Uno de los principales aspirantes a presidir Estados Unidos a partir del próximo mes de noviembre tiene sangre canaria. Se llama Rafael Edward Cruz pero todos lo conocen como Ted Cruz. Los bisabuelos del senador republicano por el estado de Texas proceden del Archipiélago, concretamente de Gran Canaria, y emigraron a Cuba poco después de que la isla caribeña dejara de ser colonia española y pasara a estar bajo el control de EE UU.

Se llamaban Agustín y María Cruz y se lanzaron en busca de la prosperidad que les negaba Canarias en el año 1902, apenas cinco después de finalizar la Guerra de la Independencia de Cuba. En el libro autobiográfico A Time For Truth (Un momento para la verdad), Ted Cruz habla de sus orígenes canarios sin precisar de qué isla venían sus bisabuelos: "Agustín y María Cruz se embarcaron en un barco desde las Islas Canarias, en 1902, con su primer hijo, Rafael, en busca del Nuevo Mundo. Sus corazones estaban llenos de ansias de aventura y de una ambición: tener su propia granja. Después de una década de duro trabajo, Agustín consiguió lo suficiente para comprar unos acres de tierra".

El candidato hispano de los republicanos, que ha conseguido 508 delegados frente a los 745 de su principal rival, el polémico multimillonario Donald Trump (la nominación como candidato del partido del elefante en las primarias se alcanza con 1.237 delegados), asegura que sus parientes canarios lo dieron todo para sacar adelante la finca pero se toparon con un gravísimo imprevisto. Cuando la explotación agraria comenzaba a arrancar, en el año 1917, muere Agustín Cruz como consecuencia de la llamada gripe española, que mató en todo el mundo a entre 20 y 40 millones de personas.

Ted Cruz no duda en recordar los orígenes de su familia en mítines, ruedas de prensa y entrevistas porque contienen los ingredientes esenciales del sueño americano. Eso vende mucho en el país norteamericano y más si se quiere ser presidente y se hace campaña electoral. Él es otro hijo de los miles y miles de inmigrantes, muchos de los cuales murieron en el intento de conseguir buenas tierras para su futuro y el de sus familias. En el caso de su saga, fue uno de los seis hijos que tuvieron Agustín y María el que pasó de Cuba a Estados Unidos para iniciar el sueño estadounidense de los Cruz. Pero el largo camino había empezado mucho antes.

La emigración canaria hacia Cuba fue constante desde la misma Conquista de América por parte de Cristóbal Colón. El 27 de octubre de 1492 llegaron a las costas cubanas las tres míticas naves españolas La Pinta, La Niña y la Santa María, comandadas por Colón, quien desembarcó al siguiente día. El dominio español, y por ende el envío de colonos para poblar y explotar esas tierras tropicales, se mantuvo hasta el final de la Guerra de la Independencia en 1898.

Agustín y María Cruz partieron de Gran Canaria hacia Cuba justo en el año en el que la isla pasó a ser una república independiente. No era todavía, no obstante, exactamente independiente. En ese histórico 1902, cuando arribaron a La Habana tras una dura y penosa travesía, mandaba todavía oficialmente el gobierno militar montado por los estadounidenses. Cuba se liberaba del control español pero pasaba, aunque de forma más sutil y transitoria, al control de los norteamericanos.

Emigración canaria

La llegada de canarios no cesó, ni siquiera cuando el gobernador militar de Cuba, Leonard Wood, decretó el 15 de mayo de 1902 las nuevas leyes migratorias, que a imagen y semejanza de las de EE UU prohibían toda entrada que no tuviese una finalidad productiva. Esto señala el historiador tinerfeño Manuel Hernández González en su libro La emigración canaria a Cuba durante la ocupación norteamericana.

