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Los partidos canarios asumen que el bloqueo del 20-D aboca a elecciones

Los dirigentes políticos ya piensan en la campaña - La mayoría de las formaciones de las Islas mantendrán a sus cabezas de lista si se convocan nuevos comicios

Juan Fernando López Aguilar.

Las cuentas no salen. Ni de un lado, ni del otro. No hay mayoría conservadora, pero tampoco progresista, sino una aritmética parlamentaria imposible que impide cuadrar los números para cualquier tipo de investidura, y menos para conformar un gobierno de mínima estabilidad. Este es el resultado real del 20D y este es el escenario que empiezan a asumir los partidos políticos diez días después de la jornada electoral, y de los primeros movimientos, consultas y reuniones de los candidatos y sus respectivas formaciones. "No hay más vueltas que darle, vamos a unas nuevas elecciones en mayo", asegura la diputada electa de CC, Ana Oramas, resumiendo el sentir de la mayoría de la clase política canaria, y el de los dirigentes estatales. La fragmentación parlamentaría por la fuerte caída de PP y PSOE y la potente aparición en escena de dos nuevas formaciones, Podemos y Ciudadanos; y la diversidad de intereses contrapuestos en las nuevas Cortes fue hace inviable la actual situación.

El bloqueo político al que parecían abocar los resultados en la misma noche electoral se está confirmando en estos primeros lances de los distintos candidatos. El próximo día 13 se constituirá el Congreso de los Diputados y se dará el pistoletazo de salida a una legislatura que algunos creen que acabará calificándose de ´non nata´. "Nos dirigimos, muy probablemente, hacia una repetición de las elecciones", reconocen también desde otras formaciones isleñas e incluso desde el PP canario. "No hay ningún elemento que nos haga pensar en este momento que se puedan evitar nuevas elecciones", asegura el diputado electo de NC en la lista del PSOE por Las Palmas Pedro Quevedo.

Para los socialistas canarios, la pelota está ahora en el tejado del candidato del PP, Mariano Rajoy, que debe afrontar el reto de buscar una investidura abocada al fracaso. Luego le toca el turno al suyo, Pedro Sánchez, quien aparentemente tendría más posibilidades si logra un acuerdo con Podemos e IU, e incluso el PNV, y la abstención táctica de los nacionalistas catalanes, pero al que desde su propio partido le han advertido que tampoco le salen las cuentas. "Gobernar exige no sólo una investidura con una sumatoria de abstenciones tácticas, sino una fórmula de gobierno que se sostenga en el tiempo y esas cuentas no salen en la actual aritmética parlamentaria", sostiene el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar, quien asegura quien reconoce que "a unas próximas elecciones iremos más pronto que tarde".

Movimientos

De hecho, el debate abierto en el PSOE sobre la fecha del próximo Congreso Federal expresa claramente la idea de que muchos en el partido, entre ellos importantes barones regionales, también se plantea un posible cambio inmediato de liderazgo para a su vez presentar un nuevo candidato a esas probables elecciones en mayo, que en ambos casos recaería con total seguridad en Susana Díaz, la presidenta de Andalucía y líder de la federación con más militantes y único territorio donde el partido ganó el 20D.

Este movimiento en el PSOE es el que ha terminado de despejar las dudas que todavía albergaban los demás partidos sobre el futuro calendario político. Los propios socialistas canarios partidarios de Sánchez reconocían que pese a acordar la autorización de negociar con Podemos una alternativa al PP bajo determinadas condiciones, entre ellas la de renunciar al referéndum en Cataluña, el comité federal ha supuesto un baldón para las intenciones de su líder de negociar una posible investidura. De hecho, son conscientes de que la negativa de los partidarios de Susana Díaz a aplazar el Congreso Federal tiene la intención no declarada de propiciar el cambio de liderazgo con el margen temporal suficiente para llegar a la nueva consulta electoral con ella de candidata. Esta idea parte del hecho de que una gran parte del partido está convencido de que no hay posibilidad alguna de que Sánchez logre la investidura en el contexto parlamentario surgido del 20D.

Llegado a este punto, la mayoría piensa ya en la preparación de las nuevas elecciones. En cuanto pasen las fiestas navideñas y se apuren los primeros pasos legales y formales para constituir el Congreso, el 13 de enero, los partidos se lanzarán a la preparación de las estrategias para la nueva campaña. Y todos ellos con la preocupación de que no tienen respuestas inmediatas para una situación novedosa y a la que nunca se habían enfrentado como es la de unas elecciones generales cuatro meses después de las anteriores y el efecto que producirá sobre sus respectivos electorados. ¿A quien beneficiará y quien pagará el pato? Esta es la gran pregunta sobre la que hay valoraciones para todos los gustos. El PP está seguro de que "unas nuevas elecciones no nos perjudican", según declaran algunos dirigentes canarios convencidos de que recuperarán votos que se fueron a Cs. CC también confía en mantener el escaño logrado por Oramas en Santa Cruz de Tenerife y que tiene un margen de 10.000 votos para ello. La opinión generalizada es que el PSOE es quien más podría perder si se confirma la idea de que su electorado no aprobará la división interna mostrada en los últimos días y que de ello se aprovecharía Podemos, la formación que parece más interesada en la repetición de las elecciones. Pero eso también depende, según la teoría más extendida, de la gestión que ambas formaciones hagan de la actual situación de bloqueo político. Si Pablo Iglesias no es capaz de favorecer un gobierno de izquierdas presidio por Sánchez por interés electoral, puede pagarlo en las urnas que él ha propiciado. Ciudadanos es sin duda quien más claramente saldrá perjudicada ya que, al menos en teoría, sus votantes conservadores buscarían un desbloqueo votando de nuevo al PP. Con todo, es muy probable que esa hipotética recomposición del voto no cambiara sustancialmente el actual marco.

Además, cada partido tendrá que decidir el proceso de presentación de candidatos, que no en todos los casos tienen por qué ser los mismos que para el 20D, o la política de alianzas allí donde se hayan producido anteriormente. En la mayoría de los partidos se da por hecho que a los nuevos comicios se presentarán las mismas caras y que no harán falta procesos complejos de designación. El caso más sencillo se da en el PP, donde Rajoy ha marcado la pauta al autoproclamarse de nuevo candidato si se llegan a repetir las elecciones, y se supone que el mismo criterio se aplicaría para el resto de las listas y candidaturas en el Congreso y en el Senado. Así, no hay duda de que José Manuel Soria, en Las Palmas, y Pablo Matos en Santa Cruz de Tenerife, y sus respectivos compañeros de plancha repetirían.

Negociaciones

El caso contrario se da en el PSOE, donde además de la duda sobre si Sánchez seguirá o no como líder del partido una vez que se decida si se celebra el Congreso en marzo ( lo que se decidirá en un comité federal en enero), se deben configurar las listas en base a los procesos previstos en sus estatutos, con primarias incluidas para el candidato a la Presidencia. También tendrá que decidir si vuelve a negociar con NC una lista conjunta y en ese caso si el candidato nacionalista, con seguridad Pedro Quevedo, repetiría como segundo por la lista de Las Palmas. La contestación a esta decisión respecto al 20-D, avalada directamente por Pedro Sánchez, podría hacer hacer rectificar a la dirección socialista. En Ciudadanos y Podemos, la hipótesis de unas nuevas elecciones también les obligaría a nuevos procesos de elección de candidatos, aunque dando por hecho que repetirían todos sus candidatos anteriores, es decir, Saúl Ramírez y Victoria Rosell en el caso de la provincia de Las Palmas.

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