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Fomento lleva a los tribunales la factura impagada del 'Oleg Naydenov'

El Gobierno central litiga por los 43,5 millones que le costó el hundimiento del buque ruso al sur de Gran Canaria

Fomento lleva a los tribunales la factura impagada del 'Oleg Naydenov'

Dos años después del incendio en la sala de máquinas del buque de pesca y factoría de bandera rusa Oleg Naydenov, que acabó con el hundimiento del barco al Sur de Gran Canaria, nadie quiere hacerse cargo de la factura por la extracción del fuel que contenía en su interior el pesquero. El accidente provocó una catástrofe medioambiental sin precedentes en el Archipiélago por vertidos de hidrocarburos al mar. El Ministerio de Fomento ha decidido llevar a los tribunales a la empresa armadora Murmansk Fenix, y a la aseguradora Sputnik, ambas de nacionalidad rusa, que han intentado esquivar los gastos de la operación para vaciar el buque, que se dispararon hasta los 43,5 millones de euros.

La Abogacía del Estado y Salvamento Marítimo han enviado varios requerimientos tanto al armador como a la compañía de seguros, pero han hecho caso omiso. De ahí que, al no obtener respuesta alguna para intentar resolver "extrajudicialmente" que abonen la factura, el Gobierno ha optado por litigar.

Fomento anunció en junio de 2015 que la extracción del fuel del pesquero costaría 31,04 millones de euros del erario público. Sin embargo, la complejidad de la operación para extraer el crudo y sellar las fugas detectadas en el casco del barco elevó la factura a 43.559.000 euros.

Ése es el coste de los trabajos realizados por la multinacional Ardent, encargada de extraer el fuel, y cubrir los gastos de Salvamento Marítimo por movilizar sus barcos y aviones, así como por la contratación de la empresa noruega Otech que taponó las grietas del Oleg Naydenov.

Madrid entiende que el armador y la aseguradora deben afrontar estos gastos y devolver a las arcas del Estado los fondos invertidos, por lo que ha emprendido la vía judicial. "Queremos recuperar los importantes gastos que ocasionó el incidente", afirmaron fuentes de Salvamento Marítimo, que consideran que "debe haber un resarcimiento de los gastos de las operaciones de prevención y lucha contra la contaminación tras el incendio del buque". Por ello, la Abogacía del Estado interpuso en diciembre una demanda de juicio ordinario que dirime el Juzgado de lo Mercantil número uno de Las Palmas, con el magistrado Alberto López Villarubia al frente.

El cuerpo de letrados de la Administración estatal sustenta la demanda en el convenio Bunkers, acuerdo internacional sobre responsabilidad civil por daños debidos a contaminación por hidrocarburos para combustible de los buques, que entró en vigor en 2008.

Asimismo, aluden a la Ley de Navegación Marítima, aprobada en julio de 2014 en España, para reivindicar "la indemnización por daños debido a la contaminación y que se reconozca la responsabilidad solidaria del armador y de la aseguradora", apuntaron las mismas fuentes. Por su parte, el armador reclama judicialmente el valor del barco, que ronda los 30 millones de euros.

Incendio sin control

Todo comenzó el 11 de abril de 2015, a las 13.15 horas, cuando se declaró un incendio en la sala de máquinas del Oleg Naydenov, atracado en la prolongación Sur del dique Reina Sofía del Puerto de La Luz, en la capital grancanaria.

El pesquero estaba realizando los últimos preparativos para zarpar a última hora del día y tenía llenos los tanques de combustible con 1.409 toneladas de fueloil, 30 toneladas de gasoil y 65 de lubricante. Además, se habían cargado víveres, pertrechos para faenar y material de embalaje (cartón y poliestireno) para empaquetar el pescado procesado. Estaba todo listo para salir a la mar, pero el plan de viaje se truncó.

El fuego se originó en un motor auxiliar y no pudo ser sofocado por la tripulación, pese a que se activó el sistema fijo de extinción de incendios por gas halón de la cámara de máquinas, según el informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos.

Quince minutos más tarde el Centro de Control de Servicios del Puerto activó el Plan de Emergencia Interior y alertó a la Autoridad Portuaria, Capitanía Marítima, Salvamento Marítimo, los bomberos y los servicios sanitarios. Los 72 tripulantes del barco fueron evacuados y los bomberos intentaron apagar las llamas desde tierra y el remolcador de salvamento desde el mar. Los bomberos trataron de acceder al barco, pero fue imposible, so pena de jugarse la vida.

No se pudo hacer nada y, tras más de doce horas y ante el riesgo de una explosión, el capitán marítimo tomó la decisión de dar remolque al pesquero para sacarlo fuera del recinto portuario y llevarlo hasta una zona segura en alta mar, donde continuó ardiendo hasta la tarde del día 13 de abril.

"Peligro extraordinario"

Con ello se intentaba evitar que un posible vertido acabara afectando a la capital y a la planta potabilizadora. "La ciudad se salvó, el peligro fue extraordinario", apuntaron fuentes de Capitanía Marítima, que argumentaron que si el Oleg se hubiera soltado por culpa del incendio y colisiona con los dos containers de la compañía Mediterranean Shipping que estaban en frente, las consecuencias habrían sido devastadoras, ya que los containers tenían 6.300 toneladas de mercancías peligrosas a bordo.

Capitanía defiende su actuación y alega que "la única solución viable" era sacar el pesquero a alta mar, ya que, de lo contrario, sólo podían ocurrir dos cosas: los cabos se queman y se suelta el barco, de modo que queda sin control y nadie podría subir para amarrarlo; o bien que se hundiera en el puerto, pero las más de 1.400 toneladas de fuel caliente por el incendio "hubieran salido en cuestión de minutos y habría llegado a Maspalomas".

Entre las conclusiones de Capitanía en su informe, de 1.200 páginas, apuntan que el incendio sucedió por una "negligencia" de la tripulación, que actuó "de forma muy ineficiente y no supo combatirlo en el primer instante, porque no cerraron las ventilaciones de máquinas antes de disparar el sistema de halón". Igualmente, sospechan que dicho sistema estaba fuera de servicio.

A las 23.55 horas del día 14 la embarcación se hundió a 16 millas náuticas (unos 30 kilómetros) al Sureste de la punta de Maspalomas. El pecio quedó a una profundidad de 2.700 metros con 1.400 toneladas de crudo en sus bodegas.

Tras irse a pique, el buque empezó a verter combustible y se llevaron a cabo tareas para sacar el crudo y cerrar las fisuras. Fomento puso fin a la crisis en noviembre de 2015.

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