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Relaciones Canarias-Estado Bloqueo de los convenios de infraestructuras

Ábalos, el 'ministro obstáculo'

El titular de Fomento se ha convertido en una rémora en la aplicación de los acuerdos entre Canarias y el Estado en materia de transportes y carreteras

de Fomento. LP/DLP

"Sé que me he hecho muy famoso en Canarias. Y ahora viene el convenio de carreteras. Esto es un no parar, porque detrás de una reivindicación viene otra, pero en ello estamos porque es lo que hay". Con estas significativas palabras, José Luís Ábalos trataba de resumir, nada más llegar al Ministerio de Fomento, sus impresiones sobre la compleja relación que le iba a tocar vivir con Canarias a cuenta de la extensa e importante agenda de asuntos que ese departamento tenía abierta con el Archipiélago, pero también demostraba la mentalidad de reticencia con la que afrontaba esa tarea. Esas palabras las pronunció el 12 de julio en su primera comparecencia en la comisión de Fomento del Congreso muy poco después de hacerse cargo de la cartera ministerial más política del Gobierno central, y para entonces ya era "famoso" en las Islas y no precisamente para bien.

En sólo cuatro semanas en el cargo, Ábalos ya había dado razones a los canarios para que cultivaran un sentimiento de antipatía hacía él por las dificultades que puso para la aplicación del 75% de descuento en los vuelos a la Península que se había acabado de aprobar en los Presupuesto del Estado de este año, pero seguramente no podía imaginar que, seis meses después, su imagen en las Islas fuera a estar tan deteriorada y cuestionada por propios y extraños. Su reciente anuncio de que la firma del convenio de carreteras con Canarias sufrirá el enésimo aplazamiento, más allá del 21 de este mes al que él mismo se comprometió hace poco, no solo ha provocado una gran indignación en el Gobierno regional, en los agentes sociales y en la opinión pública, sino que le coloca ya en una situación cercana al esperpento en relación con la gestión de los asuntos canarios.

"Una tomadura de pelo", ha resumido el Ejecutivo regional tras comprobar cómo Ábalos se ha destacado desde el inicio de su mandato como el eterno ministro de los obstáculos para poder poner en marcha algunos de los acuerdos más importantes conseguidos previamente entre Canarias y el Estado, en particular la firma de un nuevo plan de inversiones viarias de 2.100 millones par los próximos ocho años.

Lo cierto es que Ábalos está muy lejos de sentirse esa rémora con la que le identifica prácticamente toda Canarias, sino que, por el contrario, tiene el convencimiento de que, gracias a su rigor en la aplicación de la legalidad en el ámbito administrativo en el ministerio, Canarias va a poder disponer con todas las garantías de esos recursos comprometidos por el Estado.

Es lo que piensa por ejemplo sobre la aplicación del 75 % de bonificación de los vuelos a la Península vigente desde los primeros días de julio pasado tras la entrada en vigor de la ley de Presupuestos, una medida que él trató en un principio de retrasar varios meses aludiendo a problemas técnicos, legales y administrativos.

Todo su empeño en ese momento, en una actitud cicatera hasta un extremo que nadie entendió, era aplicar la letra de la ley hasta sus últimas consecuencias de forma que la medida necesitaría de un decreto ley cuya tramitación se demoraría al menos seis meses. Solo la presión política de forma conjunta de los gobiernos de Canarias y de Baleares, evitó el disparate y el ministro se avino a tramitar un real decreto de forma urgente, y un acuerdo posterior de Consejo de Ministros, para la aplicación inmediata del descuento aéreo.

