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Los presidentes canarios piden que el pleito insular no se use como ariete político

La lucha por reivindicar las singularidades de las Islas, el denominador común de los siete jefes del Ejecutivo regional

Los presidentes canarios piden que el pleito insular no se use como ariete político

Quienes han ayudado a construir Canarias desde sus cimientos se reunieron ayer para debatir por primera vez sobre los obstáculos, avances, aciertos y errores en 36 años de historia democrática y los principales desafíos que afronta esta tierra. Ocho hombres han presidido el Gobierno desde que el Archipiélago inició su andadura autonómica, con la aprobación de su Estatuto en 1982. Ayer siete de los presidentes -Adán Martín falleció en 2010- hicieron autocrítica y entre bromas, puyas, anécdotas y reflexiones sin pelos en la lengua realizaron un balance y una radiografía de las Islas. Defendieron a ultranza las singularidades de este territorio, repasaron los hitos y trifulcas políticas, batallas con Madrid, y dibujaron una Canarias sostenible, que debe dirigir sus esfuerzos en mejorar su sistema educativo, con la implantación real del bilingüismo, diversificar su desarrollo económico, potenciar la internacionalización de las empresas con la vista puesta en África, y meditar sobre el crecimiento poblacional. Coincidieron, además, en la necesidad de levantar una Canarias unida y fuerte, y, por tanto, animaron a desterrar el pleito insular y que no se use como arma política arrojadiza.

El actual presidente del Ejecutivo, Fernando Clavijo, junto a sus predecesores Jerónimo Saavedra (1983-87 y 1991-93), Fernando Fernández (1987-88), Lorenzo Olarte (1989-1991), Manuel Hermoso (1993-1999), Román Rodríguez (1999-2003) y Paulino Rivero (2007-2015) analizaron los hitos a los que se ha enfrentado el Archipiélago en su etapa autonómica. La construcción de la propia autonomía, la integración en Europa y su reconocimiento como región ultraperiférica, su consolidación como destino turístico y la crisis de los cayucos fueron algunos de los temas que salieron a colación en la primera conversación pública entre las siete personas que han asumido las riendas del Gobierno de Canarias.

En un ambiente cordial y distendido, en el que los chascarrillos de Olarte despertaron la risa de los presentes, los veteranos políticos repensaron la Comunidad Autónoma y, ya con la distancia de los años fuera del poder, no dudaron en entonar el mea culpa por equivocaciones durante sus mandatos o felicitaron a sus sucesores por sus logros.

Durante la velada hubo un reconocimiento a la figura e Adán Martín, que falleció en octubre de 2010 y que ejerció como presidente entre 2003 y 2007. A través de una intervención grabada para la ocasión, su esposa, Pilar Parejo, transmitió la visión de Martín sobre Canarias.

El debate protagonizado por los jefes del Ejecutivo canario se enmarca en el encuentro 'Cuando soy/fui presidente', con motivo de la celebración del Día de Canarias y organizado por Canarias en Hora. El acto tuvo lugar en el Hotel Lopesan Baobab Resort, con la presencia de unas 500 personas. El evento sirvió para abordar momentos históricos, retos y examinar la transformación que han experimentado las Islas en las últimas cuatro décadas.

Canarias como "país"

¿Es Canarias un país dentro de un Estado llamado España? "Sí, sin lugar a dudas", contestó rápido Clavijo, que incidió en que esta región tiene su identidad, idiosincracia y peculiaridades, por lo que merece un trato diferente. En su opinión, la lucha por reivindicar las singularidades de las Islas es el denominador común que ha definido a todos los mandatarios autonómicos.

En ello coincidió Manuel Hermoso, que resaltó que su moción de censura en 1993 no fue a Saavedra sino al entonces ministro de Economía Carlos Solchaga, quien "no sólo desconocía la realidad de las Islas, sino que nos despreciaba". De ahí que destacó la importancia de los votos nacionalistas en el Congreso de los Diputados para que se tengan las singularidades de las Islas.

De hecho, el propio Saavedra reconoció los problemas que tuvo con sus colegas socialistas en Madrid para tratar de mejorar lo que actualmente es el Régimen Económico y Fiscal de Canarias e insistió en que hay que hacer ver que no se trata de dar "ningún regalo" a Canarias sino compensar las especiales dificultades derivadas de la lejanía y fragmentación territorial.

Por su parte, Paulino Rivero, quien, en su segundo mandato, libró una de las batallas más duras con el Gobierno central, sobre todo por las prospecciones petrolíferas, alegó que ante el "maltrato" hay dos posibilidades: "agachar la cabeza o defender con intensidad los intereses de Canarias". El Ejecutivo que presidió optó por la segunda vía y, según él, el tiempo le ha dado la razón, por ejemplo con la recuperación ahora de los 800 millones de euros del convenio de carreteras tras ganar la pelea judicial con la Administración estatal.

Unas tensas relaciones Canarias-Estado que no sufrió Fernando Fernández, quien en su año y medio al frente del Gobierno se centró en dos objetivos fundamentales: poner en marcha el movimiento de las regiones ultraperiféricas y cambiar el modelo de adhesión de Canarias a la Unión Europea.

