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¿Humillación o arte e historia?

El Parlamento canario se debate entre ocultar o no tras unas cortinas dos cuadros sobre la conquista de Gran Canaria y Tenerife

¿Humillación o arte e historia?

Tapar la historia o aprender de ella. Los lienzos del salón de plenos del Parlamento de Canarias salen a la palestra. La petición de algunos parlamentarios o exdirigentes políticos de quitarlos u ocultarlos por reflejar la rendición de los aborígenes ante los conquistadores castellanos ha abierto el debate. Pero donde unos ven "humillación", otros tan solo observan arte e historia. El Parlamento tendrá que decidir ahora qué hacer con ellos.

En 1906, el pintor palmero Manuel González Méndez (1983-1909) recibió un encargo: pintar dos cuadros para presidir lo que en la actualidad es el salón de plenos de la Cámara regional, edificio creado por el arquitecto Manuel de Oraá para la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia y que posteriormente se reconvirtió en la sede de la Diputación Provincial. En la propia web del Parlamento se indica que, como anterior sala de espectáculos , "debía ser dotada del peso simbólico necesario para ejercer de espacio de reunión de los miembros de la Cámara". El resultado a esa petición fueron dos enormes lienzos: La fundación de Santa Cruz, dedicada a Tenerife, y La entrega de la princesa, con el que retrató a Gran Canaria.

Lorenzo Olarte, presidente de Canarias entre 1988 y 1991, ya alzó la voz hace años en contra de la exhibición de esas obras y lo ha vuelto a hacer ahora. "¿Cómo es posible tener la indignidad de mantener esos murales presidiendo el salón de plenos?", se pregunta, porque interpreta que los guanches entregan una niña que será violada. A Olarte no le vale que reflejen la historia: "Si se tratase de un cuadro de Franco, que también forma parte del pasado, ¿tampoco lo iban a quitar?" A su juicio, los lienzos de González Méndez podrían exhibirse en un espacio dedicado al arte o la historia, pero "no en la Cámara donde está la representación popular".

Con el debate abierto, la presidenta del Parlamento canario, Carolina Darias, solicitó en junio de 2016 a la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel su asesoramiento para analizar la conveniencia o no de trasladar las obras. El diputado por CC y secretario de la mesa parlamentaria, Mario Cabrera, fue el primero en mostrar su desacuerdo con las pinturas "porque representan el uso de la mujer como moneda de cambio". En su cruzada ya ha recabado los apoyos de los grupos parlamentarios Podemos, NC y PSOE. Cabrera insiste en que no hay ninguna otra Cámara "presidida con un cuadro de la humillación del pueblo".

La Real Academia de Bellas Artes destaca en su informe que las obras "forman parte indisoluble del salón noble" del inmueble. Es decir, que se tratan de pinturas insertas en la propia arquitectura "y no portátiles" que están protegidas por las leyes de Patrimonio Histórico, ya que el edificio ha sido declarado Bien de Interés Cultural "no solo por su continente, sino también por su contenido". Es decir, si los diputados los consideran ofensivos, la única alternativa es cubrirlos con cortinas. Una propuesta que Cabrera presentará en breve a la Junta de Portavoces para que antes del verano las obras ya estén ocultas.

En La fundación de Santa Cruz figura el adelantado Alonso Fernández de Lugo con la cruz de la conquista, que aún se conserva en la iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife, junto a unos frailes arrodillados. En La entrega de la princesa, la obra que más polémica ha generado, se observa cómo el pueblo guanche entrega al conquistar Pedro de Vera a la joven princesa Arminda, rebautizada como Catalina, y prima de Fernando Gunarteme, último rey de Gran Canaria. La Real Academia de Bellas Artes subraya que "iconográficamente esta pintura no representa la destrucción ni el exterminio", sino que al estar inserta en el romanticismo tardío se debe entender como actitud de diálogo para asegurar la continuidad del pueblo aborigen, y no de agravio o humillación.

El catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Manuel Lobo, recuerda que la sucesión entre los aborígenes era matrilineal. Es decir, que la mujer era la poseedora del linaje. "La historia no se puede negar ni ocultar, porque entonces también son humillaciones los textos que se han escrito sobre la conquista"; "No se puede mirar una obra del pasado, que representa hechos más antiguos aún -la conquista de las Islas comenzó en 1402 en Lanzarote y culminó en 1496 en Tenerife-, con claves del siglo XXI", defiende.

En esta línea también se sitúa la catedrática de Historia del Arte de la ULPGC, María de los Reyes Hernández, quien sostiene que las pinturas de González Méndez son un legado patrimonial: "¿Con qué derecho hurtamos ese patrimonio a las generaciones venideras?" Las obras no deben taparse porque no tienen ningún "sentido vergonzante", apunta, sino calidad técnica y pictórica. Hernández indica que probablemente la fuente de inspiración del pintor palmero fue el poema Antigüedades de las Islas Afortunadas de Antonio de Viana. En él, explica, hay una imagen literaria y épica de la conquista, en la que se produce un hermanamiento entre vencedores y vencidos. La catedrática añade, además, que no hay documentación que respalde que cada cuadro corresponde a una isla diferente, sino que ambos pueden estar referidos a Tenerife.

La decoración del Parlamento canario no es la única que genera polémica. En el salón de plenos de la Cámara andaluza, ubicado en la antigua capilla del Hospital de la Sangre, un repostero tapa el retablo. Y lo mismo ocurre con el análisis de personajes de otras épocas. Fernando Guanarteme es ejemplo de ello. Para unos es un héroe por evitar el exterminio de los aborígenes y para otros un traidor al pactar la paz con los Reyes Católicos.

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