El PSC se asomó al abismo en el 12º Congreso regional celebrado en el sur de Tenerife. La dirección federal del partido se vio obligada a intervenir para frenar la dimisión presentada por José Miguel Pérez y la consiguiente creación de una gestora. El líder socialista se resistió a las presiones para ceder a Tenerife la Secretaría de Organización y esto le costó el órdago de ver como sólo el 53,9 % de los delegados votaban a favor de su candidatura.

La tensión y la crispación afloraron durante la madrugada y la mañana del domingo. Bien entrada la noche se rompieron las negociaciones y Pérez amagó con dimitir, dejando al partido en una situación muy complicada y el pacto de gobierno con Coalición Canaria a punto de saltar por los aires. Tenerife exigía a Javier Abreu como secretario de Organización y Pérez no cedía con Julio Cruz, un dirigente que se ha convertido en una persona de la máxima confianza del líder del PSC. La organización de Tenerife se encontraba ante la tesitura de romper el partido y cedió ante las presiones de Ferraz.

No fue hasta el mediodía de ayer cuando se terminaron de perfilar los nombres de la nueva Ejecutiva. Javier Abreu y los suyos quedaron reducidos a una presencia simbólica en el órgano de dirección del PSC, por lo que se afianzan los dos dirigentes tinerfeños que forman parte del núcleo duro de Pérez, es decir, Dolores Padrón y Francisco Hernández Spínola.

Las dos islas más beneficiadas de esta crisis interna son Gran Canaria y La Palma. El secretario insular grancanario y alcalde de Arucas, Ángel Víctor Torres, coloca a tres personas de su confianza en la Ejecutiva, dos de ellas con cargos orgánicos. Por su parte, el líder socialista palmero, Manuel Marcos Pérez, logra una ascensión fulgurante y obtiene la Vicesecretaría de Asuntos Políticos y Comunicación como premio a su apoyo al secretario general.

"Los errores los asumo yo y los aciertos son de todos", dijo Pérez en el discurso final del congreso. El secretario general de los socialistas canarios pidió a los delegados dejar atrás las "batallas internas", asumió el resultado del cónclave y exhortó a los compromisarios a trabajar en solucionar los problemas de los ciudadanos. Pérez presumió de haber elegido a su equipo con plena autonomía, eso sí, no sin antes dejarse por el camino el apoyo de buena parte de Tenerife.