¿Cómo valora la situación actual de terrorismo en la zona del Magreb y el Sahel?
Históricamente Argelia ha sido el país que se ha enfrentado a una problemática mayor y de más larga duración, además es un país cuyas costas están bastante cerca de la Península, de la zona sur oriental española. Empezando a hablar por lo positivo, la situación en Argelia, la situación securitaria por lo que respecta al terrorismo, a la militancia yihadista, es buena, se ha limitado el número de personas que se adscriben a esta ideología. Por lo cual digamos que el foco histórico más preocupante de la región está en calma. Sin embargo a lo largo de los últimos años se han activado otros focos, que o no estaban activos o habían pasado por un periodo de letargo.
¿Cuáles son estos nuevos focos en los que aparece el terrorismo?
Son zonas muy extensas y cuyos estados no ejercen el control que nosotros comprendemos como lógico en sus propios territorios. Ha habido un flujo de armas enorme unido a una insatisfacción creciente, y a una demografía que es de compleja gestión puesto que hay una porcentaje enorme de gente menor de 20 y menor de 30 años, con niveles de pobreza muy graves. Estamos hablando de países como Chad, Níger, Mali o Burkina Faso, cuyos niveles de desarrollo se encuentran entre los más bajos del mundo. Para poner coto a aquello que se gestaba en 2012 y que se hubiera acabando pareciendo a Siria y a Irak en 2016 lo que se hace es dispersar la amenaza hacia otras zonas, no solo en Mali, sino que ahora tenemos militancia salafista-yihadista en todos los países que componen esta franja saheliana del África Occidental.
¿Cuáles son las tendencias en materia de seguridad española?
La mayor parte de los proyectos que se están poniendo en marcha o que son puramente de origen español van orientadas en dos direcciones, además de, y esto es algo transversal, la capacitación de las contrapartes locales. El eje principal es formar, facilitar las herramientas necesarias a los correspondientes países para una mejor gestión, tanto de sus fronteras como de su seguridad interior. A excepción de esto, que es transversal, existen dos corrientes que son fundamentales. La primera es que el flujo de tránsito de la información sea mejor, es decir que sus países compartan y nosotros con ellos información importante de manera mas ágil y mejor. Y en segundo lugar, el control de las fronteras, sobre todo porque es uno de los temas que más preocupa a Europa.
¿El Sahel es una de las zonas más peligrosas del mundo?
Depende del criterio que utilicemos. Como occidentales si no respetamos las zonas de seguridad marcadas por España el porcentaje de que uno pueda acabar secuestrado es bastante grande. No son los países más peligrosos del mundo atendiendo a los indicadores de criminalidad, ni al número de homicidios por número de habitante. Centroamérica o México sobrepasan con mucho a estos países. Es cierto que hay tensiones intertribales que están llevando a la comisión de actos deleznables y a crímenes muy bárbaros por parte de unas y de otras comunidades que está haciendo que se escalen puestos en estos indicadores.
¿La amenaza para las Islas Canarias aumenta por la situación actual en el Sahel?
En principio, salvo catástrofe, no deberían verse afectadas. Es evidente que la geografía es la que es y de ocurrir una gran sequía o una hambruna, que son cuestiones que están sobre la mesa, o que se diera un golpe de estado o revoluciones muy cruentas, evidentemente una de las salidas más sencillas hacia Europa pasa por las Islas Canarias. Esto ya ha ocurrido en otros momentos de la historia y ahora se gestiona correctamente, pero nada impide que pueda volver a suceder. Frente a una catástrofe grave evidentemente Canarias es una de las puertas de salida más accesibles.
Usted apunta que "el Sahel es un abanico de oportunidades para los grupos terroristas", ¿a qué razones lo atribuye?
A muchas razones. Estamos hablando de países cuyas fronteras no responden exactamente a sociedades con arraigo histórico, sino que se mezclan y se parten de acuerdo a una descolonización. Encontramos diferentes confesiones y el choque entre ellas sí que tiene una problemática asociada. Además, la legitimidad que estos gobiernos o estos estados ejercen sobre el territorio no es la que nosotros tenemos interiorizada como normal. Estamos hablando de zonas enormemente despobladas, los núcleos de poder no son como nosotros los entendemos. En este contexto es mas fácil tener éxito, no solo en el reclutamiento sino también el arraigo de estos grupos. En ocasiones son capaces y no debemos tener miedo a decirlo, sino que es un problema que debemos solucionar, de prestar mejores servicios que los que presta el Estado.
