"¿Quién canta hoy, mamá?", preguntó María Rodríguez a Luisa del Rosario al llegar a las inmediaciones del Auditorio Alfredo Kraus. "Es un concierto para recordar a las personas que se fueron al cielo por un accidente de avión", respondió. Madre e hija , tras una tarde en la playa de La Canteras, se dirigían a pie al centro comercial más cercano para comprar unos helados cuando se encontraron, sobre las ocho y media de la tarde, con una "nube de personas". La pequeña de nueve años, debido a su corta edad, no sabía a qué se refería su madre, que le explicó que cuando fuera algo más grande lo entendería mejor: "Fue algo que nunca se olvidará".

El Alfredo Kraus acogió anoche un concierto conmemorativo por el décimo aniversario de la tragedia aérea de Spanair en la que fallecieron 154 personas y otras 18 resultaron heridas, la mayoría de ellas canarias. La Orquesta Sinfónica de Las Palmas, bajo la batuta de Rafael Sánchez Araña, junto con las voces y sonidos de su propio coro así como de Olga Cerpa, Yeray Rodríguez, Pedro Manuel Afonso, Iván Quintana, Patricia Muñoz, Isabel Padrón y Abraham Ramos, rindieron anoche un sentido tributo a las víctimas del siniestro ocurrido en Barajas el 20 de agosto de 2008.

Familiares de las víctimas, supervivientes y políticos asistieron al acto presidido por una pancarta que mostraba los nombres y los rostros de los 154 fallecidos en aquel siniestro. Pero entre el público se encontraban, además, cuatro miembros de las unidades de emergencia y fuerzas de seguridad que intervinieron en la catástrofe y que la presidenta de la Asociación de Afectados del Vuelo JK5022, Pilar Vera, tildó de "héroes": Francisco Martínez, bombero en el Aeropuerto de Barajas; Santos Ferrera, técnico del Samur; Luis Rodríguez, brigada de la Guardia Civil, y Nicolás Riera, médico del Summa.

Martínez rememoró minutos antes del concierto "el caos inicial" tras el accidente. El bombero se encontraba a 1,4 kilómetros de la zona del siniestro y explicó que el trabajo fue "intenso". "Nos llevó tres minutos romper la barrera del fuego para llegar a las víctimas", apuntó. Ferrera, que aún recuerda las primeras personas a las que atendió, indicó que siempre "se puede mejorar" en las intervenciones. "Hay que hacer muchos ensayos sobre este tipo de procesos en lugares con muchísima dificultad", recalcó.

Riera fue el primer médico que llegó, desde un helicóptero, a la zona de la tragedia. Él hizo hincapié en la labor de los familiares de las víctimas durante estos últimos diez años, pues señaló que esa batalla ha permitido que muchos servicios de emergencias, incluido el suyo, revisen los protocolos en relación a las catástrofes. Rodríguez explicó, a su vez, que nunca se había enfrentado a algo así. "Fue extremadamente duro", reconoció, "pero nos ha enseñado mucho".

El repertorio, que contó con folías y malagueñas, lo ejecutaron 120 intérpretes. La canción Gran Canaria cerró el acto, que presentó lleno absoluto pues las 1.700 localidades del auditorio estaban ocupadas. El evento fue, en palabras de Vera, una forma de homenajear a las víctimas a través de la música, el lenguaje universal que trasciende fronteras y actúa como "bálsamo para unas heridas que nunca cicatrizarán".