A solo 74 kilómetros al sur del aeropuerto de Gran Canaria se tercia un combate. Y no un combate cualquiera. Las fuerzas aliadas tienen que penetrar en territorio hostil para atacar un objetivo estratégico. La superioridad aérea la tiene el enemigo, por lo que la operación tiene que ser rápida, concisa y coordinada. Nada puede fallar para que la misión finalice con éxito. El ejercicio militar Ocean Sky 2019, organizada por el Mando Aéreo de Combate del Ejército del Aire español, convierte al cielo de Canarias en un escenario de luchas de gigantes y batallas supersónicas simuladas. Más de 700 militares de España, Turquía, EEUU y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) están desplegados para perfeccionar y mejorar su adiestramiento a lo largo de 24 misiones de vuelo de "gran entidad" en las que pueden llegar a intervenir al mismo tiempo 35 o 36 aviones. En los ejercicios, que arrancaron el pasado día 19 y finalizarán el próximo miércoles, participan más de 50 cazas -F,18; F-16, F-15C y eurofighters- y cuatro aeronaves de apoyo.

La Base Aérea de Gando y el aeródromo militar de Lanzarote actúan como campamento base de estas maniobras, que desde 2004 y hasta 2017 ha acogido el Archipiélago de forma ininterrumpida bajo el nombre de Entrenamiento en Combate Aéreo Disimilar (DACT, por sus siglas en inglés). Solo el pasado año no se llevaron a cabo, pese a estar previstas, por problemas de financiación. Esta es la primera vez que se ejecutan bajo la designación Ocean Sky, un apelativo con el que el Ejército busca distinguir el salto de "nivel y calidad" que han dado estos entrenamientos militares con el paso del tiempo. El teniente coronel Daniel Fernández de Bobadilla, de la sección de adiestramiento y evaluación del Mando Aéreo de Combate, explicó ayer que el objetivo de las maniobras es mejorar la instrucción de las unidades del Ejército del Aire en la defensa del espacio aéreo nacional, en control del aire, en superioridad aérea y en el reabastecimiento en pleno vuelo.

La participación de fuerzas aliadas, en este caso de EEUU y Turquía, no solo contribuye a estrechar lazos de cooperación internacional, sino que también fomenta el intercambio de tácticas y procedimientos. Fernández de Bobadillo expuso ante los medios de comunicación que los ejercicios sirven, además, para limar "diferencias mínimas", que se limitan en la mayoría de los casos en la elección de una estrategia u otra. La organización de este tipo de prácticas, en las que se movilizan centenares de personas y se utiliza alta tecnología, requieren de un presupuesto elevado. Fernández de Bobadillo no dio números, pero sí recalcó que se trata de un ejercicio "caro".

Las maniobras tienen lugar al sur del Archipiélago, concretamente en un amplio espacio aéreo de 370 kilómetros de largo y 300 kilómetros de ancho que en la jerga militar se denomina Delta 79 (D-79). La elección de las Islas para estos ejercicios no es casual. El hecho de poder contar con un lugar de grandes dimisiones alejado de rutas comerciales en el que son posibles movimientos con grandes formaciones de cazas, de un lado, y las buenas condiciones climáticas, de otro, son determinantes. Al volar a velocidad supersónica a cualquier altitud sobre el océano se evitan molestias a la población e, incluso, desperfectos en infraestructuras. "Esto es una oportunidad única", aseguró el teniente general César Simón López, jefe del Mando Aéreo de Combate, que afirmó a su vez que el espacio aéreo canario permite, "como ningún lugar de Europa", la realización de entrenamientos avanzados.

La colaboración de Enaire y Aena resulta fundamental para que las maniobras tengan lugar sin incidencia alguna. En palabras de Fernández de Bobadilla, es "un reto" para los controladores aéreos introducir al tráfico civil los flujos militares. El teniente coronel recalcó que Canarias "siempre" ha tenido valor estratégico para España, no solo por la realización de estos ejercicios, sino por la propio localización de las Islas. "Es el flanco sur de la OTAN. No hay territorio de la OTAN más al sur y más alejado y este ejercicio lo que hace es poner en valor las características de este espacio aéreo", esgrimió.

