"Vengo aquí a hacer un examen". Eso le dijo Manuel Báez a todo aquel con el que charló en el Campus de Tafira el 16 de diciembre. Y así fue. Recién jubilado como empleado de banca y a punto de cumplir 64 años, entró en un aula de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y se presentó a una prueba de las oposiciones para el Cuerpo de Administradores Generales (Grupo A) de la Comunidad Autónoma de Canarias, el máximo nivel de la función pública autonómica. El ahora exalcalde de Firgas logró sortear los filtros de las oposiciones y se sentó a realizar un examen para el que no estaba inscrito ni tenía la suficiente cualificación. El nombre que estaba en la lista de admitidos era el de su hijo Himar Báez. Los motivos por los que el exregidor se atrevió a suplantar la identidad de su vástago aún no están claros.

Manolín Báez, como le conocen en Firgas, "siempre ha sido un poco temerario". Así le describen varios vecinos de este municipio de 7.500 habitantes, donde no salen de su asombro ante lo sucedido. El único alcalde de CC en Gran Canaria se vio obligado a dimitir el viernes al ser pillado y estallar el escándalo.

Arrepentido por su "metedura de pata", deja la política activa y está dispuesto a asumir todas las consecuencias y responsabilidades del "disparate" que ha cometido, según confesó a sus más allegados. El viernes presentó un escrito en el registro de la Dirección General de Función Pública en el que reconoció su "arrepentimiento espontáneo" por su "grave acción" y exculpa a su hijo de su "mal proceder". Alega que acudió al examen "sin el consentimiento y bajo total desconocimiento" de su vástago, que fue admitido al proceso de selección, pero había descartado presentarse.

Sea como fuere, Manuel Báez decidió acudir al examen por su hijo. La prueba permite a quienes asisten, aunque suspendan, formar parte de una lista de reserva para hacer sustituciones.

Así, Báez, prejubilado del Banco Santander, con una formación básica en cálculo contable y entrado en canas, se valió de una confusión entre dos funcionarias para entrar en la sala, donde supuestamente permaneció una hora y media. La incógnita es el contenido de su examen. Las pruebas, a las que se presentaron 240 admitidos que optaron a 61 plazas, permanecen todavía selladas. Aún así, sus vecinos le dan ya un suspenso en moral.

Con todo, el tribunal de calificación de las oposiciones, presidido por Antonio Doreste, también presidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, acordó el viernes presentar el martes ante la Fiscalía una denuncia contra Báez por un presunto delito de suplantación de identidad, castigado con penas de seis meses a tres años de prisión.

El tribunal opositor, que tiene en cuenta la confesión y el arrepentimiento de Báez, excluye a su hijo de las oposiciones. No obstante, será el Ministerio Fiscal el que determine si Himar Manuel Báez Nieves, licenciado en Económicas, desconocía los hechos o actuó como cooperador necesario y, por ende, se enfrentaría a la misma pena que su progenitor. El arrepentimiento del ya exalcalde antes de la apertura de la causa penal le sirve como atenuante.

Una vez descubierto el engaño, Manuel Báez registró el viernes en el Ayuntamiento su dimisión como alcalde y como concejal.

Ya había presentado su cese como regidor el 19 de diciembre "por motivos personales". Problemas conyugales y el agotamiento por su cargo como regidor -él mismo ha asegurado que lleva años sin disfrutar de vacaciones por su "vocación de servicio público"- le obligaron a apartarse de la gestión municipal. Desde que recogió sus cosas el día 21 en su despacho no aparecía por el Consistorio, ya que le había prometido a su esposa que dejaba el ruedo político. Aún así, desde el Ayuntamiento le seguían llamando.

El día 26, Báez reculó y dejó sin efecto su dimisión. Un día después saltaron las alarmas en CC ante diversas informaciones que situaban al regidor en el examen de las oposiciones suplantando la identidad de su hijo. Los nacionalistas le exigieron que diera la cara ante esta posible irregularidad y explicara su versión de los hechos. En un principio obtuvieron el silencio como respuesta, hasta que el ahora exalcalde argumentó que sólo había acudido a acompañar a su hijo, pero que no le suplantó. Mintió.

