La derecha sin complejos de la España posterior a la crisis económica, pero aún en plena crisis territorial y de identidad nacional, acaricia el sueño de la hegemonía social y de la mayoría absoluta parlamentaria. La irrupción en las pasadas elecciones andaluzas de un partido de derecha radical como es Vox se consolida en el ámbito estatal y marcaría el surgimiento de un nuevo mapa político de dominio de los partidos conservadores a través de su holgada victoria electoral y una presencia mayoritaria en el Congreso. Este es al menos el escenario que dibuja una encuesta de Hamalgama Métrica para LA PROVINCIA /Diario de las Palmas en la que, de celebrarse ahora elecciones generales, a una amarga victoria del PP, que sería el partido más votado pero con gran pérdida de apoyos, habría que sumar un espectacular ascenso de Ciudadanos (Cs) hasta al menos doblar su actual número de escaños y, sobre todo, la entrada en la Cámara del ultraderechista Vox con un 8,7 % de los votos y 28 ó 29 diputados.
Los tres partidos de la derecha sumarían por tanto, y gracias al desplome de la izquierda, entre 178 y 185 escaños (entre 2 y 9 por encima de la mayoría absoluta de 176), lo que les daría la posibilidad de repetir para el conjunto del Estado la fórmula con la que se ha pactado en Andalucía y formado un gobierno de coalición de PP y Cs sostenido desde fuera por el partido ultraconservador que lidera Santiago Abascal.
El PSOE, lejos de rentabilizar su paso por el Gobierno en los últimos meses, pierde apoyo ciudadano. El entusiasmo del electorado de izquierdas tras la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy de finales del pasado mes de mayo, se ha desvanecido por completo y la aventura del gobierno socialista sostenido por Unidos Podemos y otras formaciones parece no tener ninguna posibilidad de continuidad con un nuevo ejecutivo progresista tras las próximas elecciones.
Lejos de sacar partido a las medidas sociales y a un programa de gasto público presentado ante los españoles, el Gobierno socialista se ve lastrado por su debilidad parlamentaria y su política de distensión en Cataluña, un asunto que parece dominar el debate político y el sentir crítico de muchos electores. La dependencia de los partidos independentistas catalanes y la sensación que se negocia con ellos, aunque la encuesta está realizada antes de que el Ejecutivo de Sánchez presentara en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado de 2019, marca las tendencias electorales de los últimos meses, muy condicionadas también por el ambiente que han dejado los comicios andaluces del 1 de diciembre.
Batacazo socialista
La encuesta rompe la tendencia de todas las elaboradas en los últimos tiempos y da la victoria al PP pese a la gran pérdida de escaños que sufre en comparación con los resultados de las últimas elecciones. El partido ahora liderado por Pablo Casado lograría el 22,5 % de los votos y entre 84 y 86 escaños, perdiendo más de once puntos de apoyo electoral y en torno a 52 diputados respecto a junio del 2016. Un resultado que, en todo caso, le permitiría al sucesor de Rajoy mantenerse al mando del frente de derechas, y aspirar a la presidencia del Gobierno tras la que sería una victoria a la primera en su estreno como candidato. Sería la primera vez en la actual etapa democrática que el partido vencedor de las elecciones generales no logra ni la cuarta parte de los votos introducidos en las urnas, y que se queda lejos de los 100 escaños, lo que da idea del nivel de fragmentación que ha alcanzado la política española. El PP cede todo el apoyo que pierde a Vox, partido cuyos líderes vienen precisamente de sus filas y que ahora se apropia del votante popular más conservador.
El segundo partido más votado sería el PSOE, al que el 21,22% de las papeletas totales le reportarían entre 74 y 78 escaños, un resultado que no sólo le privaría de la victoria que le auguraban hasta ahora todas las encuestas, sino que supondría un nuevo batacazo y, otra vez, su peor resultado de la historia, perdiendo entre 6 y 10 diputados respecto de sus 84 actuales.
