Una retirada a tiempo es una victoria. Quizás José Miguel Pérez tuvo en mente esta célebre frase de Napoleón Bonaparte antes de esquivar las primarias del PSOE el 19 de octubre para elegir a su candidato a presidir el Gobierno de Canarias. La oleada de cambios que demanda la sociedad ha arrastrado al actual vicepresidente y consejero de Educación de las Islas, que se aparta de la pugna por ser cabeza de lista de los socialistas en las elecciones de mayo de 2015. De talante tranquilo, este catedrático de Historia Contemporánea intentó llevar su forma de ser y de trabajar en la universidad a la política, pero se equivocó de estrategia. No es un hombre de partido y eso le ha pasado factura.

Pérez se va, pero no del todo. No concurrirá a la batalla para capitanear el PSOE en los próximos comicios, si bien su intención es permanecer en el cargo de secretario general de los socialistas en el Archipiélago hasta después de las elecciones generales del próximo año. Pondrá su cargo a disposición de la formación en el primer trimestre de 2016, aunque los críticos con su gestión exigen que adelante esta decisión. Pérez tuvo un amago de dejar el puesto en cuanto el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, le nombró a finales de julio secretario de Educación de la nueva Ejecutiva Federal.

El consejero de Educación, Universidades y Sostenibilidad del Gobierno de Canarias nació el 10 de abril de 1957 en Las Palmas de Gran Canaria, en la calle Doña Perfecta de Schamann, en referencia al personaje epónimo de la novela de Benito Pérez Galdós. Quién le iba a decir que años más tarde sería directivo de la Fundación dedicada al escritor y político.

José Miguel Pérez siempre ha presumido de sus orígenes. En 2010 leyó el pregón de las fiestas de Los Dolores en su barrio y ensalzó los sacrificios de muchas familias para sortear las dificultades de una época marcada por el hambre.

De familia humilde, sus vecinos le recuerdan con cariño como un niño muy serio, responsable y prudente. Con 14 años formó parte de movimientos cristianos junto a un grupo de amigos. Se caracterizaba por ser un chico intelectual.

Estudió el Bachillerato y COU en el colegio Salesianos y en el Instituto Nacional de Bachillerato Pérez Galdós. Licenciado en Filosofía y Letras (1978) y Doctor en Historia por la Universidad de La Laguna (1987), ha sido profesor de Enseñanza Media en el Colegio Claret, profesor de la Escuela de Trabajo Social de Las Palmas y profesor del Colegio Universitario de Las Palmas, subdirector de dicho centro y jefe de la División de Geografía e Historia en años en los que se dependía de la Universidad de La Laguna. Cuando, gracias a la presión social, se fundó la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en 1989, Pérez fue designado decano comisario de la Facultad de Geografía e Historia, plaza que ocupó durante más de diez años.

Experto en Historia social y política contemporánea, así como en Historia de Canarias, ha publicado numerosos libros y artículos. Igualmente, ha dirigido varias tesis doctorales y tesinas de licenciatura.

Su especialidad es el reinado de Isabel II. De hecho, Pérez centró su tesis doctoral en el período isabelino en las Islas. La principal línea de investigación de este historiador abarca mediados del siglo XIX.

En la actualidad Pérez es el único catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Ha sido profesor invitado en distintas universidades (Córdoba, Complutense, Carlos III) y Maître de Conferences el curso 1993-1994 en la Université Paris VIII Saint-Denis.

Carrera fulgurante

Este humanista ha dirigido las nueve ediciones de los Cursos de Historia Política Contemporánea de España en la Casa Museo León y Castillo. Es miembro de los Comités Científicos de los Coloquios de Historia Canario-Americanos y de los Congresos Galdosianos.

En su haber, ha participado como ponente en numerosos congresos nacionales e internacionales. Miembro de distintas sociedades científicas y de la Academia Canaria de la Historia. Ha sido directivo de la Fundación Juan Negrín, que él impulsó, y del Colegio de Doctores y Licenciados de Las Palmas.

José Miguel Pérez se ha casado dos veces, tiene tres hijos y quiere con locura a sus dos nietos, a los que le encanta pasear y enseña sus fotografías a sus amigos.

Al margen de su faceta familiar y docente, un sector del PSOE bautizó a Pérez y a Arcadio Díaz Tejera los paracaidistas, ya que, como caídos del cielo, aterrizaron en 2003 en el socialismo isleño como independientes para encabezar las listas del partido al Cabildo de Gran Canaria y al Ayuntamiento capitalino, respectivamente.

Pérez dejó su despacho 132 de la Facultad de Geografía e Historia para dedicarse plenamente al PSOE. Ejerció como consejero en la oposición de la corporación insular entre 2003 y 2007 y, tras las elecciones de ese año, presidió la institución, a la que aportó sosiego. Nunca tuvo una oposición muy fuerte y, pese a las diferencias con Nueva Canarias en su pacto de gobierno, no tuvo mayores problemas. Siempre se ha definido como un hombre de consenso.

