Antonio García-Trevijano Forte, el jurista que soñó con una Tercera República, falleció ayer a los 90 años de edad. Abogado y político, dedicó toda su vida a la defensa de la libertad. Tuvo un papel clave en la postrimería del franquismo y en 1974 fue el artífice de la Junta Democrática de España, una coalición de fuerzas políticas, sindicales y sociales de oposición a la dictadura, que tuvo eco en Canarias, donde, de hecho, se constituyó la primera Junta. Republicano combativo, abogó por una ruptura total con el régimen de Franco y fracasó. No se plegó nunca al pactismo de la transición.

Nacido en Granada el 18 de julio de 1975, García-Trevijano tenía una audacia y un atrevimiento notable. Un hombre de talento extraordinario, vehemente intelectual, a quienes algunos describen como un dandi. Fue uno de los más destacados opositores a la dictadura franquista e incluso llegó a ser encarcelado por orden de Fraga por sus declaraciones sobre Franco en los estertores del régimen.

Ha pasado los últimos cuarenta años en el ostracismo por ser el hombre que sabía demasiado, aunque ha hecho todo lo posible por defender sus ideas hasta el final. Deja como legado diversas obras y el Movimiento de Ciudadanos hacia la República Constitucional, que fundó en 2006 y presidió con la pretensión de reformar el régimen de la partitocracia a una democracia representativa.

García-Trevijano se definía como "repúblico'", "un estadista de la República" que forma parte del pueblo "que contribuye activamente a cambiar la naturaleza de la política".

Casado y con dos hijos, fue uno de los organizadores de la reunión clandestina de CCOO en la fábrica de Medias Vilma (Plaza de Castilla) que preparó la huelga de octubre de 1967. Profesor de Derecho Mercantil en la Universidad de Granada, en 1974 fue el coordinador y redactor del manifiesto de la Junta Democrática de España. Posteriormente, tuvo un papel relevante en la fusión de ésta con la Plataforma de Convergencia, dando lugar a la 'Platajunta', un organismo unitario de oposición al régimen dictatorial que buscaba la amnistía, la libertad política y la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes.

En 1977 fundó la revista Reporter, donde denunció lo que consideraba una traición por parte de los partidos clandestinos legalizados por Adolfo Suárez contra el compromiso de no aceptar ninguna Constitución que no saliera de un período de libertad constituyente que diera a la República la oportunidad de ser elegida.

Miembro fundador de la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes en 1998, junto con directores de prensa y radio, con el objetivo, según él mismo reconoció, de echar a Felipe González por su corrupción y sus crímenes. Publicó numerosos artículos y escribió varios libros de pensamiento político.

García-Trevijano "era muy activo y atrevido", evoca José Carlos Mauricio, que, como dirigente destacado del Partido Comunista en la clandestinidad, mantuvo una intensa relación con él entre 1974 y 1977, años en los que García-Trevijano "jugó un papel político muy importante". Le conoció en un hotel en París en el que se reunieron una decena de líderes españoles, entre ellos Tierno Galván, Santiago Carrillo, Rafael Calvo Serer y el abogado grancanario José Joaquín Díaz de Aguilar, en representación de Don Juan de Borbón. Constituyeron la Junta Democrática de España, que se presentó a finales de julio de 1974 en París y Madrid en un contexto de crisis del régimen franquista, marcado por la tromboflebitis de Franco, a causa de la cual estaba hospitalizado desde el 9 de julio.

Desde su papel como hombre de confianza de Don Juan desde Estoril, García-Trevijano coordinó toda la acción. Mauricio y el andaluz Alejandro Rojas Marcos fueron los encargados de presentar la Junta en Madrid. En clandestinidad, convocaron a los medios nacionales e internacionales, pero fueron alertados por García-Trevijano de que debían suspender la rueda de prensa porque "Madrid estaba tomada por la Policía". Había grises por todos lados y sospechaba que les iban a detener. Sin embargo, Mauricio y Rojas Marcos siguieron adelante y luego se enteraron de que la elevada presencia de agentes era porque "Franco salía del hospital".

La Junta Democrática tuvo un desarrollo significativo en España, sobre todo en Cataluña, Madrid y Canarias. Exigir la legalización de los partidos, amnistía para los presos políticos, la formación de un gobierno democrático provisional y la celebración de una consulta popular entre los doce y los dieciocho meses desde el día de la restauración de las libertades democráticas para elegir la forma definitiva del Estado, algunos de sus principios.

La primera Junta Democrática se fundó en Canarias en el despacho del letrado Díaz de Aguilar, ya fallecido, que fue miembro del Consejo Privado de Don Juan. A pesar de que él era monárquico y García-Trevijano republicano, les unió una fuerte amistad. Se conocieron en 1963 por un tema profesional y desde entonces mantuvieron contacto. "Se entendían muy bien sobre cómo se tenía que organizar este país tras la dictadura".

García-Trevijano "fue un hombre fundamental en la vida de mi padre", resalta José Joaquín Díaz de Aguilar, quien destaca que García-Trevijano hizo una apuesta muy fuerte por la ruptura, pero los reformistas y los sucesores de Franco optaron por una vía "pactada". "Acertó en muchas de las cosas que pronosticó, ya que en 1976 sostuvo que en el nuevo régimen no había división de poderes y esto iba a desembocar en corrupción y también advirtió de que el sistema de las autonomías iba a crear muchos problemas".

"Tenía un enorme talento, una tremenda pasión política y era muy valiente; él, con cuatro más, se enfrentó al régimen franquista y eso suponía poner en riesgo su patrimonio y su libertad", remarca Díaz de Aguilar, que incidió: "Tenía grandes enemigos y nadie debe olvidar que si hoy hay democracia en España es porque este hombre se la jugó en su día".

El jurista Óscar Bergasa, que formó parte de la Junta Democrática de Canarias, subrayó la "asombrosa cultura jurídica" de García-Trevijano, "un hombre íntegro que arriesgó su fortuna personal" y nunca claudicó de sus ideas. Un hombre de acción que luchó por la democracia y la libertad.