El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) intervino directamente para frenar la crisis de los cayucos que afectó a Canarias en los años 2006 y 2007. Sin embargo, depende de los casos los agentes del centro actuaron de diversas maneras, unas más claras que otras, en los países emisores de inmigrantes irregulares. El periódico El País publicó en su edición de ayer que el CNI usó fondos reservados para pagar a los dueños de los cayucos para que dejaran de transportar a los africanos que querían llegar a las Islas. Sin embargo, el que fuera delegado del Gobierno en esos años, José Segura, niega este tipo de actuaciones pero sí admite que los sistemas de inteligencia del Estado participaron sobre el terreno, coordinados por las embajadas, para ofrecer ayuda en materia de seguridad y cooperación a Mauritania y Senegal.

Según las fuentes citadas por El País, a finales de 2006 el CNI decidió actuar directamente en los lugares de origen de los inmigrantes subsaharianos y pagar dinero sobre el terreno para frenar el trasiego hacia las costas canarias de pateras y cayucos cargadas hasta los topes de inmigrantes. La situación se tornó insostenible porque llegaban cientos y miles de subsaharianos a diario a las costas de las Islas, alcanzándose los 31.859 inmigrantes en 2006.

José Segura expresa su perplejidad por este tipo de informaciones: "Es la primera vez que oigo algo así, no puedo desmentir lo que no ha ocurrido", asegura taxativo, al menos al representante del Gobierno de Zapatero en Canarias no le consta que agentes del CNI hicieran este tipo de prácticas. El exdelegado socialista añade que se trataría de una labor muy ardua y compleja porque hay miles de cayucos: "Hay decenas de miles de embarcacionies de este tipo en las playas de Senegal ¿cómo se selecciona a quién darle el dinero para que no salga?", se pregunta.

El también exdiputado sí resalta la política de cooperación desplegada por el Gobierno de Zapatero en esos años tanto con Senegal como con Mauritania. Una cooperación que fue económica, pero también de seguridad y de la que Segura se siente especialmente orgulloso. "Creo que dimos la talla", asegura, y recuerda que el ministro de Empleo y Asuntos Sociales en ese momento, Jesús Caldera, fue un mínimo de diez veces a Senegal para inaugurar instalaciones de regadío, talleres de empleo con maquinaria, escuelas, centros de trabajo, etcétera, es decir, actuaciones que ofrecieran nuevas oportunidades de empleo a la población de esos países para que no tuviesen que salir a otros lugares de forma clandestina.

También se pusieron en marcha despliegues de seguridad con la intervención de agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional para ayudar a los servicios de seguridad de esos países, a la vez que se pusieron patrulleras de la Benemérita para vigilar las costas, un operativo que todavía se mantiene. De hecho, Segura presume de que la actuación de España ante esta oleada de cayucos y pateras sentó las bases del Frontex, el organismo de la UE para la vigilancia de las fronteras comunitarias.

En la información de El País también se recoge que otras fuentes cercanas al Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero indican que se negoció con las empresas que suministraban los repuestos de los cayucos, especialmente los motores de fabricación japonesa que equipaban estas embarcaciones, para que los derivaran a otro uso y así impedir la salida a navegar de las barquillas para dirigirse a las Islas.

La intervención de los agentes secretos españoles sobre el terreno acabó haciendo efecto ya que en 2007 y 2008 descendió de forma destacada la llegada de inmigrantes a menos de la mitad e incluso por debajo.