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Fricciones por los límites marítimos

Rabat reclama las aguas saharauis que se incluyen en la zona exclusiva de Canarias

Marruecos protesta por la ampliación de la plataforma continental que aumenta la soberanía española

Rabat reclama las aguas saharauis que se incluyen en la zona exclusiva de Canarias

Marruecos sale al paso. El país vecino ya se ha pronunciado sobre la pretensión española de ampliar su soberanía sobre la plataforma continental hasta las 350 millas al oeste de Canarias, 150 más de las 200 millas reconocidas ahora como zona económica exclusiva en esa zona del Atlántico. Y lo ha hecho para rechazarlo de manera rotunda, ampliando así el pleito histórico abierto con España a cuenta de la delimitación de la mediana marítima frente a las costas del Archipiélago, con la explotación de los recursos naturales de la zona como telón de fondo. El Gobierno de Rabat reclama para sí las aguas saharauis sobre cuyos fondos marinos España quiere ampliar su soberanía, y parece sugerir una negociación a tres bandas, con la ONU como intermediario, en la que vincular ambos temas: la mediana marítima con Canarias y la ampliación de la plataforma continental de cada uno de los países.

Lo cierto es que España se esperaba una reacción del régimen marroquí contra su propuesta, presentada en la sede de Naciones Unidas el pasado 17 de diciembre y que deberá defender el próximo verano ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental, encargada de decidir. De hecho, para tratar de evitar este conflicto, la propuesta española, por la que amplía en 296.5000 kilómetros cuadrados su soberanía sobre fondos y lechos marinos en el Atlántico, pasaba por alto la cuestión saharaui y se limitaba a una genérica mención a los "derechos de terceros que puedan ser reclamados en su día", por parte del Estado que finalmente la ONU reconozca como soberano de ese territorio. Sobre esta idea, el Gobierno español lo fía todo a una posterior negociación entre las partes de la misma forma que va a hacer en el norte con Portugal en relación a una zona limítrofe con Madeira, sobre la que también se pleitea por una franja de unos 18.000 kilómetros cuadrados.

La reacción marroquí a la ambiciosa reclamación española de ampliación de soberanía marítima llegó el pasado día 10 de este mes, fecha en la que presentó un escrito ante la ONU rechazando la pretensión por considerar que ésta afecta "a la plataforma continental en zonas marítimas que conciernen a Marruecos y España y que aún no están delimitadas", atribuyéndose así el gobierno de Rabat la soberanía de las aguas saharauis incluidas en la reclamación española. El escrito marroquí señala su "rechazo a cualquier acto diseñado unilateralmente para delimitar la plataforma continental", y sugiere una negociación en la que se incluya la cuestión de la mediana marítima con Canarias.

Marruecos ha defendido tradicionalmente que esa mediana no debe ser equidistante entre las costas canarias y africanas, sino que debe tenerse en cuenta que la extensión hacia el oeste de la plataforma continental. Desde hace años, ambos países tienen bloqueada esa negociación mientras que uno y otro han concedido permisos de investigación de hidrocarburos en el límite de la mediana teórica. Y aunque Madrid ha respetado las concedidas por el país vecino en su zona, Rabat protestó enérgicamente la concedidas por España a Repsol en aguas canarias.

Propuesta española

El ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación está estudiando el escrito marroquí y elude por ahora hacer una valoración al respecto, aunque se remite a lo establecido en la propia propuesta de ampliación de la plataforma continental canaria. Fuentes de la Oficina de Información Diplomática sostienen que "se está haciendo lo que todos los países ribereños" tanto en relación con la solicitud de ampliar la plataforma continental, como en la búsqueda de acuerdos cuando las zonas de varios países vecinos se sobreponen. El argumento español es que cuando exista un Estado con el que negociar la soberanía sobre los lechos marinos y subsuelos en esa zona, se negociará con él.

Cabe recordar en este sentido que esa nueva soberanía no afecta a las aguas propiamente dichas, que seguirán siendo internacionales a todos los efectos a partir de las 200 millas. No cabe por tanto una explotación de los posibles recursos pesqueros por parte del país que amplia su plataforma continental, sino sólo los recursos que se encuentren sobre el lecho y el subsuelo marinos. En el primer caso se destaca sobre todo la existencia de recursos biogenéticos, sobre todo bacterias de uso famacológico, mientras que en el segundo se da por improbable la existencia de recursos mineros, incluidos gas o petróleo, y en todo caso inviable por cara su posible investigación y explotación.

El coordinador del equipo científico que ha realizado los estudios geológicos en los que se sustenta la reclamación española, Luis Somoza Losada, miembro del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), dependiente ahora del ministerio de Economía y Competitividad, eludió ayer valorar la reacción marroquí alegando que no es una cuestión técnica ni científica y que corresponde hacerlo al Ministerio de Asuntos Exteriores, aunque cree que "la ampliación de la plataforma al oeste de Canarias en nada afecta a Marruecos". No obstante, opina que "no es preciso un acuerdo previo, sino que los países plantean una reclamación y a partir de ahí se alcanza un acuerdo para delimitar la plataforma de cada uno de ellos a partir de los puntos equidistantes entre sus territorios más cercanos", aclara el científico de la entidad minera.

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