La historia está plagada de líos de faldas unidos al poder político, un cóctel explosivo que ha provocado que decenas de cargos públicos hayan visto descarrilar sus trayectorias profesionales. La lista de personajes que se han visto envueltos en enredos amorosos resulta interminable y muchos han caído de sus tronos gubernamentales. El presidente de Extremadura, José Antonio Monago, del PP, se ve estos días inmerso en un tornado mediático por culpa de Cupido, cuyas flechas le jugaron una mala pasada. En su etapa como senador en la anterior legislatura viajó a Canarias 32 veces entre el 3 de mayo de 2009 y el 4 de noviembre de 2010 para visitar a su entonces novia Olga María Henao Cárdenas, empresaria de origen mexicano y simpatizante del partido. Monago cargó sus vuelos a Gran Canaria y Tenerife al presupuesto de la Cámara Alta, que abona los desplazamientos de los parlamentarios para ejercer sus funciones sin ningún tipo de control.

La polémica llega en un momento en el que el PP está tocado por varios casos de corrupción y la última encuesta del CIS, que muestra el hartazgo y la indignación de la sociedad.

Los viajes del presidente extremeño en clase business a las Islas para mantener encuentros galantes a costa del erario público y en plena crisis económica soliviantan aún más a miles de ciudadanos. Es la comidilla en todas las tertulias.

El PP extremeño y el Grupo Parlamentario Popular en el Senado justificaron esta semana los traslados de Monago a quien supuestamente se le había encomendado realizar una labor de "apoyo a Canarias". Una versión que ha causado sorpresa y malestar entre sus compañeros del Archipiélago, pues no les constaba dicha misión. Recuerdan que Monago les acompañó en reuniones esporádicas, pero no pueden confirmar que sus estancias en año y medio guardaran relación directa con asuntos canarios que se concretaran en iniciativas parlamentarias. De hecho, nunca habló de esta comunidad autónoma desde su escaño en el Senado en el anterior mandato.

Monago es uno de los líderes regionales que más despuntan en el PP, enarbola siempre que puede la lucha contra la corrupción como su principal bandera y reclama mano dura contra los imputados en el seno de su propia fuerza política. Ahora defiende hasta la saciedad su honor y su labor política durante su época como senador. "A mí ya me avisaron de que esto iba a pasar y algunos me dijeron: ten cuidado porque estás promoviendo algunas cosas y te van a atacar". Es su respuesta al verse salpicado por sus viajes costeados por los contribuyentes para estar con su entonces pareja, la empresaria Olga Henao que residía en Tenerife y ahora vive en Londres.

El político popular estaba casado con Ana María Cordón, con la que tiene dos hijos, y de la que se divorció posteriormente, aunque tras la ruptura con su amiga de las Islas, reanudaron su compromiso.

Desde que estalló la noticia del uso indebido de dinero público por parte de Monago arrecian las críticas de los grupos de la oposición, que exigen la devolución íntegra del coste total empleado en estos viajes si fueron para desarrollar actividades privadas y que formalice, acto seguido, su dimisión. Es más, las veleidades de Monago llegarán a la Asamblea de Extremadura, donde tendrá que dar explicaciones. El partido regionalista Prex-Crex ya ha registrado una pregunta al respecto que deberá contestar en el próximo pleno.

Monago ya ha avisado de que no se le pasa por la cabeza dimitir. El barón del PP, que gobierna en minoría, vincula sus visitas a las Islas a su ocupación como representante público.

Quien sí ha anunciado su marcha es el diputado por Teruel Carlos Muñoz, forzado por la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, ya que en los dos últimos años ha viajado varias veces a Tenerife con cargo al Congreso para ver a la misma amiga del presidente extremeño. Asimismo, Muñoz abandonará su cargo como secretario general provincial.

Salvando las distancias, otro senador de la anterior legislatura que se vio en el ojo del huracán fue el socialista Casimiro Curbelo, detenido el 14 de julio de 2011 tras verse involucrado en un altercado en la sauna Gola en Madrid e insultar a dos policías nacionales.

Días después de la aciaga noche en el local de ocio de la calle Orense y empujado por la presión de su partido dejó el escaño en la Cámara Alta. "Curbelo avergüenza al PSOE y debe dimitir", llegó a decir la que fuera directora del comité electoral del PSOE, Elena Valenciano. Palabras que fueron respaldadas por el entonces portavoz del Gobierno y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, y quien era presidente del Congreso de los Diputados, José Bono.

Las denuncias cruzadas entre el dirigente de la isla colombina y los agentes llegaron a los tribunales.

Éste es un ejemplo de la larga relación de mandatarios que han visto minada su carrera como consecuencia de escándalos políticos y sexuales y han pasado de los informativos al papel couché.

Pero sin duda uno de los de mayor impacto mundial fue el caso Lewinsky, que salió a la luz en 1997. El affaire de Bill Clinton con la becaria Monica Lewinsky hizo tambalear su presidencia de Estados Unidos. Ella le contó sus tórridos encuentros a su amiga Linda Tripp, quien filtró grabaciones de esas conversaciones al fiscal especial Kenneth Starr, que investigaba al demócrata por otros motivos.

