Un total de 32 activistas españoles prosaharauis, entre ellos dos canarios, subió ayer en un avión regular desde Madrid con destino a Argelia para llevar ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados de Tinduf. Los cooperantes hacen oídos sordos a las recomendaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, que mantiene su llamamiento a la responsabilidad de las ONG y su advertencia respecto a la amenaza a la seguridad en los asentamientos.

Los activistas, procedentes de catorce comunidades autónomas, no quieren dejar "en el abandono" a los expatriados e insisten en que las medidas de seguridad establecidas por las autoridades argelinas y el Frente Polisario -encargados de la protección en la zona- son máximas. Los voluntarios viajan cargados con alrededor de 600 kilos de alimentos y medicamentos, sobre todo analgésicos, antibióticos, protectores solares y colirios contra la conjuntivitis, que atormenta a la mayoría de los residentes por culpa del viento y la arena. Es todo lo que pueden transportar en cajas y maletas. Los viajeros agotaron toda la capacidad de carga autorizada para intentar satisfacer algunas de las necesidades de los locales.

Algunos de los integrantes de la expedición fueron repatriados el pasado 28 de julio por el Gobierno español, que fletó una aeronave de las fuerzas aéreas para evacuar a doce españoles el pasado 28 de julio ante la "amenaza inminente" de un posible rapto o un ataque terrorista. Uno de los que regresa es Jesús Martínez, de la ONG vasca Mundubat, que retorna a los campos de refugiados para reafirmar su "compromiso" con el pueblo saharaui. Reconoció que se trata de una "zona complicada" y hay "cierto riesgo", pero considera que esta contingencia es "asumible". Todo sea por continuar con el proyecto de distribución de alimentos que lleva a cabo esta entidad, en colaboración con la organización belga Oxfam Solidarité. Distribuyen raciones para 125.000 personas. Martínez permanecerá en Tinduf hasta diciembre, mientras que la mayoría del resto de cooperantes volverá a sus regiones el sábado, entre ellos el consejero del Cabildo grancanario y presidente de la Federación Estatal de Instituciones Solidarias con el Pueblo Saharaui, Carmelo Ramírez, y la edil de Telde Josefa Milán. Para Ramírez, en este campamento "no hay ni más ni menos seguridad que en cualquier parte del mundo".

El viaje servirá para inyectar "moral y esperanza" a los refugiados, "una manera de que no se sientan solos y olvidados", añadió el vicepresidente de la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla, Miguel Castro, también miembro de la expedición. El activista acusó al Gobierno español de "engañar" y promover un "brindis al sol al reino de Marruecos" al hablar de alarma en el territorio de Tinduf. Castro denunció la decisión "excesivamente preventiva" por parte del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo.

El colaborador andaluz criticó que España es "cómplice" de Marruecos por intentar "quebrar la línea de apoyo a los saharauis, que sobreviven gracias a la ayuda humanitaria". No obstante, el Ministerio resaltó ayer que tiene intención de mantener esta ayuda y subrayó que la evacuación de los cooperantes en julio fue "voluntaria" tras ser informados de que había un "serio riesgo para su seguridad".

En el aeropuerto de Barajas, el presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara, José Taboada, reclamó antes de partir que no se acabe con los proyectos de cooperación en Tinduf porque "es lo único que tienen". "No se ha podido vencer a los saharauis y la única manera de derrotarlos es hacerles pasar hambre y eso no lo vamos a permitir", advirtió Taboada. Recordó que existe un fuerte protocolo de seguridad en la zona para evitar nuevos raptos, después de los de Enric Gonyalons y Ainhoa Fernández, liberados el 18 de julio tras nueve meses de cautiverio.