"Hombre, los juguetes del niño son lo último en tocarse". El comentario de Prudencio Lorenzo, presidente de Cecapyme, expresa el sentir general entre los comerciantes de las distintas zonas de tiendas en la ciudad. Ojo: quien dice juguetes, dice también artículos de última tecnología (tablets, consolas de vídeo juegos, ordenadores, smartphones...). "El sector de la electrónica lleva un tiempo ya al alza, esa es la tendencia del mercado y lo que piden los niños y los no tan niños", añade Ignacio Guerra, presidente de la asociación comercial de Siete Palmas. Con paga o sin ella, los más pequeños tendrán lo suyo, o al menos, parte de lo que demandan por estas fiestas.

Aunque lo que puede resultar un alivio o consuelo para algunos empresarios también se convierte en un factor de pérdida de competitividad, o cuando menos, público, en otras zonas comerciales. Así lo advierte Marianela Caballero, presidenta de la zona comercial de Pedro Infinito, en el entorno de Schamann, quien comenta que "en nuestro caso, a varias jugueterías [que llegaron a ser un clásico en el barrio] las hemos perdido ya".

Caballero explica que en Schamann "el público es más bien mayor, son los tíos y los abuelos los que más suelen pasear por la zona", que ha sufrido tiempos difíciles, y que ahora trata de reinventarse con nuevos atractivos para los consumidores. De ahí la puesta en marcha de iniciativas como La noche bohemia, anunciada para estos días con talleres, mercadillo, conciertos o encuentros literarios. "Se trata de animar a la gente para que se acerque hasta donde estamos", apunta la representante de las tiendas de la zona.

La empresaria, no obstante, vaticina que "será una Navidad bastante triste", en previsión de una caída del consumo dado el actual momento económico, al que se añade el recorte de las pagas extra a los funcionarios.

La medida, que el Gobierno central aprobó en verano, y que ocasionó una oleada de críticas desde el sector público, también está siendo rechazada por algunas comunidades autónomas. Es el caso del País Vasco, que contemplaba hasta hace unos días pagar a sus trabajadores la nómina extraordinaria de Navidad. El ministerio de Hacienda ya amenazó con llevar al Tribunal Constitucional cualquier disposición contra el recorte, y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció un conflicto de competencias con el Gobierno vasco, y la petición de dictamen del Consejo de Estado ante el amago de rebelión.

Otra autonomía, Extremadura, ha barajado la posibilidad de retrasar al mes de enero de 2013 el abono de la paga extra a sus trabajadores, lo cual también ha sido puesto en cuestión desde Hacienda, que considera esta solución un fraude de ley.

Esto no ha impedido que hasta las corporaciones locales hayan tomado sus propias iniciativas: el Ayuntamiento de Ávila sí dio el visto bueno al adelanto en enero de la próxima paga de verano, como intento de reactivar el consumo navideño. Sus funcionarios deberán decidir de forma individual si se acogen a esta medida.

El conflicto, posiciones políticas aparte, revela la falta de convicción de algunas regiones sobre la efectividad del recorte, que, cómo los demás, está condicionado por las exigencias de Europa sobre el cumplimiento de los objetivos del déficit en España (el 6,3% para este año).

Sin rebeldías

Otras comunidades han criticado la supresión de la paga, pero acatan su aplicación. Además de Canarias, regiones como Cantabria se han pronunciado en el mismo sentido, advirtiendo de que no acatar las disposiciones del Gobierno podría suponer un serio conflicto ante los tribunales. Valencia o Asturias han seguido por este camino.

Quienes no han tenido dudas acerca de la necesidad de la intervención de la Justicia han sido los sindicatos, que han acudido hasta los órganos jurisdiccionales para recurrir el recorte. UGT, CC OO y el CSIF se han mostrado muy activos en estas acciones, y confían acabar ganando la razón ante el juez.

Las sentencias, sin embargo, aun en el caso de darles la razón, no llegarán a tiempo para mejorar el panorama navideño. Algunos establecimientos, los especializados en alta tecnología, esperan aguantar el tirón. Otros, como las tiendas de ropa, confían en que si la campaña de Reyes va mal al menos puedan recuperarse en las rebajas, con un público más receptivo.