"Queremos agradecer a las representantes del Parlamento canario la posibilidad de llevar a cabo este avance que es, a todas luces, progresista". Son las palabras de Joan Tardá, del Grupo Esquerra Republicana, tras escuchar el 2 de noviembre de 2004 a las diputadas canarias Belén Allende (AHI) y Dolores Padrón (PSOE) defender un cambio legislativo para asegurar la misma proporción de hombres que de mujeres en las listas electorales. Las intervenciones de los otros grupos políticos -excepto el del PP, que se opuso- fueron en la misma línea con respecto a esta iniciativa de AHI que, aunque hizo historia en ese momento, no fue sencilla de sacar adelante.

Para empezar, tardó tres años en llegar a la Cámara Baja, ya que Allende presentó la propuesta en el Parlamento de Canarias en 2001 para poder remitirla luego al Congreso, y no fue sino hasta 2003 cuando fue aprobada por la Asamblea regional. "Fue un auténtico calvario, ya que se pidieron muchos aplazamientos para presentar enmiendas", explica la ahora consejera del Cabildo de El Hierro. Sin embargo, AHI no desistió: "Queríamos acabar con esa oligarquía masculina de hombres que pierden horas y horas debatiendo porque no tienen que conciliar la vida familiar con la laboral", relata.

Finalmente, y una vez se tuvo como aval el apoyo del Parlamento canario, la propuesta llegó al Congreso, donde se encontró con otro escollo. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se encontró de repente en las manos una iniciativa que quería abanderar él y que, para su disgusto, iba a ser defendida por los herreños. "Fueron momentos de gran tensión. Nunca pensé que oiría los chillidos de doña Teresa Fernández de la Vega [entonces vicepresidenta del Gobierno de España] diciendo por activa y por pasiva que no iba a permitir que nadie le arrebatara algo que quería liderar ella".

Plante de las socialistas isleñas

Por suerte, las diputadas socialistas canarias se plantaron. "Es uno de los pocos momentos que recuerdo de valentía de las mujeres de los partidos políticos. Hicieron una pequeña rebelión y dijeron que estaban dispuestas a romper la disciplina de voto si el PSOE se posicionaba en contra de la toma en consideración de la iniciativa", indica Allende. "Ojalá hubiera más valentía a la hora de dejar los intereses partidistas a un lado y primar el interés general", añade.

Cuando por fin le tocó defender el cambio de la Ley de Régimen Electoral General, Allende estaba emocionada. "Sentí una gran responsabilidad, era un momento muy ansiado. Desde 2001 y desde la isla más pequeña de Canarias se tuvo la valentía de decir, por fin, a la porra con esta discusión que siempre sacaban los partidos políticos cuando llegaban las elecciones sobre cuál debía ser el papel de las mujeres en política", afirma. "El rojo que suelo llevar en los labios, estaba bien marcado para que me diera ánimos y no me temblaran las piernas, porque era mi primer estreno en una tribunal de alto nivel", recuerda. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario: "Me sentí muy cómoda, aunque eché de menos la presencia de varios ministros, algo que es bastante frecuente y que me parece una falta de respeto. Aún así, sentí la ilusión de tener el honor de que, desde Canarias, se diera un paso histórico".

Finalmente, el Congreso tomó en consideración esta iniciativa. De los 311 votos emitidos (el hemiciclo tiene 350 representantes políticos), 185 fueron a favor; 124, en contra y dos abstenciones. Más tarde, la norma fue modificada y las elecciones municipales de 2007 fueron las primeras tras la entrada en vigor de la Ley de Igualdad, que limita a un 40% la presencia de candidatos de un mismo sexo como mínimo. Aunque el PP recurrió las listas paritarias, el Tribunal Constitucional rechazó el recurso.