Ángel de la Fuente

Economista e investigador del CSIC

¿Cree que los duros recortes anunciados por el presidente del Gobierno servirán para reactivar la economía?

No. Más bien al revés, seguramente hay un riesgo elevado de que muchas de estas medidas reduzcan el consumo y alarguen la recesión. Pero no se toman para estimular la economía sino porque es urgente reducir el déficit público. No podemos estar mucho tiempo con déficits cercanos al 10% del PIB y menos aún con unos mercados financieros tan nerviosos como los actuales. Hay que recortar gastos y/o subir impuestos y tasas.

Subir el IVA u otros impuestos no implica recaudar más.

Eso es bastante discutible. Normalmente, cuando se suben los tipos se recauda más. Es verdad que si llevas las cosas al extremo puede pasar lo contrario, en parte a través de un aumento del fraude y en parte a través de una caída del consumo, pero yo creo que estamos lejos de haber alcanzado ese punto.

¿Está España intervenida, si no de forma oficial sí de facto?

El mundo no es blanco o negro, sino lleno de tonos distintos de gris. Cuando entramos en la Unión Europea renunciamos a una buena porción de nuestra soberanía económica. Esto ha ido a más desde entonces con la reforma de los tratados, la creación del euro, etcétera, y nunca nos ha parecido mal. Ahora pedimos ayuda y nos ponen condiciones. Si lo llamamos intervención suena feo, pero es posible que nos venga bien que nos empujen un poco desde fuera para hacer ciertas reformas que necesitamos en cualquier caso.

El Ejecutivo no sólo rechazó compartir con las comunidades autónomas el punto de déficit que España logró arrancar a Bruselas, sino que las fuerza a recortar más para acelerar la reducción del déficit. ¿No debería haber sido más flexible?

El reparto del margen adicional de déficit tendrá que negociarse. Tengo la impresión de que el Gobierno central se resiste a ceder de entrada porque no quiere que las regiones se relajen ahora, que parece que por fin se están poniendo a recortar, y preferiría guardarse un cierto margen para compensar ex post posibles desviaciones tanto autonómicas como estatales.

Las autonomías tienen que recortar gastos. ¿En qué partidas se debería de incidir?

Me temo que habrá que tocarlo prácticamente todo pero, por supuesto, convendría empezar por eliminar todo lo superfluo. Así a bote pronto, yo diría que casi todas las televisiones autonómicas son perfectamente prescindibles. También sobran muchas embajadas autonómicas, se podrían eliminar un montón de subvenciones de carácter dudoso y algunos organismos regionales que duplican sin necesidad las funciones de otros estatales, como los defensores del pueblo. En algunos sitios parece que había más coches oficiales de lo razonable o demasiados gastos en viajes de carácter lúdico...

Sanidad y Educación concentran la mayor parte del gasto autonómico.

Precisamente porque concentran el grueso del gasto autonómico va a ser inevitable reducir el gasto en estas partidas u obtener más recursos vía tasas. Si no, no llegamos. Y yo creo que también aquí hay margen para ahorros razonables que permitan mantener un servicio de calidad en condiciones equitativas para los ciudadanos. Por ejemplo, en algunos sitios los libros de texto o las comidas escolares eran gratis para todos, pero esto no es necesariamente razonable. Lo mismo pasa con las comidas en los hospitales o con las medicinas de los jubilados. Hay mucha gente que se puede pagar estos servicios y no tiene sentido regalárselos. Otros no, y a ésos es a los que hay que proteger especialmente.

¿Tendrán las autonomías que subir más sus impuestos?

Las autonomías tendrán que escoger la combinación de subidas de impuestos y recortes de gasto que consideren menos mala en cada caso. Pero tienen que asumir de una vez su mayoría de edad fiscal y dar la cara ante sus ciudadanos. En muchos casos, eso supondrá subir sus impuestos y explicar a los votantes por qué lo hacen.

¿Las comunidades deberían crear nuevos tributos para incrementar sus ingresos?

Con la posible excepción de tasas medioambientales, es difícil pensar en cosas potencialmente gravables que no estén ya gravadas. Pero no hace falta inventar impuestos nuevos, las comunidades tienen margen para subir o bajar los tipos en los impuestos que tienen cedidos total o parcialmente.

¿Qué le parece el recorte del 30% en el número de concejales?

No me parece mal. Seguramente con un 30% menos aún tenemos suficientes concejales para asegurar la proporcionalidad en la representación y para que se repartan el trabajo que tienen que hacer de una forma razonable. Algo se ahorrará, pero poco. Es más un gesto que otra cosa.

¿Hay que reducir el número de ayuntamientos en España?

Sería bueno, pero es muy difícil administrativamente y porque a la gente no le gusta la idea de perder su identidad municipal. De todas formas, la mayor parte del ahorro posible se puede obtener por otras vías. Una es la que parece que el Gobierno está considerando en estos momentos: hacer que sean las diputaciones las que presten servicios en municipios pequeños para así explotar las posibles economías de escala.

¿Está de acuerdo con la limitación en los sueldos de los altos cargos públicos?

Con algún tipo de limitación o de baremo, sí. Pero creo que el principal problema es que los sueldos de los altos cargos públicos son demasiado bajos. Tan bajos que resulta muy difícil atraer a gente razonablemente capaz porque ganan mucho más en el sector privado, o que generan incentivos casi irresistibles a buscar ingresos complementarios por vías poco sanas. Mala idea en cualquier caso.

Usted es funcionario, ¿le indignan las medidas anunciadas por el Gobierno?

En absoluto. Hay que repartir los costes y nosotros somos casi los únicos en este país que sabemos con cierta seguridad que nuestros empleos no corren peligro inminente.

El empleo público se ha incrementado un 10% en los últimos cuatro años. ¿Cómo se explica?

Entre mi lista de cosas a hacer está buscar información sobre esa variable, pero todavía no me he puesto. Me gustaría ver de dónde sale ese dato y mirar con cuidado la letra pequeña porque en principio no me cuadra con las limitaciones a la oferta de empleo público que hemos tenido en los últimos años, a pesar de la inercia que llevan estas cosas. Habría que pensar sobre qué falla en un sistema que permite ampliar plantillas en administraciones que tenían que ser conscientes de la necesidad de fuertes recortes.

¿Es eficiente el funcionariado español?

¿Y los periodistas o los empleados de banca? Supongo que habrá de todo. Yo conozco a muchos que sí, y a alguno que deja bastante que desear.

Si usted tuviera que hacer recortes en este campo ¿qué propondría?

Tengo la sensación de que podríamos arreglarnos con bastantes menos funcionarios, aunque habría que mirar cada caso. Empezaría enviar los efectivos disponibles a los sitios donde realmente se les necesita, cerrando o reduciendo organismos o servicios que seguramente están sobredimensionados debido al traspaso de competencias a las autonomías.