Acción Cultural Española (AC/E), la sociedad estatal encargada del pabellón de España en la Expo de Milán 2015, es ajena a una larga serie de polémicas generadas durante años en el terreno de la promoción turística. Si bien es razonable entender que ni el diseñador ni la empresa pública española se pararon a pensar en que la solución escogida para dar a conocer los vinos españoles iba a originar una polémica, también lo es que esta se produzca cuando una línea sale del topónimo Gran Canaria para morir en Tenerife.
Tantas veces la playa de Las Canteras o las dunas de Maspaloma han sido utilizadas por turoperadores y agencias de viajes para vender las excelencias de Tenerife que, indefectiblemente, la tensión que esos hechos han cocinado a fuego lento durante decenios brota a la menor ocasión.
A buen seguro un vallisoletano no se sentirá tan ofendido por que la línea que coloca en el mapa su afamado Cigales muera en León. Ni siquiera se detallan en esta imitación de los trazos dibujados a mano alzada por un cocinero los límites provinciales, lo que da mayor capacidad de maniobra al diseñador.
Sin embargo, en los consejos reguladores de Gran Canaria y La Palma levanta ampollas la elección de la comunicación icónica. En una isla, no existe la prolongación del espacio, lo que está en una allí se queda y es imposible entenderlo en la isla de al lado.
AC/E la creó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en abril de 2010 y ese mismo año capitaneó la presencia española en la Exposición Universal de Shanghái. Es el resultado del plan de racionalización del sector público que unió a tres sociedades en esta. Entre las que la integraron se encontraba precisamente la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales (SEEI), encargada hasta entonces de la presencia española en las exposiciones internacionales y universales.
