El abogado y exconcejal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria Paulino Montesdeoca de la Guardia falleció ayer a los 52 años de edad cuando combatía contra una larga enfermedad. El letrado era hijo de Paulino Montesdeoca Sánchez, abogado y exdiputado de Alianza Popular, y de María del Pino de la Guardia, fallecida cuando su hijo aún era joven. Además, Montesdeoca de la Guardia vivió con enorme tristeza la pérdida, primero, de su hermano Ramón, en plena adolescencia. Posteriormente, hace menos de una década, de su gemelo Luis, también abogado. Casado con María Cristina Viera tenía dos hijos, Paulino y Alfonso.

Montesdeoca de la Guardia se crió en Arenales, en la calle Perojo, estudió en el colegio Claret de Las Palmas de Gran Canaria y se licenció en Derecho en Madrid. De carácter jovial, intelectualmente muy inquieto, siempre abnegado en el compromiso hacia los demás, deportista y en permanente proceso de formación, se hacía querer allí donde estuviera. Aunque no le ocurriera así al final de su etapa en el Partido Popular. Ellos se lo perdieron.

Ingresó en Nuevas Generaciones con 18 años por "vocación, convicción e ilusión", indicó en una entrevista a este periódico publicada el 28 de marzo de 2010. Tras los estudios, ganó una plaza en el Cabildo de Gran Canaria, en el Consejo Insular de Aguas.

Fue concejal de Seguridad y Movilidad Ciudadana en el mandato de Pepa Luzardo como alcaldesa de la capital, entre 2003 y 2007. En esos cuatro años, se encargó de terminar el proyecto de señalización e instalación de radares en la Avenida Marítima para reducir el número de accidentes que se registraban casi a diario en la principal arteria de la ciudad, además de remodelar la circulación en Torre Las Palmas.

Al acabar esa etapa fue elegido al Cabildo de Gran Canaria en el número cuatro de la plancha que encabezaba José Manuel Soria. Fue en el mandato en que éste sería desalojado de la institución insular por una moción de censura entre el PSOE de José Miguel Pérez y la Nueva Canarias de Román Rodríguez. Soria, como vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias, se llevó al Ejecutivo regional a un siempre eficiente y preparado Paulino Montesdeoca como director general de Patrimonio y Contratación.

El abogado acabaría por dejar el puesto en desacuerdo con las formas y maneras en las que se pretendía gestionar el PP de Gran Canaria. Se convirtió así en uno de los pocos políticos que dejó la actividad harto de la partitocracia sectaria y ramplona que impide la libertad de pensamiento, la pluralidad y la tolerancia en la actividad política. Enganchaba así con las enseñanzas intelectuales de su padre, quien precisamente acabaría dejando Alianza Popular tras participar en la Transición cansado de ser un parlamentario que sólo podía hacer lo que le indicaban sus jefes de filas en el Congreso. Fue un rechazo a lo que se vino a denominar los diputados botón. Sirva esta crónica de urgencia para trasladar el pésame a su familia.