Polonia, Grecia y Francia solo asisten como observadores a esta edición de estos ejercicios, por lo que no aportan aeronaves. No así EEUU y Turquía, que participan plenamente en los entrenamientos. EEUU ha movilizado a unos 275 militares y aporta una docena de cazas F-15C. El 493 Escuadrón de su Fuerza Aérea, con base en Lakenheath (Inglaterra), es la unidad estadounidense participante. EEUU regresa como fuerza aliada a estos ejercicios después de diez años de ausencia. Esta será, además, su participación militar más importante en España durante este año. El 151 Escuadrón de la Fuerza Aérea de Turquía aporta, por su parte, unos 40 militares y cazas F-16C.

El comienzo de estas prácticas militares ha coincidido con la escalada de tensión en el norte de Siria, donde EEUU ha ordenado la retirada de casi todas sus tropas tras el recrudecimiento del conflicto entre la milicias kurdas y el ejército turco. Simón López expuso que este ejercicio se lleva planeando desde hace un año, y tanto la fuerza aérea turca como la estadounidense ya habían mostrado su interés en participar en las maniobras, por lo todo ha sido fruto de la casualidad. El coronel Sonny Lemasters, agregado de las Fuerzas Armadas de EEUU, no se pronunció sobre la situación internacional, pero subrayó que EEUU y Turquía son aliados de la OTAN y que están "muy contentos" de estar en las Islas.

Ocean Sky 2019 también cuenta, no en vano, con la actuación de la OTAN, que está presente con el Airborne Warming and Control System (AWACS), conocido como los ojos en el cielo - eyes in the sky- por llevar incorporado un radar capaz de detectar aeronaves a gran altura y cuentos de kilómetros de distancias. Por parte del Ejército español, participan todas sus alas de combate -11, 12, 14, 15 y 46- y otras unidades aéreas de apoyo, como el Hércules C-130 y el Airbus A400M, para el repostaje en vuelo o el transporte militar, o el Falcon 20.

Al término de las maniobras, los militares movilizados habrán completado más de 500 salidas. Las misiones principales se desarrollan con 35 o 36 aviones en vuelo al mismo tiempo. Los escenarios simulados son múltiples y dinámicos. El cielo de Canarias será testigo durante estos días del rescate de un piloto derribado, de "una acción" sobre un líder terrorista que mantiene una reunión en un recóndito lugar o de la protección del transporte de ayuda humanitaria o militar que tiene que penetrar en territorio enemigo.

Y no hay dos escenarios iguales ni inamovibles. Los pilotos tienen que reaccionar durante el vuelo a cambios de última hora para poner a prueba su capacidad de respuesta. Las bengalas, incluso, forman parte de los entrenamientos. Las unidades desplegadas pulen así su instrucción en diferentes combates aire-aire simulados en los que romperán la barrera del sonido. Un eurofighter, por ejemplo, puede alcanzar una velocidad máxima de 2.495 kilómetros/hora.

Doce horas de trabajo

La Base Aérea de Gando abrió ayer sus puertas a la prensa para mostrar, desde el suelo y desde el aire, cómo es una intensa jornada de entrenamientos, que por lo general suele durar unas doce horas. A pie de pista, y junto a un eurofighter, esperaba el teniente Ignacio Núñez, destinado desde hace tres años al Ala 11, que tiene base en Morón (Sevilla). A sus 26 años ya acumula unas 500 horas de vuelo y asegura que romper la barrera del sonido es, simplemente, "impresionante". "Los motores tienen mucha potencia y cuando el avión responde, te quedas como pegado al asiento", explicó. Esta es la primera vez de Núñez en este tipo de maniobras aéreas, pero no en una misión. El joven piloto participó el verano pasado en el Baltic Air Policing, una misión de la OTAN cuyo objetivo es la defensa del espacio aéreo de Estonia, Lituania y Letonia, países que no cuentan con fuerza aérea.

Surtir de combustible a los cazas en pleno vuelo es una de las maniobras que mayor precisión requieren. El Ejército del Aire hizo ayer una demostración de cómo es posible reabastecer a las aeronaves sin necesidad de que éstas regresen a pista mediante el despliegue de unas mangueras situadas en la parte inferior de cada ala, lo que hace posible que dos cazas se enganchen al mismo tiempo mediante una especie de pértiga.

Una de las peculiaridades de estos ejercicios militares es su logo. El de Ocean Sky 2019 está inspirado en la mitología griega. Los dioses del cielo y el océano, con rayo y tridente en mano, respectivamente, posan con actitud de combate. Un combate que durante doce días simularán los cazas españoles, turcos y estadounidenses hasta el próximo miércoles entre el cielo y el mar de las Islas.