El periodista canario Manuel Vidal se convirtió el pasado mes de octubre en uno de los prácticamente 40 peticionarios que reclamaron ante la cuarta Comisión de Política Especial y Descolonización de la Asamblea de las Naciones Unidas (ONU) que se ponga fin a la situación que vive el Sahara Occidental desde hace ya cuatro década. Vidal defendió, ante quienes deben decidir si potenciar o no la autodeterminación de los antiguos territorios españoles, acusa al Frente Polisario de ser una dictadura disfrazada de democracia.

No fue el único en defender esa tesis. De hecho, durante los dos días en que extendieron las exposiciones, de uno y otro lado - de los peticionarios de Marruecos y los de Argelia, en representación de la fuerza de liberación-, se cruzaron denuncias sobre mala gestión y violaciones de los derechos humanos, tal y como relata la oficina de prensa de la ONU en el resumen del encuentro.

Vidal sostiene que la estructura que encabeza Mohamed Abdelaziz desde que España abandonó el Sahara Occidental es "totalitaria y despótica", su sistema se basa "en la represión, denuncias y estrecha vigilancia". Desde el punto de vista del canario, doctorando investigador de esta causa, "la gestión interna del Frente Polisario es fundamentalmente autocrática, donde prevalece la corrupción, el clientelismo y el favoritismo. Los beneficios y las ayudas [que envían las organizaciones internacionales a los campamentos de refugiados de Tinduf] se distribuyen dentro de un círculo cerrado de dirigentes y su entorno solamente teniendo en cuenta el parentesco y factores tribales".

No es el único en hacer este tipo de denuncias. Eric Cameron, representante de la ONG Word Accion for Refugees, habla de malversación de la ayuda humanitaria enviada a los campos de Tinduf y que alcanzaría una decena de miles de millones anuales. "El dinero es desviado y los alimentos, en vez de ser distribuidos, son vendidos a los refugiados", asegura.

Juvenal Urizar, profesor chileno en Derecho Internacional, y como los anteriores defensor de la tesis marroquí, afirma que el Frente Polisario ha sido incapaz de bloquear la llegada hasta los campamentos de elementos yihadistas procedentes del Sahel que se financian con el tráfico de drogas, armas y personas.

Urizar hizo un llamamiento a las Naciones Unidas y la comunidad internacional para que apoyen la propuesta de autonomía lanzada por Marruecos en 2007 como el camino a seguir para garantizar la estabilidad de la región. Lo mismo sostiene Adalberto Agozino, profesor de relaciones internacionales de Argentina.

Para Vidal la situación que vive el Polisario "es tan insostenible que podría implosionar en cualquier momento y derrumbarse como un castillo de naipes, lo que podría poner en peligro los intereses y futuro de miles de saharauis en los campamentos que están atrapados entre la inseguridad y la pobreza".

De otro lado, Kirby Gookin, de Human Rights Watch, sostiene que "los derechos de los saharauis [en los territorios ocupados por Marruecos] estaban siendo violados, con presos políticos condenados a morir o permanecer en prisión de por vida". Mahfoud Bouad asegura ser testigo directo de los "abusos del régimen marroquí" del que, dice, desean liberarse.