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El hombre que respetó a su adversario

"No vale la pena entrar en esas guerras", dijo a raíz de las crueles declaraciones sobre su enfermedad

El hombre que respetó a su adversario

Cuando Pedro Zerolo anunció en diciembre de 2013 que le habían detectado un cáncer y escuché al sacerdote Jesús Calvo burlarse sin piedad de la enfermedad del político tinerfeño -dijo algo así como que se trataba de un castigo divino por su defensa LGTB-, me enfadé porque traté un poco a Pedro Zerolo y doy fe de que él no habría dicho semejantes barbaridades hacia nadie que no pensara como él: su filosofía de vida fue siempre respetar en el mismo grado que exigía respeto para su activismo.

Propuse entonces al periódico hacer un reportaje con los allegados de Zerolo y aunque al final no llegué a escribirlo, sí contacté con algunos de sus amigos para que me describieran al Pedro más íntimo y, de paso, respondieran a las bárbaras declaraciones del religioso. Entonces, y ahí vino la sorpresa, una amiga común me telefoneó desde Madrid para pedirme, de parte de Pedro Zerolo, que desistiera. "Dice que no vale la pena entrar en esas guerras", me dijo aquella interlocutora.

Se lo conté luego, durante una entrevista, a Trinidad Jiménez, que junto a José Luis Rodríguez Zapatero fue quien colocó en la órbita de la política nacional al activista tinerfeño. "No me sorprende en absoluto", añadió la exministra, una mujer importantísima en la vida de Pedro porque, entre otras cosas, fue ella quien lo casó con Jesús Santos una mañana de octubre de hace ya más de diez años.

Ayer martes Trinidad Jiménez seguro que se acordó de aquella boda porque cuando hablamos, y Pedro ya estaba malito entonces aunque todos creían -creíamos- que iba a salir adelante, se emocionaba mucho rememorando el momento "en que los vi a los dos entrando juntos en el Salón Real" de la Casa de la Panadería, en la plaza Mayor, sede del Ayuntamiento capitalino. Trini, como la llamaba Zerolo, había sido parte activa en que se aprobara la Ley del Matrimonio Igualitario en España durante el gobierno de Zapatero, "así que verles llegar juntos, tan guapos y felices, me superó", admitía.

En la entrevista, Jiménez me contó su primer encuentro con él en un bar de Madrid, cuando ofrecieron a Pedro formar parte de las listas del Partido Socialista a la Comunidad madrileña. Ella sabía de su existencia porque su labor como abogado dentro de la Federación Nacional de Gays, Transexuales, Lesbianas y Bisexuales, junto a Beatriz Gimeno, había sido ejemplar. Jiménez me contó incluso que durante aquella primera campaña de ZP, "los actos a los que iba Pedro eran los que registraban mayor afluencia de público porque le respetaban y le querían; todos lo deseábamos junto a nosotros" en los mítines. Es más, Trinidad Jiménez me confesó que Zapatero aprobó la Ley de Matrimonios Igualitario "por la insistencia de Pedro".

Puede resultar una chorrada este hecho, pero nada más lejos. A día de hoy la normalidad en la celebración de este tipo de enlaces es tal que nos ha hecho olvidar que un señor canario, que falleció ayer, obró ese milagro. Le guste o no le guste al ciudadano Jesús Calvo.

stylename="050_FIR_opi_02">mickyayala@hotmail.com

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