerrado antes un acuerdo entre ambos países sobre el trazado de la mediana marítima. El ministro canario tiene la oportunidad de pulsar directamente la nueva actitud de Rabat.

Soria llega a Casablanca, donde asiste a una cumbre de empresarios de ambos países que hoy inaugura el Príncipe de Asturias, conociendo de antemano la oposición marroquí de fondo a las prospecciones en la zona, pero también siendo consciente que las expresiones de rechazo se han matizado mucho en los últimos tiempos. Frente a la consideración de "inaceptables" con que fueron saludadas por Rabat las primeras autorizaciones a Repsol en 2001, la aprobación en marzo pasado del nuevo decreto permitiendo los sondeos sólo ha provocado una tibia respuesta. Una reacción que, por cierto, ha contrastado con las reiteradas y sombrías advertencias en este sentido auguradas por Gobierno de Canarias y en especial su presidente, Paulino Rivero.

Hasta la fecha, sólo el ministro marroquí de Industria ha realizado algún comentario oficial al respecto. Lo hizo durante su visita a España en febrero y sólo para reclamar al Gobierno español "concertación" para abordar una negociación tanto sobre la mediana marítima, como sobre las prospecciones. Los sondeos y la mediana "son temas difíciles de abordar" y llevar a cabo las prospecciones de forma unilateral "no sería un buen comienzo" en las relaciones entre el entonces recién formado Gobierno español y Marruecos, según afirmó entonces el ministro de Industria marroquí. Madrid ha evitado en todo momento avivar la dialéctica de la confrontación con Marruecos sobre la idea básica de que ambas cuestiones no están relacionadas y de que España ejercerá su derecho a las exploraciones petrolíferas en aguas de su competencia, al igual que Marruecos "lo está haciendo en la parte suya", según aclaró al vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en respuesta al ministro marroquí. La número dos del Ejecutivo español también descartó una negociación cercana o un cambio en el statu quo sobre el trazado de la mediana marítima.

Soria podría aclarar en su encuentro en Casablanca con su colega de Industria la posición actual del gobierno marroquí, pero resaltando sobre todo que no hay debate ni discusión sobre el derecho de España a explorar los fondos marinos en esas aguas.

Al tiempo, podría tener una información más directa sobre los resultados de las exploraciones que Marruecos está llevando a cabo en la zona de su lado de la mediana y reclamará garantías medioambientales. Para ello deberá contar con la sinceridad del ministro marroquí, algo que se puso en duda en el monarca alauí, Mohamed VI, cuando le dijo al presidente de Canarias el pasado 13 de abril que Marruecos "no había encontrado petróleo" en sus aguas.

Ese viaje oficial de Rivero a Marruecos levantó precisamente suspicacias en algunos sectores del Gobierno central y del PP por considerarlo una deslealtad hacia la diplomacia de Estado. Pero lo cierto es que no sólo el viaje tuvo el aval de la embajada española en Rabat, sino que el propio Mariano Rajoy agradeció a Rivero, en su entrevista del 22 de mayo en La Moncloa, el acercamiento al país vecino. Y es que pese a la oposición de Rivero a los sondeos, que es bien visto por Marruecos, el viaje sirvió para que Mohamed VI aceptara como una cuestión de orden interno la nueva autorización a Repsol y para que asumiera sin aspavientos la decisión española llevar a cabo las exploraciones.

Sin embargo, ha sido Rivero quien en varias ocasiones ha advertido desde entonces del rechazo marroquí sin antes acordar la mediana marítima entre ambos países. Si desde el primer momento el líder nacionalistas, junto a varios de sus compañeros, advirtió del riesgo de reabrir un conflicto diplomático con Marruecos, tras su viaje oficial a ese país ha recrudecido el mensaje. Hace sólo unos días aseguró que el Estado "se meterá en un conflicto" con el régimen de Rabat porque éste "no toleraría" unos sondeos a 60 kilómetros de la costa de Lanzarote y Fuerteventura porque eso significará que está en la zona donde se litiga por el trazado de la mediana.

Con este debate de fondo, desde el ministerio se intenta centrar el foco en las posibilidades empresariales en Marruecos y restar peso al debate petrolífero, aunque admiten que será difícil.