A partir de ahí se conocieron las intimidades de su relación sexual. Lexinsky, que admitió que "no estaba contenta" con el hecho de que la relación se hubiera limitado a sexo oral, llegó a guardar un vestido azul con manchas de semen del presidente. Las acusaciones y la publicación de los detalles más escabrosos de sus encuentros en el Despacho Oval de la Casa Blanca desembocaron en una alarmante caída del respaldo popular al marido de Hillary e hizo perder la Presidencia a los demócratas en 2001, año en a Clinton le reemplazó George W. Bush.

La historia está repleta de romances, escarceos y relaciones extramatrimoniales, que, en general, no son perdonados por la opinión pública. Lances que dañan la popularidad de los políticos y pueden provocar hasta conflictos entre países. En este punto cabe reseñar el caso Profumo, que tuvo lugar en el Reino Unido en 1963, cuando se conoció la relación del ministro de Defensa John Profumo con la bailarina Christine Keeler, quien, a su vez era amante de un capitán soviético Yevgeny Ivanov, posible espía, lo que removió los cimientos de todo el Gobierno británico.

Capítulo aparte merece John Fizgerald Kennedy. El primer presidente católico estadounidense sucumbió a los encantos de Marilyn Monroe. Quedó para los anales su sensual imagen mientras interpretaba Happy Birthday, Mister President en su fiesta de cumpleaños en mayo de 1962, ante 15.000 personas en el Madyson Square Garden. Jackie Kennedy declinó acudir al show. La erótica del poder de J. F. K. atrajo a la actriz Angie Dickinson y la cabaretera Blaze Starr.

El que fuera gobernador de Nueva York Eliot Spitzer tuvo que abandonar el cargo en 2008 tras divulgarse que había gastado 4.000 dólares en una prostituta de lujo. La investigación posterior demostró había gastado cerca de 80.000 dólares en una década de encuentros con mujeres. Su sustituto David Paterson, afroamericano e invidente, también tuvo relaciones con otras féminas durante una crisis con su esposa, pero aclaró que no uso "dinero público" para ello.

El actor y exgobernador del Estado de California Arnold Schwarzenegger también engañó a su esposa y tuvo incluso un hijo fuera del matrimonio. La infidelidad le costó el divorcio.

Aventuras

Numerosas aventuras amorosas o conductas sexuales inapropiadas han sacudido al mundo.

El exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss Kahn se vio involucrado en mayo de 2011 en una agresión sexual a una camarera en un hotel de Nueva York. El político francés, al que se le atribuyeron hasta once supuestas amantes, dimitió.

En Europa, son antológicas las fiestas bunga-bunga que el exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi celebraba en su mansión de Ancore, en Milán, y a las que invitaba a jóvenes para participar en orgías. Fue condenado a siete años de cárcel por el caso Ruby, donde se le culpó de abuso sexual a una menor de edad. No podrá ejercer ningún cargo. Berlusconi, procesado en una treintena de causas en 20 años, ya es un cadáver político. No pisará la prisión. Tiene 76 años.

Resuenan los amoríos del presidente francés Nicolás Sarkozy, que estuvo casado con Cecilia Ciganer hasta octubre de 2007. Dos meses más tarde se comprobó que su corazón tenía una nueva inquilina, la cantante y celebrity Carla Bruni. En febrero de 2008 se casaron.

Sin salir de Francia, su actual presidente, Françoise Hollande, tuvo un flirteo con la actriz Julie Gayet mientras su pareja oficial era la periodista Valérie Trierweiler.

En clave nacional hay que recordar a Miguel Boyer, quien se divorció de la ginecóloga Elena Arnedo tras 21 años de matrimonio en medio de los rumores que le unían a Isabel Preysler, con quien pasó por la vicaría en 1988. La polémica suscitada motivó su dimisión como responsable de Economía del Gobierno socialista en julio de 1985.

Sin olvidar los romances de Rodrigo Rato, Felipe González, Alfonso Guerra y Francisco Álvarez Cascos, que han tratado en vano de ocultar sus vidas bajo llave. Más recientemente, la concejala socialista del ayuntamiento de Los Yébenes (Toledo) Olvido Hormigos dimitió en febrero de 2013 tras la difusión en Internet de un vídeo erótico dirigido a un amante. Desde entonces se ha convertido en una incondicional de los programas rosas. Espacio que también invaden desde hace más de diez años el exalcalde de Marbella Julián Muñoz, que engañó a su esposa Maite Zaldívar con la folclórica Isabel Pantoja. Su felicidad tornó en pesadilla por la operación Malaya, de blanqueo de capitales. Hoy Muñoz y Zaldívar permanecen entre rejas, mientras la tonadillera se conciencia de su pronto encarcelamiento.

Y es que "cuando una persona está enamorada de otra confía contra viento y marea en ella". Ése fue el pretexto de uno de los abogados de la Infanta Cristina para refutar su imputación. Está al borde del banquillo por fraude fiscal en el caso Nóos, con Iñaki Urdangarín como principal acusado. El revuelo de esta investigación de presunta corrupción, cazar elefantes en un safari en Botswana en plena crisis en España y su amistad con la princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein, de la que varios medios europeos afirmaron que era su amante, marcaron el final del reinado de Juan Carlos I, que abdicó el 2 de junio. Nadie escapa a las redes del amor y el poder.