La encuesta viene a señalar que la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez ha ido apartando paulatinamente a muchos electores del PSOE y que probablemente se vayan a la abstención, tal como ha ocurrido en Andalucía, las únicas elecciones que se han celebrado hasta ahora con el actual contexto político. El hecho de que esas elecciones hayan confirmado el surgimiento de una ultraderecha en España y su entrada en las instituciones, no parece que alarme demasiado a los electores progresistas a la vista de la escasa movilización que se intuye en la encuesta.
Por detrás del PSOE pero pisándole los talones se sitúa Cs, que al menos dobla su presencia en el Congreso logrando el 18,16% de los votos y entre 66 a 70 escaños, frente a sus 32 actuales. El partido liderado por Albert Rivera se sitúa de esta forma como socio importante del previsible pacto entre los partidos conservadores para gobernar, aunque habrá que ver qué actitud adopta en este caso sobre el papel y relevancia que desempeñe Vox en las negociaciones. En todo caso, aunque Cs mantenga su negativa a negociar nada con la ultraderecha y limite sus conversaciones al PP, no podrá evitar que el futuro gobierno esté en manos a efectos parlamentarios del partido de Abascal.
Unidos Podemos, si es que se repite la alianza electoral a la izquierda del PSOE, lograría en estos momentos el 12,56 de los votos emitidos y entre 41 y 44 escaños, algo por debajo de sus 45 diputados actuales. La pérdida de un punto porcentual y entre 1 y 4 escaños respecto al 2016 no cuenta aún con el posible efecto de la última crisis en la formación morada por la marcha de Íñigo Errejón, uno de sus fundadores y que ha dejado su escaño en el Congreso, para presentarse a la Comunidad de Madrid por la plataforma de la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena (Más Madrid) y por tanto al margen del partido que lidera Pablo Iglesias.
Si al resultado de Unidos Podemos se suman el de sus confluencias territoriales, la catalana En Comú (11 escaños), la gallega En Marea (4 escaños), y la valenciana con Compromís (6 escaños), el resultado global sería de 62 a 65 diputados, aunque el partido levantino ya ha anunciado que en las próximas elecciones acudirá en solitario a la urnas. La amalgama Podemos, Izquierda Unida y las tres confluencias mencionadas suman un 19,3 % de apoyo electoral, pero se reduce al 17,11 % sin los valencianos.
Los de la moción ya no suman
La suma de PSOE y Unidos Podemos más sus confluencias y Compromís, quedarían lejos de ser alternativa a la derecha, pues sumarían únicamente de 136 a 143 diputados, es decir, al menos 42 escaños por debajo de lo que suman las fuerzas conservadoras, y a entre 33 y 40 de la mayoría necesaria. El desplome de la izquierda convierte en este caso en irrelevantes a los partidos nacionalistas como posibles socios para evitar un gobierno de la derecha.
Aunque el PNV mejora sus resultados, pasando de 5 a 7 escaños, los independentistas catalanes pierden fuelle, ya que ERC se deja un escaño por el camino y el PDCAT entre 3 y 4. Bildu repite sus actuales dos diputados. En definitiva, los partidos que apoyaron la moción de censura de Sánchez contra Rajoy sumarían en estos momentos entre 157 y 165 escaños frente a los 180 que mandaron al PP a la oposición.
La única formación que se abstuvo en esa moción, CC, logra en la encuesta de Hamalgama un 0,22 % de apoyo electoral, 11 décimas menos que en 2016 (0,33%), lo que hace peligrar para la formación nacionalista canaria el escaño de Ana Oramas. La encuesta, por otro lado, contabiliza el actual escaño de Pedro Quevedo, de NC, como integrante de la lista del PSOE por Las Palmas con la que se presentó en las elecciones del 2016 y no hace una prospección sobre los posibles resultados de esta formación en una nueva cita electoral.
