Una unidad de reconocimiento llega en helicóptero para inspeccionar y ocupar la zona. Lo primero es comprobar si hay personas en el interior de las viviendas y, si hay enemigos, controlarlos o eliminarlos. El resto se unirá más tarde por tierra, tras el desembarco en puerto. Es necesario estar alerta en todo momento. El planeamiento, la organización y la táctica resultan indispensables para que la misión sea un éxito.

A unos cinco kilómetros de la Avenida Mesa y López, una de las principales arterias comerciales de Las Palmas de Gran Canaria, se ha librado estos días un combate. Una contienda ficticia en la que infantes de la Marina española y efectivos portugueses y estadounidenses han puesto a prueba su capacidad de respuesta y adaptación a situaciones sobrevenidas.

Los campos de tiro de La Isleta (Gran Canaria ) y Pájara (Fuerteventura) han servido de escenario durante esta semana a 680 efectivos de España, Portugal, Italia y EEUU para la realización de ejercicios tácticos y de tiro con diferentes tipo de armamento. Las maniobras Gruflex 2018, las más importantes de la Armada, no solo han tenido lugar en las aguas del litoral y playas del Archipiélago, sino también en las zonas de adiestramiento donde los militares han afinado su puntería, coordinado sus movimientos y puesto a prueba su destreza en circunstancias hostiles.

Los ejercicios, que regresaron al Archipiélago 16 años después de la última celebración de los mismos en las Islas, han contado con la participación de unos 3.100 efectivos y seis embarcaciones: el portaviones Juan Carlos I, los buques de asalto anfibio Galicia y San Giusto -perteneciente a la Marina italiana-, y las fragatas Álvaro de Bazán, Juan de Borbón y Santa María.

Solo en el campo militar de tiro de La Isleta, 360 efectivos comprobaron su habilidad sobre el terreno. Del total, 24 eran estadounidenses, 65 portugueses y 261 españoles. Después de la realización de ejercicios tácticos que simulan el combate en población -con ejercicios en el interior de las construcciones, en las calles y en los túneles subterráneos que tiene la zona de instrucción militar de la capital grancanaria- y la ejecución de tiros con diferente armamento -ametralladoras, misiles antiaéreos Mistral y fusiles más ligeros-, los efectivos han hecho el petate para reembarcar hoy en el Juan Carlos I a primera hora de la mañana. Para estas maniobras los infantes de Marina también contaron con 50 vehículos y unidades aéreas no tripuladas (drones).

En el área de adiestramiento de Pájara se contabilizaron durante las prácticas cuarenta efectivos menos. De los 320 militares, 120 eran italianos y 200 españoles. Los primeros llegaron con 30 vehículos y los segundos con 28. Los ejercicios de tiro, en este caso, estuvieron protagonizados por lanzagranadas automáticos, misiles contra carros y armas ligeras. Los ejercicios tácticos se centraron, por su parte, en la realización de movimientos para ocupar una posición determinada.

Las fuerzas movilizadas en el campo militar de Fuerteventura reembarcaron ayer. Lo hicieron a través del puerto de Morro Jable y no de Puerto del Rosario, como en un principio estaba previsto. El buque de asalto anfibio Galicia se acercó a la costa majorera para recoger a los efectivos y poner rumbo a Tenerife.

La mayoría de los ejercicios cuentan con una fuerza contraria para añadir un grado de dificultad a los mismos. Desde la Armada explican que la oposición es necesaria porque, de no ser así, las prácticas pierden un poco el sentido. "Tenemos oposición porque tienes algo que ver, personas que reaccionan y hay cosas que hacer", aseguró. La experiencia en las Islas la califican, a su vez, de "positiva". Normalmente las maniobras que lleva a cabo la Fuerza Naval tienen lugar en el sur de la Península, por lo que hacer las maniobras en escenarios poco habituales contribuye, según explican, a estar alerta, planear y enfrentarse a nuevos retos.

Las maniobras en Canarias comenzaron el pasado martes. En la madrugada del miércoles se produjo un desembarco anfibio en la playa de Tarajalejo, situada en Fuerteventura, pero no en la de La Solapa, ubicada en la misma isla, donde también estaba previsto. La proyección a tierra se suspendió en este punto debido al fuerte oleaje. Durante la noche del miércoles se produjo un desembarco en Veneguera (Gran Canaria) y, ayer por la tarde, otro en la playa de Los Abriguitos y la zona de Los Abades, en Tenerife.

En ese último caso se trató de una operación limitada que no duró más de dos horas. Primero llegaron por mar tropas de reconocimiento y, de forma casi simultánea, efectivos en helicópteros y otras embarcaciones con vehículos.

Hoy, mañana y el domingo los ciudadanos que lo deseen pueden visitar las embarcaciones que han participado en las maniobras. En Tenerife atracarán los buques de asalto anfibio Galicia y San Giusto; en Gran Canaria el portaviones Juan Carlos I y la fragata Álvaro de Bazán; en Fuerteventura la fragata Almirante Juan de Borbón, y en Lanzarote la fragata Santa María.

La realización de estas operaciones en las Islas no ha estado exenta de polémica. La muerte de cetáceos en 2002 como consecuencia de los mismos ejercicios, así como el miedo a que se deteriorase el medio, han sido utilizados como argumentos por quienes se han opuesto a estas prácticas, especialmente en Fuerteventura. Desde el primer momento la Armada ha recalcado que los aspectos medioambientales están siempre presentes en todas las fases de planeamiento y ejecución, por lo que en esta ocasión no se emplearon equipos sonar que pudieran perjudicar a la fauna marina. El almirante comandante del Mando Naval de Canarias, Juan Luis Sobrino Pérez-Crespo, subrayó durante la presentación de los ejercicios de adiestramiento que éstos son necesarios para mejorar las capacidades y preparación de la Fuerza Naval para cumplir sus cometidos en favor de la seguridad y defensa de España, "con actividades compatibles y respetuosas con el medio ambiente y la flora y fauna marina y terrestre".

En las maniobras Gruflex 2018 participan efectivos de la Armada, del Ejército de Tierra y el Ejército del Aire, además de unidades de la Marina portuguesa, la Marina italiana y del Cuerpo de Marines de Estados Unidos.

El ejercicio arrancó en Rota (Cádiz) el día 7 de este mes, con la ceremonia de la celebración del vigésimo aniversario de la creación de la fuerza anfibia. Las maniobras que se han realizado en el Archipiélago corresponden a la segunda fase, denominada de tránsito, en la que han tenido lugar los desembarcos, adiestramientos terrestres y operaciones aéreas. La tercera etapa es de visita a los puertos de las islas de la provincia oriental y de Tenerife, mientras que la última tendrá lugar en el Golfo de Cádiz, en la Base Naval de Rota y la Sierra del Retín. Allí los efectivos tendrán que hacer frente a situaciones de amenaza terrorista, insurgencia e inestabilidad generada por grupos criminales en un imaginario país llamado Larland.

En el cómputo general son ocho embarcaciones las que entran en acción, pues a las ya mencionadas se suman los cazaminas Duero y Tajo -que no se desplazaron a las Islas- y el submarino Mistral, que tampoco ha intervenido en aguas canarias. También participan 25 aeronaves y 150 vehículos.