Con más de 50.000 horas de vuelo y 34 años de trayectoria ininterrumpida el legendario Fokker 27 se jubiló ayer. Un arco de agua y una corona de laurel, impuesta por el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, Francisco Javier García Arnáiz, despidieron al último de este tipo de aviones del Servicio de Búsqueda y Salvamento Aéreo (SAR ) de Canarias, que el lunes realizará su viaje final para posicionarse en Madrid a la espera de nuevos aires.

El Ejército rindió honores en la Base Aérea de Gando, en Gran Canaria, a esta aeronave, que acaba su vida operativa tras efectuar miles de evacuaciones sanitarias de enfermos graves en las Islas, ya que durante muchos años fue el único medio disponible para realizarlas. Además de proteger a los pilotos militares y civiles que surcaban los cielos del Archipiélago y a los marineros que faenaban en el África subsahariana, entre otras misiones.

El avión es sustituido por otro denominado Delta 4, especializado en la vigilancia marítima y de salvamento y dotado de las más modernas tecnologías, con equipos de comunicación vía satélite y transmisión de datos e imágenes durante el vuelo.

En él viajan dos pilotos, un radarista y un observador y sus sistemas de búsqueda permiten la detección de los objetivos, tanto de día como de noche, pese a las posibles malas condiciones del mar. Su incorporación en las Islas implica la posibilidad de que, a partir de enero de 2014, pueda desplazarse a Yibuti y participar en la Operación Atalanta contra la piratería somalí.

Fue una tarde de marzo de 1979 cuando tres Fokker pintados de blanco aterrizaron en la Base Aérea, procedentes de Holanda, para iniciar su singladura canaria. A mediados de este año uno de los Fokker 27 quedó instalado en el Museo del Aire y otro será colocado en alguna rotonda.

En 2005 el Ministerio de Defensa aprobó la reconversión de aviones Casa-Nurtanio 235, ubicados en Matacán (Salamanca), y adaptarlos para vigilancia marítima (Vigma). A partir de ahí y, a fin de optimizar recursos en tiempos de crisis, los nuevos aparatos se han implantado en Madrid y Mallorca y ahora el programa de actualización llega al Archipiélago.

El solemne evento de ayer comenzó con una parada militar por un centenar de efectivos del 802 Escuadrón de Fuerzas Aéreas/RCC Canarias y miembros de la Unidad Cinelógica del Ala 46, mientras la Unidad de Música del Mando Aéreo de Canarias (Macan) interpretó el himno nacional para recibir la enseña de España.

Misiones

Posteriormente, llegaron los mandos, que pasaron revista a las tropas y saludaron a los asistentes, unos 200 militares del Ejército del Aire, Tierra y Armada, además de otros cien nostálgicos. Al acto acudió la cúpula militar, el Consejo Superior de Aeronáutica, integrado por siete tenientes generales, el general jefe del Macan, Javier Salto Martínez-Avial, el jefe del 802 Escuadrón de Fuerzas Aéreas, Carrillo, así como la delegada del Gobierno, María del Carmen Hernández Bento, el consejero regional de Obras Públicas, Transportes y Política Territorial, Domingo Berriel, y la alcaldesa de Telde, María del Carmen Castellano, entre otras autoridades civiles y militares.

Otón fue el encargado de ofrecer una breve alocución sobre la actuación del Fokker en Canarias, no sin antes recordar que el SAR empezó su despliegue en el Archipiélago en enero de 1955 con dos aviones bimotores anfibios y dos helicópteros Sikorsky. Con el transcurso de los años llegaron los Fokker 27 y los helicópteros Super Pumas.

Del dispositivo SAR evocó que la entonces 51 Escuadrilla de Salvamento -hoy 802- tiene como área de responsabilidad más de 1,5 millones de kilómetros cuadrados, el 80% de ellos sobre el agua. El cumplimiento de esta misión posibilita "el desarrollo de un tráfico comercial aéreo y marítimo seguro, que son el eje fundamental de la economía canaria, de su turismo, suministro y comercio", expuso. Igualmente, se da protección a los pesqueros en el banco sahariano y a embarcaciones de recreo.

En las misiones nacionales, el Fokker ha operado bajo las condiciones propias de las Islas, con vuelos a largas distancias, principalmente sobre el mar, dando protección y auxilio a los helicópteros del SAR.

En estos 58 años en Canarias, esta unidad ha efectuado más de 7.000 misiones reales y salvado más de 3.900 vidas. Este servicio está integrado en la actualidad por 156 personas, entre pilotos, mecánicos, operadores radaristas, observadores, rescatadores, enfermeros, especialistas en electrónica informática, administrativos y personal de apoyo a las operaciones aéreas.

Tras la intervención del jefe del 802 Escuadrón de Fuerzas Aéreas, se procedió al tributo y ofrenda floral a los caídos, momento en el que un F18 sobrevoló el lugar. A continuación, se llevó a cabo el desfile terrestre y el aéreo, con el Fokker 27 y el Delta 4 volando juntos, escoltados por dos Super Puma. El ejercicio aéreo obligó a desviar tres vuelos comerciales a Tenerife Sur, según confirmaron fuentes de Aena.

Seguidamente, los asistentes se desplazaron hasta el aparcamiento de la Sección de Apoyo al Tránsito Aéreo, donde tomó tierra el Fokker 27, un "Rocinante" para el recuerdo, describió el teniente coronel Javier Otón, en alusión al caballo de Don Quijote. Él y el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, Francisco García, colocaron en una de las ventanas delanteras del avión una corona de hojas de laurel como recompensa por su labor. El comandante Fernando Rubín, el teniente Jairo Hernández y el sargento Alejandro Costas fueron los últimos en desplegar las alas del Fokker 27. Al bajar le dijeron adiós con un nudo en la garganta, el mismo que sintieron varios militares presentes.