El 16 de marzo de 1940 la España peninsular y balear dejó de regirse por el horario que le correspondía. La simpatía que Franco sentía por Hitler hizo que hasta cambiara el huso horario del país (excepto Canarias) para acercarse más a Alemania e Italia. Los españoles pusieron en el reloj la hora nazi. Setenta años después aún no se ha corregido esta decisión, que provoca desfases horarios en verano de hasta dos horas en relación con el horario solar.

Los husos horarios se establecieron en 1884 tras una conferencia en Washington donde se configuró una hora de referencia mundial (UTM) y, a partir de ella, se dividió el globo terrestre en 24 zonas, partiendo siempre del Meridiano 0 o de Greenwich. La aparición del ferrocarril fue la que hizo necesaria una unificación de horarios entre las distintas ciudades y países. España adoptó el huso que le correspondía, es decir el mismo horario que el Reino Unido, Portugal o Marruecos.

La decisión de cambiar el horario se plasmó en una escueta orden aprobada por el Gobierno el 7 de marzo de 1940. En ella se fijó el 16 de marzo como el inicio de la medida. En la orden explicaba "la conveniencia de que el horario nacional marche de acuerdo con los de otros países europeos". Pese a que en el artículo cinco de dicha disposición se indicaba que "oportunamente se señalará la fecha en que haya de restablecerse la hora normal", nunca se ha hecho.

Una directiva de la Unión Europea señala que permanecer en los husos horarios correspondientes favorece el ahorro energético. La hora oficial de España es hoy la misma que la de Francia, Holanda, Alemania, Dinamarca o Noruega, un contrasentido porque todos estos países pertenecen a otro huso horario.

En el informe elaborado por la subcomisión del Congreso que estudia la racionalización de los horarios se propone recuperar el huso horario anterior.

La subcomisión propone, además, otras acciones para racionalizar el horario español, como la implantación de la jornada continua.