La frontera de seguridad de la España peninsular ya no se encuentra en el Mediterráneo ni la canaria en el Atlántico. Esta se encuentra ahora en la franja del Sahel, una zona considerada como el cinturón del hambre africano, uno de los escenarios con mayor crimen organizado y donde más ha crecido la amenaza terrorista. Por este motivo, Miguel Ángel Ballesteros, general de Brigada de Artillería y director del Instituto Español de Estudios Estratégicos, propone una suerte de Plan Marshall específico para el desarrollo de esta zona en diez años. El planteamiento de este militar y doctor en Ciencias Políticas es que al ampliar la renta per capita del ciudadano medio se puede controlar el flujo migratorio y las amenazas, tanto criminal como terrorista, en su origen.

África es noticia. Bajo este lema Casa África acogió ayer, en colaboración con el Instituto Español de Estudios Estratégicos, una jornada informativa en la que se analizaron los principales conflictos que vive este continente, además del papel y el reto que supone para España estos escenarios en seguridad.

El general Miguel Ángel Ballesteros ofreció la ponencia inaugural y en la misma expuso varios factores de riesgo por atajar. Entre estos señaló que el crecimiento de estas economías, con casos del 6%, es insuficiente por el elevado índice de natalidad. La franja del Sahel incluye a Senegal, Mauritania, Argelia, Níger, Chad, Sudán y Eritrea. Ballesteros analizó la desigualdad creciente y los efectos del cambio climático que convierte zonas agrarias en desérticas. "Solo existe una frontera, el de las dos Coreas, que ofrezca una diferencia tan grande entre la renta per cápita de dos territorios como ocurre entre España y África", argumentó.

Esta precariedad lleva a una situación de riesgo que la OTAN clasifica en 12 puntos. Entre estos se encuentran los conflictos armados, el terrorismo, la vulnerabilidad energética y la marítima. Además, se impone el crimen organizado, con rutas para el tráfico de cocaína y el flujo de emigrantes irregulares. Por esto, Ballesteros señaló que Europa "debe plantearse que si resolvemos el problema del Sahel, el Magreb se habrá librado de un enorme presión y con ello España y el Sur de Europa. Ganamos todos".

Esto pasa porque, "los 693 dólares de renta per cápita media en Mali se conviertan en 2.000", valoró. Ballesteros apuntó que esto se podría realizar en diez años con la inversión suficiente y si se diseña un sistema de desarrollo acelerado de acuerdo con las autoridades locales, como fue el Plan Marshall en Europa tras la II Guerra Mundial. "Esto no implica solo dar dinero, sino buscar la fórmula para la creación de industria y puestos de trabajo, ver qué recursos se pueden explotar y cuáles son las actividades económicas más apropiadas para cada caso. No se trata solo de dinero", señaló. Ballesteros planteó que la inversión resultaría barata, a largo plazo, en comparación con los actuales partidas.

La jornada informativa de Casa África contó con la participación de destacados periodistas especializados en el continente africano y que han cubierto crisis y conflictos sobre el terreno. Ignacio Cembrero, con 30 años de experiencia como corresponsal en la zona, aseguró que el Norte de África vive un momento de ebullición, "especialmente peligroso", como consecuencia de la inestabilidad generada a partir de la Primavera Árabe.

Cembrero valoró dos realidades inquietantes. En la primera señaló que "nunca, desde el embrión de la Unión Europea, ha existido tanta inseguridad en las fronteras como ahora". En la actualidad "vivimos la mayor crisis de refugiados desde la II Guerra Mundial", asegura.

La mayoría de ponentes coincidieron en señalar a Libia y la amenaza del Daesh, el autoproclamado Estado Islámico, como el conflicto que más preocupación genera en la actualidad. Este país cuenta con dos gobiernos, uno en Tobruk salido de las elecciones del año pasado y un segundo en Tripoli bajo el control del grupo terrorista. La ONU encargó al diplomático español, Bernardino León, negociar un alto el fuego. De no lograrse, el avance del Estado Islámico será inevitable y se hará con el dominio total en 18 meses.