Han pasado 30 años desde que los tres primeros efectivos del Ejército de España se desplazaron a Angola para integrarse en la misión de pacificación desplegada por Naciones Unidas. Desde entonces, a golpe de experiencia y con la ayuda de la tecnología, la participación de las Fuerzas Armadas en intervenciones desarrolladas en el extranjero ha mejorado notablemente. Siempre con el denominador común de la facilidad que el carácter latino brinda para estrechar lazos con la población local.

Esos tres decenios de historia más allá de las fronteras patrias fueron el motivo elegido para el anual acercamiento que desde 1987 el mundo castrense brinda a la sociedad. El jefe del Mando Aéreo de Canarias (Macan), Fernando de la Cruz, ha participado en varias de esas intervenciones; en Bosnia, Kosovo o Afganistán, por ejemplo.

"Al principio era más complicado. Los ejércitos de otros países disponían de medios de los que carecíamos, y en eso hemos ido mejorando", aseguró en la mañana de ayer mientras recorría la exposición que visitaron cientos de ciudadanos en el parque de Santa Catalina de la capital grancanaria. La mejora de la dotación de medios ha permitido un incremento proporcional de los resultados, relató De la Cruz.

Lo que no ha cambiado desde la primera ocasión es "el especial trato que dan los españoles a la población de la zona". El general de División del Ejército del Aire lo aseguró "con conocimiento de causa", lo ha "vivido en primera persona. Muchas personas de estos países, muy remotos en algunos casos, me han dicho que da gusto tratar con los españoles". El motivo de ese buen entendimiento es el "afecto" que las dotaciones españolas muestran. "Somos como somos y nos comportamos como siempre nos hemos comportado", destacó De la Cruz Caravaca.

Entablar esa confianza hace que el trabajo sea "mucho más facil". Incluso, con el paso de los años, las propias Fuerzas Armadas han podido aprovechar esa experiencia para "mejorar procedimientos y ampliar conocimientos que se han ido incorporando en el día a día a la seguridad y defensa del territorio nacional", detalló el jefe del Macan.

Alrededor del general, los ciudadanos observaban de cerca las herramientas con las que trabajan los ejércitos. Mientras un adulto se acomodaba en el asiento de un caza F18, un pequeño era incapaz de cerrar la boca desde que las gafas de realidad virtual lo enrolaron en un submarino y se sentía un miembro más de la Armada.

"Se trata de que la sociedad conozca lo que tiene a su servicio, la finalidad es acercarnos", explicó el general. La curiosidad atrajo a centenares de ciudadanos. Un simulador de navegación les permitió atracar una nave en el Arsenal y pudieron saber cómo ve un sniper cuando se coloca las gafas de visión nocturna.

Unos metros hacia el mar, César, un pastor alemán intenso en sus movimientos y riguroso en su labor, se sentaba junto a uno de los chiquillos que integraban un grupo de diez y al que colocaron en un bolsillo la sustancia a detectar. Un ejemplo del trabajo que la Guardia Civil realiza cada día contra el tráfico de drogas. También la UME (Unidad Militar de Emergencias) pudo detallar a cuantos se acercaron hasta ella la labor que desarrolla en la lucha contra el fuego.

Por la tarde, el jefe del Macan presidió el arriado de la bandera y homenaje a los caídos en la explanada de la trasera de los edificios Elder y Miller. Precisamente el director del Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología, Gilberto Moreno, fue el receptor de la enseña nacional.

"Siempre se entrega a alguna entidad y en esta ocasión les hemos elegido porque las Fuerzas Armadas tienen mucho de tecnología y tenemos mucha vinculación", explicó el general Fernando De la Cruz.