La devaluación del bolívar ha hecho que algunos canarios que residen en Venezuela no puedan plantearse volver a su tierra natal al no disponer de ahorros suficientes para costearse el viaje. Los que en su momento dejaron el país tampoco se plantean volver a la octava isla dada las grandes carencias que padecen sus compatriotas.

JOSÉ MIGUEL DELGADO E ISABEL CEDRÉS

"Si tuviera dinero regresaba a Canarias sin pensarlo dos veces"

José Miguel Delgado e Isabel Cedrés, de 71 años y 69 años respectivamente, son un matrimonio tinerfeño que lleva 48 años viviendo en Venezuela. La inseguridad que hay en el país es la principal razón por la que quieren volver a las Islas. "En Tenerife por lo menos se puede salir a la calle por la noche porque aquí desde las siete tienes que estar encerrado en casa. A mí me han atracado ya 14 veces a punta de pistola", cuenta José Miguel. Aunque asegura que él ya está acostumbrado al estilo de vida de Venezuela, señala que "a mi mujer le cuesta más y es por ella por lo que volveríamos a Canarias".

La principal razón por la que no han podido dejar la octava isla no es otra que la falta de dinero. "La subida de precios es horrorosa y ahora los pasajes de ida y vuelta a España cuestan más del doble que hace un tiempo. Si tuviera dinero regresaba sin pensarlo dos veces", afirma Delgado. Su día a día también se ve afectado por la devaluación del bolívar. "La fruta, la carne, el pollo o las medicinas son algunos productos que no podemos comprar porque cuestan demasiado", comenta. A ello se suman el queso, el salchichón o el jamón.

Otros productos, directamente, no los encuentran en los supermercados. "Leche no hay y cuando llega a las tiendas vas corriendo antes de que se acabe. Lo mismo pasa con el azúcar o con la pasta de dientes", relata Delgado.

DOMINGO CORREA

"Los artículos de lujo no escasean, lo que faltan son productos como el arroz"

El orotavense Domingo Correa se fue a Venezuela cuando aún era un niño pero en el momento en que decidió formar una familia regresó a Canarias "porque la calidad de vida es infinitamente mejor" y hay más seguridad, reconoce. A pesar de que más de 5.000 kilómetros lo separan de su segundo hogar, Correa está al tanto de la situación que viven sus antiguos paisanos. "Mis familiares y amigos me cuentan que ya hay desabastecimiento en los supermercados. Las cuestiones de lujo, las delicatessen, no faltan, lo que no hay son productos básicos, como el arroz o el pollo", relata. Otro de los problemas que conlleva la devaluación es la aparición de los especuladores.

Con el cambio monetario, el precio de los billetes para ir a ver a la familia también se ha incrementado. "Cada vez es más difícil volar a Venezuela y a quienes lo tenemos que hacer, no nos queda otra que desembolsar el dinero", apunta.