A la una en punto de esta tarde cerró el plazo para solicitar en la Consejería de Viviendas, en el Edificio de Servicios Múltiples II, las ayudas al alquiler para este año. Como en los último días, la cola no cesó de crecer hasta el final de la jornada, en la que los solicitantes no dejaron de llegar hasta el último segundo.

Entre quejas por el poco tiempo para pedir la ayuda (diez días, sin contar fines de semana y festivos) y el estrés resultante de estar "arreglando papeles durante toda la mañana antes de entrar en la fila", señala Martha Hernández, de 47 años y en paro, los solicitantes temían el paso tiempo. Algunos, como Ariadna Camilo, de 22 años, y su tía Ana Ríos, de 41, ambas trabajadoras en el sector de la Hostelería, tuvieron que entrar y salir varias veces del edificio por la falta de algún documento.

Pese a la incertidumbre, los responsables en Viviendas aseguraron que todos los que estuvieran en la cola hasta la una de la tarde serían atendidos, información que relajó a más de uno que incluso aprovechó el tiempo de espera para rellena la solicitud antes de presentarla. "Lo he hecho todo súper rápido, buscando los papeles desde el lunes, porque me enteré el viernes pasado y ayer fue día de fiesta. Especialmente intentando cuadrar con el propietario del piso en el que estoy de alquiler en Vecindario, porque también trabaja y ha costado tener su firma", relata Gregorio Arbelo, de 33 años y trabajador en Fomento y Limpieza.

Sin duda, la rúbrica del arrendador para completar la documentación ha sido lo más difícil de conseguir entre los solicitantes. "Hemos tenido muy poco tiempo y yo vengo sin la firma, porque el casero estará durante unos días en el Sur y me fue imposible conseguirla", agrega Martha Hernández mientras se queja del periodo de tiempo habilitado para presentar la solicitud, "porque estamos en agosto y la gente está de vacaciones", apunta.

Marta Calderín, de 33 años y también en paro, fue la última en entrar en el edificio y, por tanto, la última en registrarse para solicitar la ayuda. Corriendo y con los papeles entre sus manos, entró casi por los pelos. "Creo que tengo todos los documentos necesarios y espero conseguirlo, aunque lo veo difícil", dijo con la voz entrecortada y con una sonrisa por haber llegado a la meta.