Al verse acorralado y destaparse la rocambolesca historia, dimitió.

La trayectoria política de Manuel Báez tiene claroscuros. Accedió al Ayuntamiento con Nueva Canarias en 2007 y a finales de febrero de 2008 se convirtió en alcalde tras una moción de censura que secundaron el PP, CCN e Independiente Doramas. Báez abandonó el pacto con Compromiso por Firgas y PSOE y asumió el bastón de mando con la "humildad" como filosofía.

Se incorporó a CC en 2010 y concurrió a los comicios de 2011. Coalición llegó a un acuerdo con el PP para alternarse en la Alcaldía y en junio de 2013 Báez recogió el testigo con un compromiso de "lealtad" al pacto, pero a los seis meses hubo una moción de censura de Comfir-NC y el PP.

Tras las elecciones de 2015, Báez volvió a ocupar la Alcaldía en un pacto con el PSOE y Alternativa de Vecinos. El gobierno está formado por seis miembros, frente a los siete de la oposición. El PSOE aboga por garantizar la estabilidad e instó ayer al resto de grupos "a mantener la altura de miras para encauzar el futuro del municipio".

Si bien la grave acción de Báez precipitó su salida del Ayuntamiento, lo cierto es que CC hacía tiempo que en cierto modo no contaba con él. Daban por hecho que estaba amortizado. Cuando presentó la dimisión por primera vez el día 19 le pidieron que esperara a después de las fechas navideñas para poder negociar con tranquilidad el futuro del gobierno municipal. La nacionalista Rosario Marrero se perfila como la nueva alcaldesa.

Manuel del Rosario Báez Guerra nació en Los Andenes, en Firgas, el 1 de enero de 1954 -este lunes cumple 64 años-, con la mala fortuna de perder a su madre en su nacimiento. Su padre, feriante, tenía un pequeño bochinche y estaba todo el día de un lado a otro, así que el pequeño encontró nuevos padres adoptivos en sus tíos Pino Báez y el mítico Manuel Marrero Benítez, conocido como Pollo de Buen Lugar, a quien siempre consideró su padre y quien le inculcó su pasión por la lucha canaria.

Manuel Báez fue durante más de dos décadas un puntal destacado en este deporte autóctono. Comenzó a los 15 años en Los Guanches de Arucas, con su tío como entrenador. En 1972 fue elegido el mejor luchador juvenil de deportistas de la lucha canaria. Pronto consiguió sonados éxitos, como ganarle un desafío al galdense Geño Estévez.

En diciembre de 1978 tuvo un grave accidente de moto, sufrió una rotura de tobillo y estuvo apartado una larga temporada. En su regreso tuvo una importante actuación en el complejo López Socas frente al Acaymo en una final de campeonato, en la que tiró a los nueve hombres que le quedaban y dio el triunfo a su equipo CL Arucas.

Fue ascendido a la categoría de puntal B en 1976. Por él se interesaron varios clubes. Fichó por el Condal, Tinamar de San Mateo, Tetir de Fuerteventura, el Pájara, Guaguas Municipales, el Maninidra de Ingenio y el Almogarén de Valsequillo, entre otros. En 1982 fundó con otros compañeros el CL Pollo de Buen Lugar, que en julio de este año regresó a los terreros para bregar en Primera Categoría. En su amor por este genuino deporte creó en 1985 la Asociación de Luchadores Canarios, junto a varios exluchadores.

En el plano político, su nombre ha estado envuelto en polémica, como cuando en abril de 2008 devolvió a las arcas municipales 71,66 euros que gastó en concursos de televisión con su móvil oficial. En aquel entonces dijo que desconocía el medio centenar de llamadas realizadas a teléfonos 905, sobre todo de madrugada, y que quizás podía haberlas hecho algún hijo. Conducir vehículos de Protección Civil para acudir a actos oficiales en otros municipios o celebrar una fiesta con fuegos artificiales sin permiso, otras de sus extravagancias.

Y es que Manuel Báez "muchas veces hace las cosas sin pensar, no le tiene miedo a nada", comenta un vecino del pueblo, mientras otro añade: "A pesar de todo, no es mala gente". Con su dimisión busca pasar página y poner punto y final a su vida política.