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Vladimir Kokorev queda en libertad sin fianza tras dos años entre rejas

El empresario hispano-ruso es investigado por actuar como presunto testaferro de Obiang

Vladimir Kokorev.

Tras dos años y cuatro meses en prisión sin ser juzgado, el empresario Vladimir Kokorev, acusado de actuar como presunto testaferro del presidente guineano, Teodoro Obiang, ha quedado en libertad provisional sin fianza. Ya está en casa. El 19 de enero abandonó el centro penitenciario de Juan Grande, en Gran Canaria. Ese mismo día la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas decretó su salida y pudo dejar atrás su celda para reencontrarse con su mujer, Yulia Maleeva, y su hijo Igor, excarcelados en septiembre y octubre, respectivamente.

La familia hispano-rusa fue detenida en septiembre de 2015, a raíz de una querella interpuesta por la Asociación Pro Derechos Humanos de España ante la Audiencia Nacional por delito de blanqueo de capitales procedentes de la corrupción en Guinea Ecuatorial. En virtud de ello, la jueza del Juzgado de Instrucción número 5 de Las Palmas de Gran Canaria, Ana Isabel de Vega, decretó la orden de extradición de los Kokorev, que, tras su traslado desde Panamá a España por la Interpol, entraron en prisión.

La asociación denuncia que se transfirieron más de 22 millones de euros desde la cuenta de Petróleo de Guinea Ecuatorial a la de la sociedad mercantil Kalunga Company, propiedad de los Kokorev.

El clan familiar ha defendido siempre la legalidad de sus negocios con el Gobierno de Guinea Ecuatorial, que, a su vez, ha confirmado ante las autoridades españolas que entre 1999 y 2003 el país africano mantuvo relaciones comerciales con la compañía naviera y de transporte Kalunga en las Islas.

No obstante, la instructora del caso decidió en agosto de 2017 prorrogar dos años más la prisión de los Kokorev bajo fianza de dos millones de euros. En cambio, la Audiencia de Las Palmas revocó tal resolución a finales de septiembre y dejó en libertad a Yulia Maleeva, mientras que su marido, de 63 años y enfermo, siguió preso, si bien se le rebajó la fianza a 600.000 euros. Por su parte, su hijo Igor salió de la cárcel el 17 de octubre.

Hasta el momento el patriarca continuaba recluido, al no poder saldar la fianza impuesta de 600.000 euros con sus bienes.

Sin embargo, la Audiencia de Las Palmas dictó un auto el 19 de enero en el que resolvió estimar el recurso de apelación presentado por la representación procesal de Vladimir Kokorev y, en consecuencia, revocó el auto del 5 de diciembre de 2017 dictado por el Juzgado de Instrucción número 5 y acordó su inmediata puesta en libertad.

La resolución, dictada por el magistrado Carlos Vielba como ponente, prohíbe a Vladimir Kokorev salir de Gran Canaria y se le ha retirado el pasaporte. Además, tiene la obligación de comunicar al juzgado cuantos cambios de domicilio realice y comparecer "apud-acta" semanalmente en el juzgado o en la Sala de la Audiencia Provincial que vaya a celebrar el juicio.

En el auto se recrimina a los investigadores que no se haya precisado la participación concreta de cada uno de los miembros del clan familiar en esta causa.

Medida "desproporcionada"

La Sala utiliza los mismos argumentos empleados para la libertad de Yulia Maleeva y destaca que Vladimir Kokorev lleva en prisión un tercio de la pena que se le puede llegar a pedir. Entre otras consideraciones, apunta que la prórroga de cárcel requiere "una decisión judicial específica que motive tan excepcional decisión y ha de fundarse en alguno de los supuestos que legalmente habilitan para ello".

En este sentido, la Audiencia resalta que la medida de prórroga adoptada "podría vulnerar el derecho a la libertad del artículo 17 de la Constitución y del artículo 5 de la Convención Europea de Derechos Humanos, al resultar desproporcionada en razón al delito objeto de investigación, la pena prevista para el mismo, el momento procesal de las actuaciones y las circunstancias personales" de Kokorev.

La Audiencia no ve necesaria la prestación de la fianza para excluir el riesgo de fuga, que, además, considera que es más débil transcurrido el tiempo de dos años en prisión. Igualmente, descarta la posible destrucción de pruebas, la interferencia en la investigación y la reiteración delictiva, pues Vladimir Kokorev no realiza ningún negocio ya al estar jubilado.

En su resolución, la Sala advierte de que éste es un proceso iniciado en 2009, aún en fase de instrucción, que "además de compleja, es complicada, y donde se han acordado recientemente y se encuentran en trámite numerosas diligencias, cuyo previsible resultado se encuentra aún lejano en el tiempo".

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