Tarbak Haddi, la mujer saharaui que acampó durante 36 días frente al Consulado General de Marruecos para reclamar el cuerpo de su hijo, reanudó ayer su protesta en el mismo lugar.

Haddi abandonó el pasado día 19 de junio la huelga de hambre que seguía desde hacía poco más de un mes después de haber vomitado sangre. Exige al gobierno marroquí que se exhume el cadáver de su hijo, fallecido en El Aaiún el 8 de febrero y enterrado sin el permiso de la familia, y una autopsia independiente. Mientras ella sostiene que su hijo murió a causa de una paliza propinada por colonos enfrentados a él por razones políticas, Marruecos remite a una pelea después de que el joven intentara robar en una tienda. El resultado fue una herida en el cuello que se agravó.

La policía que custodia el consulado permitió ayer la acampada, pero le retiró los carteles con la imagen del chico.