Mientras que Román Rodríguez defendió que el Archipiélago es una "entidad política con nombre propio y un autogobierno que tiene que seguir mejorando".

Igualmente, Lorenzo Olarte relató cómo evitó que el Gobierno de Felipe González activará el artículo 155 en Canarias.

Inmigración

Otro de los asuntos que han marcado la historia de Canarias fue la crisis de los cayucos. El 28 de agosto de 1994 llegó la primera patera procedente de África. Arribó a la costa de Fuerteventura y a bordo iban dos jóvenes saharauis. Esa embarcación inauguró la ruta canaria de la inmigración irregular, un fenómeno en el que "el pueblo canario y sus instituciones estuvieron a la altura", subrayó Rodríguez, que era presidente cuando empezaron a llegar a las costas isleñas "seres humanos en condiciones terribles". Valora "la solidaridad y acogimiento humano que prestó la sociedad canaria" ante este drama.

"No había conciencia en el Gobierno de España de lo que ocurría en Canarias", reprochó Rivero, que evocó que desde 2007 a 2009 se alcanzaron cifras récord de inmigrantes en pateras. A raíz de la crisis migratoria se empezó a hablar en Canarias de la llegada de inmigración regular y de poner límites al crecimiento poblacional.

Olarte confesó ser "enemigo de la afluencia masiva de turistas porque a la larga veremos que sobre todo las islas periféricas están perdiendo sus peculiaridades porque son tantos o más los de fuera que los de dentro". "No lo digo porque yo sea separatista, ni mucho menos, fui separatista en mi juventud, pero he ido aflojando y reconozco claramente que estoy fuera del independentismo canario", aseveró.

A juicio de Rivero, el problema más importante que tiene que afrontar el Archipiélago de cara al futuro inmediato tiene que ver con la sostenibilidad, no sólo ambiental, sino económica, cultural e identitaria.

En esta línea, Clavijo apuntó que la población activa sigue creciendo. "Esto no se puede confundir con un debate xenófobo, sino simplemente de sostenibilidad", alegó, al tiempo que abogó por cambiar el modelo productivo, con la internacionalización de la economía canaria y el apoyo al talento de los jóvenes que se forman en las Islas.

Educación

Precisamente, Jerónimo Saavedra cuestionó la política de formación y creación de empleo en los últimos 20 años, a pesar de los millones de euros destinados en cursos para desempleados, y defendió la implantación del bilingüismo como compromiso básico de la sociedad canaria. "Antes que carreteras hay que tener escuelas infantiles", exclamó en su defensa de un mejor sistema educativo.

Idéntica crítica esbozó Fernández, que lamentó que, pese a las cantidades "ingentes" en el presupuesto para educación, "seguimos teniendo unos resultados muy pobres y un elevado índice de fracaso escolar".

Y hablando de educación, de lo que se siente muy orgulloso Olarte es de la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. "No fue un logro mío, sino de esta isla, que se lanzó dos veces a la calle", destacó. Mientras que Hermoso admitió que el gran error de su vida fue ir en la pancarta principal oponiéndose a la ULPGC. "Las manifestaciones en Tenerife fueron un error histórico", reconoció, lo que suscitó aplausos del público. Y aprovechó para instar a fomentar el trilingüismo, pues "no basta saber sólo inglés, sino también francés o alemán".

"Es muy importante el sistema educativo, pero hay que pensar qué modelo de desarrollo vamos a articular", sostuvo Román Rodríguez, que se mostró convencido de que la población canaria no puede seguir creciendo al ritmo que lo está haciendo "porque el territorio no lo aguanta". "Estamos volviendo a más ladrillo y más turismo, pero esto no se sostiene en el tiempo", avisó.

Insularismo

Como tampoco se sostiene el pleito insular. Al menos así opinaron los siete dirigentes políticos en su debate, en el que Saavedra alertó de la debilidad de las instituciones autonómicas en favor de los gobiernos insulares y "eso no es bueno", porque hay un riesgo de que "vuelvan las desigualdades que el Estatuto de Autonomía quiso corregir". "Tenemos que hacer conciliable el interés insular con el interés de Canarias como un solo pueblo y eso es posible", apostilló Rivero, para quien "el partido que se plantee su estrategia con una vuelta al insularismo se suicida políticamente" y reiteró: "Para Canarias sería un enorme fracaso y frustración que de nuevo perdamos nuestras energías peleándonos entre nosotros. Los enemigos de los canarios no están dentro del Archipiélago".

Son testigos de primera fila de la historia de Canarias. Seis expresidentes a quienes "en muchas ocasiones la sociedad no ha sabido rendir el homenaje y respeto que merecen", afirmó Clavijo, que subrayó que "estamos infinitamente mejor que cuando empezó la autonomía, que se construyó de cero, pero no podemos resignarnos". Agradeció "el trabajo y lecciones" de sus antecesores y su apoyo para afrontar las metas de Canarias: cerrar los flecos del REF económico, la revisión del Estatuto de Autonomía y la renegociación de los fondos comunitarios.

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