Las tres películas de Adrián Guerra pendientes por filmar entre 2014 y el primer trimestre de 2015 son Palmeras en la nieve (Fernado González Molina), El hombre que mató a Don Quijote (Terry Gilliam) y Maldito viernes (Paco Plaza). Entre las tres suman más de treinta millones de euros de presupuesto. Hasta hoy, los títulos más destacados de su filmografía son Buried (Rodrigo Cortés, 2010), su opera prima, que fue nominada a 10 Premios Goya, entre ellos a la Mejor Película; Luces Rojas (Rodrigo Cortés, 2012), protagonizada por Robert de Niro, Sigourney Weaver, Elizabeth Olsen y Cillian Murphy; Guest (José Luis Guerín, 2010), y Grand Piano (Eugenio Mira, 2013), protagonizada por Elijah Wood y John Cusack. Este verano estrenará The Gunman (Pierre Morel), superproducción filmada en Barcelona cofinanciada con Joe Silver -productor de Matrix- y Sean Penn, protagonizada por este último, Idris Elba y Javier Bardem.

La voz de Adrián Guerra ha sido esta semana, por primera vez, una de las de referencia en España para manifestarse desde el lado del sector audiovisual sobre la reforma proyectada por Montoro en sus aspectos relacionados con el cine. El presidente de la Academia del Cine, Enrique González Macho; el presidente de la federación de productores de cine, Ramón Colom, o los productores de Lo imposible, Belén Atienza y Enrique López Lavigne, han sido otras voces que se han escuchado. Precisamente, Juan Antonio Bayona, director del filme sobre el tsunami, que le valió el último Premio Nacional de Cinematografía, reaccionaba así en Twitter al anuncio de Hacienda: "Si se confirman las nuevas deducciones fiscales al cine, ya puedo olvidarme de poder rodar Guerra Mundial Z 2 en España. Debe tratarse de un error".

Califíqueme de forma condensada lo que ha significado para usted la propuesta de reforma fiscal presentada el lunes.

Es pequeña, sin ninguna ambición. Ni siquiera tiene intención de solucionar los problemas actuales del sector audiovisual.

¿Cómo han sido, en lo personal y laboral, estos días tras conocer la noticia?

Muy complicados. La reforma va justamente contra el tipo de películas que promuevo, es decir, con presupuestos más altos que la media española y donde el grueso del dinero viene del extranjero en forma de preventas o inversión privada. Con estos cambios, cualquier proyecto que se quiera rodar en Canarias por encima de ocho millones de euros deja de tener sentido. Películas así llevan años de trabajo. Toda esta labor se perderá.

¿Cómo ha caído la propuesta entre el sector en España?

La reacción ha sido de enorme decepción, puesto que estos dos años se ha negociado la reforma y se había llegado a acuerdos de mínimos que no se han respetado. Con las subvenciones en declive, las televisiones pagando menos por los derechos y un incentivo al 18% en la Península, la única solución para el sector en España va a ser venirse a Canarias.

Usted mantiene además estrechas relaciones con agentes del sector en Hollywood. ¿Cómo la han valorado allí?

Llevo toda la semana recibiendo llamadas de todo el mundo en Los Ángeles y Londres preguntándome con estupor sobre la reforma. No entienden nada. Quieren venir a gastarse el dinero en España y el Gobierno español los expulsa. Es el primer país del mundo que se comporta así.

Tiene un proyecto recién finalizado pendiente de montaje (Cómo sobrevivir a una despedida), otro de rodaje inminente (Palmeras en la nieve) y dos más en preparación (El hombre que mató a Don Quijote y Maldito viernes, de Paco Plaza). ¿Les afectará el anuncio del lunes?

Efectivamente. Estamos pendientes de ver cómo se tramita la reforma antes de tomar decisiones en firme, pero llevarnos parte del gasto fuera de España es una opción que está en la mesa de forma necesaria para apoyar la viabilidad económica de los proyectos.

"El cine vive en una nube. No es nada más que la voluntad de gente empeñada en hacerlo", afirmó recientemente Paco Cabezas, joven director español, tras su primera experiencia en Hollywood. ¿Es hora de plantearse en serio mudarse de país para hacer películas?

Lo fácil sería habernos ido de España, pero como español y canario mi deber es intentar ayudar a que el sector cinematográfico pueda desarrollarse aquí. Hay mucha gente que vive de esto. Pero si se nos ponen trabas, claro que tendremos que irnos.

¿Qué es lo mejor y lo peor de la propuesta de Hacienda?

Lo peor, y esto es algo que no se ha subrayado lo suficiente, es la creación de un tope de tres millones de deducción por película. La parte técnica de la reforma sí que mejora la seguridad jurídica, refrendando los criterios expuestos en consultas estos años.

¿En qué perjudica el tope de desgravación por película de tres millones de euros?

Es un atentado contra cualquier intención de crear empleo e impacto económico a gran escala. Es el fin de Exodus o Heart of the Sea en Canarias. Esto sin hablar del enorme impacto publicitario y turístico que estas grandes producciones ofrecen. Con esta propuesta, Canarias dejará de estar en los cines de todo el mundo.

El corresponsal de Variety en Madrid ha escrito que la propuesta puede ser el punto y final de los "días de rock & roll" que el cine de Hollywood ha vivido en España los últimos cinco años. ¿Cuál es la cantidad de tope que usted le propondría al ministro Montoro como razonable?

Lo razonable es un mínimo de diez millones de euros, igual que en Francia. En España, Hacienda entiende que su medida es como una subvención al cine. No ha comprendido que no lo es, que el incentivo es una inversión con un gran potencial de retorno fiscal y económico a la sociedad. Con diez millones, estaríamos hablando de películas que gastarían en Canarias unos treinta millones de euros.

Algunos argumentan que un tope es razonable, en todo caso.

Y, sin embargo, en otros lugares, como Gran Bretaña, no lo hay. Y eso sucede así porque en esos sitios el legislador entiende que mientras más se gaste, más se recibe como retorno. Han comprendido que lo que de verdad interesa son las inversiones grandes.

Sin embargo, muchos han puesto el acento en el bajo porcentaje del incentivo, que prácticamente se mantiene. ¿Cómo interpreta esta medida de aumentarlo solo dos puntos, al 20%, y únicamente para el primer millón de euros?

El único sentido que tiene es dar un titular a los medios de comunicación, poder decir que se han subido los incentivos. Aparte de eso nada más.

Ramón Colom, presidente de Fapae, la federación de productores de cine de España, ha dejado la puerta abierta para una nueva negociación. ¿Es optimista respecto a posibles rectificaciones en el período que deberá pasar hasta que se apruebe?

Es mi esperanza. Esperamos que se entienda que no se trata de pedir por pedir, sino de algo que es bueno para el conjunto del país. Con nuevos datos y más reflexiones confiamos en que se pueda modificar. Con la actual propuesta, los grandes cineastas, los consagrados, rodarán fuera, y los miles de personas que trabajan en esas filmaciones se beneficiarán, pero serán los técnicos, actores y servicios de esos países. En verdad es la falta de un modelo sostenible para el cine en España lo que nos ha traído hasta aquí.

Apuesta entonces por que se rectifique.

Eso es, y de forma especial en el asunto de los límites al incentivo, que es el más importante de todos. Y del menos que se ha hablado.