Había, sin embargo, mucha permisividad, aparte de buenas relaciones comerciales entre EE UU y Canarias. Cuba seguía necesitando cantidades ingentes de mano de obra, principalmente para sus inmensos ingenios azucareros. Las autoridades consulares estadounidenses en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria potenciaron, cumpliendo órdenes de Washington, ese trasvase de población procedente del Archipiélago ya que los canarios cumplían perfectamente con el perfil demandado: hombres y mujeres acostumbrados a las tareas del campo y con ansias de labrarse un futuro mejor.

Los bisabuelos paternos canarios de Ted Cruz -que no el abuelo, como erróneamente aparece en Wikipedia y muchos artículos periodísticos- estaban entre esos miles de emigrantes de las Siete Islas que nada más llegar se pusieron a trabajar en la caña de azúcar. En esos principios del siglo XX, alrededor de 4.000 canarios se iban anualmente a la isla caribeña en busca de prosperidad.

Muerto Agustín, su esposa María entró en una profunda depresión. Además, debía sacar adelante a seis niños y las condiciones no eran nada favorables. De tal forma que al poco, según cuenta el candidato republicano en su libro, fueron forzados a abandonar sus tierras y a trabajar en otra plantación. Pero un buen día apareció el conductor de un camión y se llevó a algunas de las personas que trabajaban como si fueran esclavas para liberarlas de aquella pesadilla. El conductor les ofreció cinco dólares y un bocadillo para que se fueran a Matanzas. Y aceptaron.

Rafael Cruz, uno de los seis hijos de Agustín y María, empezó trabajando en un puesto de frutas de una de las playas de Matanzas y fue prosperando poco a poco hasta convertirse en un emprendedor. Se casó pronto pero su primer matrimonio apenas duró unos pocos años. Entonces, conocería a la mujer de su vida, Laudelina Díaz, con la que contraería matrimonio. El 22 de marzo de 1939, Laudelina tendría a su primer hijo, otro Rafael Cruz pero al que añadieron en medio el nombre de Bienvenido.

Un padre castrista

Es curioso que aun siendo un inmigrante que terminó huyendo de Cuba hacia Estados Unidos, Rafael Bienvenido Cruz, que sería a la postre el padre de Ted Cruz, fue de joven castrista. Formaba parte de la guerrilla de Fidel Castro que se rebeló contra la dictadura de Fulgencio Batista y fue capturado por el Ejército. "Lo capturaron y desapareció. Mi abuelo lo empezó a buscar en cárceles por toda la isla hasta que lo encontró, torturado y golpeado. Lo sacó y lo envió a Texas. Mi padre tenía 18 años, no hablaba inglés y tenía solamente 100 dólares cosidos a sus calzones", ha contado el senador de Texas.

Aun así, Rafael fue aceptado en la Universidad de Texas en 1957. Entre clase y clase trabajaba en una cocina. Aprendió inglés, conoció a Eleanor Darragh, la estadounidense con la que se casó, y reconoció su error de apoyar la causa de Fidel Castro. "Se convirtió en un ejemplo vivo, y con orgullo, del american dream", dijo su hijo. Por motivos de trabajo, el joven matrimonio se trasladó a Calgary (Canadá), donde tuvieron a Ted. En 1974 regresaron a Texas, donde el político tuvo una adolescencia normal, según un perfil publicado por Televisa. A mediados de los ochenta, por una crisis en el sector petrolero en el cual Rafael trabajaba, se quedaron sin dinero. A los pocos meses, se divorció.

Los problemas familiares, en vez de hundirlo, motivaron a Ted Cruz. Abandonó una pequeña academia evangélica de Houston y luego decidió estudiar en la Universidad de Princeton. A continuación se produjo un episodio que lo marcó para siempre, sobre todo desde la perspectiva ideológica: fue apadrinado por Robert George, el mentor del Tea Party (el ala ultraconservadora del Partido Republicano).

En 1995, Ted ingresa en la prestigiosa Universidad de Harvard, en la que estudia Derecho. Tras salir de Harvard su carrera fue meteórica. El pasado jueves, Cruz dio la sorpresa en las primarias presidenciales del partido Republicano en Wisconsin, un revés que complica la carrera del magnate Donald Trump.