El episodio marcó ya desde ese momento el cariz que tendría la gestión del ministro valenciano al frente de Fomento, con quien, al parecer, un grupo de funcionarios que ven como privilegios algunas de las políticas y medidas compensatorias con los territorios extrapeninsulares, han encontrado una cierta cancha para aplicar sus criterios. Y si en ese momento ya se produjo el primer episodio de desconfianza por parte del Gobierno de Canarias, el sentimiento se fue reforzando a medida que pasaba el tiempo y el ministerio seguía dando largas al convenio de carreteras, que el propio Ábalos mencionó en su frase premonitoria de principios de junio como otra de esas "reivindicaciones" con las que habría que lidiar. "Es lo que hay", decía él.

Rectificarse a sí mismo

Desde entonces, en estos meses de incertidumbre política general, el ministro y su equipo, pese a las presiones en muchos casos a la desesperada del secretario general del PSOE canario, Ángel Víctor Torres, no han parado de rectificarse a sí mismos una y otra vez, y de ir desmintiendo horizontes sobre la fecha de la firma o las condiciones de pago. El propio Ábalos dijo en verano en una visita a Canarias que el convenio sería una realidad en septiembre, a la vuelta de las vacaciones de verano, pero a diez días de concluir el año, el convenio sigue siendo una incógnita más allá de las pertinentes autorizaciones del Consejo de Ministros de la semana pasada o la que se produzca de nuevo en el del día 21. Los continuos retrasos han alimentado todo tipo de argumentos sobre las razones reales del mismo, sin que el ministerio haya dado a día de hoy una explicación verosimil.

Una de las cuestiones sobre las que él suele insistir es que los compromisos del anterior Gobierno del PP con Canarias no están bien ancladas en los Presupuestos, o tienen dotaciones teóricas que luego no aparecen en las cuentas reales de los ministerios. Sobre esta idea aduce a que los acuerdos entre el Ejecutivo central y el regional en los últimos años no están bien anclados técnica y jurídicamente en los usos administrativos y que, por así decirlo, circulan en los márgenes del ministerio e incluso de la legalidad. Sea como fuere, lo cierto es que Fomento y Ábalos alimentan desde el principio del actual Gobierno socialista de Pedro Sánchez las tensiones entre Canarias y el Estado, han instalado la desconfianza en las relaciones entre ambas partes, y está provocando un permanente malestar en los socialistas canarios, que ven cómo están perdiendo la oportunidad de rentabilizar políticamente el cambio de manos del principal ministerio inversor justo cuando Canarias se está jugando ahí sus principales bazas.

Además de las cuestiones mencionadas, José Luis Ábalos también mantiene sin despejar el nuevo convenio de vivienda con Canarias más allá del que se ha firmado en el marco del plan estatal, al tiempo que insiste en una actitud escapista en relación con la escalada de los precios de los vuelos a la Península justo después del incremento de la subvención al 75 % para residentes. El ministro no responde a la petición canaria de hacer públicos los datos del Observatorio de Conectividad y Precios, aunque en un guiño a lo que ahora ya sabe que es un asunto sensible para todos los territorios extrapeninsulares, ha cambiado de posición y asegura que está dispuesto a estudiar la posibilidad de establecer una tarifa máxima de referencia en las rutas más caras.

Ábalos, que compagina el ministerio con su papel de secretario de Organización del PSOE, nunca ha logrado conectar como interlocutor de confianza con los principales portavoces del Gobierno canario, y es un pésimo gestor de la comunicación política, siempre, pese a su talante personal cercano y amable, al borde de la ofensa cuando trata de dar explicaciones públicas. Como cuando calificó de "ocurrencia" la petición del presidente de Canarias, Fernando Clavijo, de convocar una Conferencia de Presidentes para abordar entre todas las comunidades autónomas la situación de Cataluña. "Cuando alguien plantea algo, mejor que piense en qué resultado puede dar porque así acierta en la iniciativa. Todo lo demás son ocurrencias", comentó quien en los últimos días ha tenido que desdecirse de varias e importantes declaraciones políticas (elecciones generales en mayo, Consejo de Ministros en Cataluña, dimisión de Susana Díaz en Andalucía...), y quien, como permanente ministro obstáculo, lleva meses ganando triste fama en Canarias.

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