Entre sus logros durante esta etapa cabildicia destacan la adjudicación para construir la central hidroeléctrica de Chira-Soria, el impulso del tren para unir la capital con Maspalomas, el proyecto del pabellón Gran Canaria Arena y el consorcio turístico del sur de la isla. Por contra, PP le critica que durante sus cuatro años de mandato no visitó los 21 municipios, desaire que tampoco perdonan varias agrupaciones locales del PSOE.

En una carrera fulgurante, tras siete años en el ruedo político, resultó elegido secretario general de los socialistas canarios en un congreso extraordinario en marzo de 2010 al recibir el respaldo de 133 delegados (54,28%), frente a los 112 (45,72%) de su rival, Manuel Marcos Pérez, afín al líder saliente, el ex ministro y eurodiputado Juan Fernando López Aguilar.

Manuel Marcos Pérez hoy ejerce como vicesecretario general de Asuntos Políticos y Comunicación del PSOE en las Islas.

También en 2010, en octubre, José Miguel Pérez se batió en primarias con Santiago Pérez para elegir al candidato del PSOE para las elecciones autonómicas de 2011. José Miguel Pérez ganó con cerca de 3.000 papeletas frente al millar de su adversario. El histórico militante Santiago Pérez abandonó el partido en marzo de 2011.

El PSOE fue la formación más votada en los comicios regionales de 2007, con el rostro de López Aguilar en los carteles, que consiguió 26 escaños. Sin embargo en 2011, con la candidatura de José Miguel Pérez, el partido obtuvo el peor resultado electoral de su historia y pasó a ser la tercera fuerza política, al quedarse con 15 diputados, once menos que cuatro años antes. Paradójicamente fue un dulce fracaso, ya que, pese a este resultado, con menos diputados que nunca, el PSOE logró entrar en el Ejecutivo regional, después de más de 20 años fuera del poder.

El secretario general del PSOE de Canarias desde 2010 no lo ha tenido fácil en los últimos años, sobre todo, desde que resultó reelegido como secretario general del PSC-PSOE en junio de 2012 con apenas un 53,95% de los votos de los delegados que asistieron al XII Congreso Regional celebrado en Tenerife.

Fue el único candidato que se presentó, a pesar de que meses antes un grupo de militantes, entre los que se encontraban Eligio Hernández y Pedro Anatael Meneses, anunciaron una alternativa para la dirección. En cambio, esta vía no fructificó y Pérez no tuvo rival. Aún así el desenlace dejó al descubierto la debilidad de su liderazgo.

Debilidad

Del total de los 228 votos emitidos, obtuvo 123 votos a favor y 105 en blanco. Salió tocado. Un pírrico triunfo que dejaba entrever que su camino estaría lleno de espinas.

Aunque algunos le llaman el Mudito, Pérez, como otros políticos, ha tenido que tragarse palabras desafortunadas. En 2011, en un desayuno con periodistas, sin cámaras y sin grabadoras, aseguró que autorizaría las prospecciones petrolíferas cerca de Lanzarote y Fuerteventura "con los ojos cerrados". Fue tal el revuelo que se montó -el PSOE en Lanzarote se le echó encima- que tuvo que salir para desmentirlo y abandera ahora la campaña antipetróleo.

Las fricciones internas no le han dado respiro, pero este hombre de carácter tranquilo cual Santo Job medita hasta la saciedad cada una de sus decisiones. No hace vida orgánica, nunca le ha gustado armar mucho ruido, sino pasar de puntillas por las discusiones y evitar los enredos. Es firme en sus principios, pero acepta de forma olímpica las derrotas, según sus allegados, que le describen como una persona leal. Lealtad que ha demostrado en el pacto de gobierno con Coalición Canaria. Tanto que en numerosas ocasiones ha antepuesto su fidelidad a los nacionalistas a los intereses del PSOE. La desatención a los suyos le ha granjeado desencuentros en La Palma, El Hierro, La Gomera y parte de Tenerife, con los que ha perdido el feeling. Las bases también le afean su alejamiento y que gestione el partido desde la oficina. La fuga de afiliados es cada vez más evidente.

Eso sí, nadie cuestiona su buena gestión al frente de la Consejería de Educación, Universidades y Sostenibilidad. Ha dejado huella de su férrea defensa de la educación pública en la construcción de nuevos colegios, la apertura de los comedores escolares en verano, el aumento de profesores y en su afán por amortiguar los recortes presupuestarios.

Renunciar a las primarias del PSOE no va a ser la última lección magistral de Pérez. Al catedrático le han convencido para que se presente al Senado en las elecciones de 2015, aunque él mismo ha confesado en innumerables ocasiones que no quiere vivir de la política.