La Provincia - Diario de Las Palmas

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"Ah, ¿pero ya había sonado la campana?"

Los grupos constriñen el pleno ordinario y despachan la cita extraordinaria en tiempo récord

"¿Tienen todos papeletas?" "Noooo...", respondieron al uní- sono.

Y no era una maestra dirigiéndose a sus alumnos, sino la presidenta del Parlamento regional, Carolina Darias, dirigiéndose a sus diputados. Claro que la situación colegial había comenzado antes, y lo había hecho cuando alguien se preguntó lo que muchos infantes de las Islas se preguntan cada día mientras apuran los últimos minutos del recreo: "¿Ya sonó la campana?" Y no, el timbre que anuncia a los parlamentarios que una votación está a punto de comenzar sufrió ayer un inusitado constipado que lo dejó mudo de súbito. Darias no se percató y sus señorías comenzaron a desfilar hacia la mesa que preside el salón de plenos para dejar su voto a favor o en contra de los nombramientos de Marta Cantero y Carmen Zamora. Fue José Miguel Ruano quien desde la bancada de CC reparó en que había compañeros que llegaban tarde y se quedaban sin votar -se los llamaba por el nombre-, algo que podría habérsele escapado al novel pero nunca a un veterano repetidor como el portavoz de los nacionalistas. "A veces nos ponemos formales cuando nos interesa... A veces no", se quejaba Ruano a la estricta Darias, quien concedió que, efectivamente, la campana había hecho dejación de sus responsabilidades y, previa consulta con los servicios jurídicos de la institución, resolvió que la votación debía reiniciarse.

El silencio del timbre evitó que el pleno extraordinario que pasará a la historia como uno de los más cortos lo fuera incluso más. De hecho, los grupos se pusieron de acuerdo para constreñir la sesión ordinaria que precedía a la cita extraordinaria con el objetivo de finiquitar la doble sesión antes de la hora del almuerzo. El pleno para abordar la renovación del Consejo Rector de la RTVC iba a comenzar a las cuatro de la tarde, pero finalmente, y tras limar convenientemente el orden del día del cónclave ordinario, sus señorías lo despacharon en veinte minutos y pusieron rumbo a sus casas o al aeropuerto para regresar a sus islas de origen.

Antes de la desbandada, la segunda votación sí fue la buena. "¿Tienen todos papeletas?", alzó Darias la voz. "Noooo...".

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