El Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), sociedad mercantil pública creada por el Gobierno regional, comenzó su andadura en 1992 como una entidad dedicada a la investigación, el desarrollo y la innovación, con el compromiso de prestar servicios de alto valor a las empresas y a la sociedad isleña para lograr una economía más sólida y competitiva.

Este gran laboratorio del ingenio posee en ejecución en estos momentos más de medio centenar de proyectos, a cargo de las distintas unidades organizativas del ITC.

El centro de tecnología surgió con el objetivo de impulsar el desarrollo tecnológico del Archipiélago y orientar adecuadamente el futuro de la política industrial hacia la creación de empresas en sectores emergentes. A lo largo de estos 20 años, el Consejo de Administración ha estado presidido por doce consejeros del Ejecutivo regional.

Actualmente, el consejero delegado es Nicolás Díaz Chico y el organigrama cuenta con una dirección de Innovación (Antonio López) y tres divisiones funcionales que abarcan toda la actividad de la empresa: Servicios Centrales (Javier Pardilla), Investigación y Desarrollo Tecnológico (Gonzalo Piernavieja) e Innovación Tecnológica (Antonio Lecuona).

La sociedad mercantil posee como sedes propias la de la calle Cebrián, en la capital grancanaria, en Pozo Izquierdo (Santa Lucía) y Santa Cruz de Tenerife, y presta servicios en oficinas en el resto de las Islas, excepto en La Gomera.

Desarrollo industrial

La labor del ITC como instrumento al servicio de las empresas isleñas se consolida a partir de la elaboración del Plan de Desarrollo Industrial de Canarias, que otorgaba al ITC la capacidad de desarrollar programas para identificar e inventariar las capacidades investigadoras y programas de identificación de necesidades de las compañías, impulsar líneas estables de investigación ligadas a los recursos naturales del Archipiélago. Además, contempla programas específicos para lograr un "retorno" significativo para las empresas y centros de investigación de los grandes proyectos con base en las Islas.

Aprovechar los recursos naturales de Canarias, como el sol y el viento, ha sido uno de los pilares básicos en los que se ha sustentado la investigación en el Instituto y sobre los que ha girado gran parte de los proyectos desarrollados en sus departamentos en el área de I+D. Esta empresa pública, que tiene en su haber unas cifras espectaculares respecto a los servicios ofrecidos, la formación impartida, la gestión de proyectos europeos realizada, los desarrollos tecnológicos instalados en países africanos, abarca tareas y cifras "desconocidas por mucho ciudadanos" , reconoce Díaz Chico.

Entre los hitos de este núcleo investigador destacan los proyectos que ahora son una realidad y en los que el ITC participó en su gestación, como el de la central hidroeólica de la isla de El Hierro, haber construido la primera desaladora alimentada exclusivamente con energía eólica en las instalaciones de Pozo Izquierdo, o las diferentes instalaciones físicas en varios países de África Occidental, que siguen funcionando y que tienen que ver con desaladoras pequeñas que funcionan con energías renovables.

En estos dos últimos años, el ITC ha orientado su trabajo hacia el máximo aprovechamiento de los recursos naturales, humanos y económicos del Archipiélago para consolidar una "plataforma de conocimiento, potenciar la valía de las Islas y apoyar el crecimiento empresarial como fuente generadora de riqueza", señala Díaz.

Hizo especial hincapié en las grandes posibilidades de crear negocio en los sectores emergentes de la biotecnología, con la producción del microalgas, y la ingeniería mecánica, basada en diseño y fabricación de instrumental quirúrgico y prótesis para su uso en medicina.

La innovación también representa hoy otro eje vertebral de la actividad que desarrolla el ITC, para contribuir al desarrollo de una economía basada en el conocimiento, que cree riqueza y genere empleo de calidad. El Instituto está gestionando numerosas actuaciones de promoción e incorporación de la innovación en el ámbito empresarial, con el fin de facilitar la adaptación de las empresas a las nuevas necesidades del mercado, propiciar su internacionalización y favorecer la transferencia de tecnología.

Con una plantilla de 198 trabajadores, el ITC no escapa de la crisis. Afronta los recortes presupuestarios con el reto de captar más ingresos a través de proyectos privados, ofrecer más servicios y colaborar con otros organismos. Su futuro pasa por una reestructuración interna, donde el impacto sobre el empleo sea "mínimo" a costa de recortar los sueldos para garantizar que siga siendo una empresa puntera.