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Entrevista | Elena Máñez

"El voto de izquierda siempre es crítico, pero hay mucho en juego"

"No estábamos dispuestos a tener un Gobierno a cualquier precio", afirma la candidata del PSOE al Congreso por Las Palmas

"El voto de izquierda siempre es crítico, pero hay mucho en juego"

Tras conocer los resultados del 28 A, ¿pensó que volvería a estar en campaña poco más de seis meses después?

Después de ganar las elecciones de forma contundente, nuestro primer objetivo fue formar Gobierno. No estaba en nuestra cabeza una repetición electoral.

¿Por qué tienen que salir los ciudadanos al rescate? ¿No debe ser obligación de los partidos llegar a un acuerdo?

Asumimos la responsabilidad en el proceso de negociación, pero también somos responsables de qué Gobierno queremos para el país. No estábamos dispuestos a tener un Gobierno a cualquier precio. La situación de Cataluña requiere un Gobierno que comparta la misma visión de modelo territorial y ahora podríamos haber tenido una crisis de Gobierno con los planteamientos de Unidas Podemos con esa región. El país no se merecía eso, sino un Gobierno estable, coherente y cohesionado. Lo intentamos con distintas fórmulas y no fue posible. Hicimos cinco ofertas, incluido un acuerdo programático como ha pasado en Portugal donde la izquierda apoya desde fuera.

La izquierda siempre insiste en la necesidad de arrinconar a la derecha, ¿pero qué le pasa que nunca se pone de acuerdo?

Habrá que preguntárselo a quienes han rechazado cinco ofertas. Ofrecimos una vicepresidencia y tres ministerios de contenido social con políticas que impactan directamente en la ciudadanía y lo rechazaron. También habrá que preguntarles por qué por cuarta vez impiden un Gobierno progresista en este país.

¿Quiere decir que toda la culpa de que no haya Gobierno es de Podemos?

No estamos ahora para hablar de culpas. Seguramente todos tenemos una parte de responsabilidad. También le pedimos a la derecha que se abstuviera. No pretendimos que compartan nuestro programa porque sabemos que estamos en posiciones totalmente antagónicas, pero sabiendo el contexto político y económico que vivimos, por responsabilidad de Estado, podrían haberse abstenido. El PSOE lo hizo con Mariano Rajoy. Nos costó y fue muy duro, pero somos un partido de Estado y siempre ponemos el interés del país por encima de los intereses partidistas. Pedíamos esa misma altura de miras que tuvo el Partido Socialista.

Pablo Iglesias insiste en que la intención de Sánchez es pactar con la derecha. Si dieran los números para pactar, ¿lo descartará el PSOE?

Es muy llamativo. Desde la derecha nos acusaban de tener un Gobierno cerrado con independentistas y Podemos. Podemos nos acusaba de que lo que queríamos era pactar con la derecha. La realidad es que ni con unos ni con otros, estaban falseando la verdad con fines puramente electoralistas.

¿Pero cuál será su prioridad?

Un Gobierno progresista para este país. Esa sigue siendo nuestra prioridad. Y tenemos retos importantes. Demostramos en diez meses que era posible revertir los recortes de siete años del PP con medidas como el incremento del salario mínimo interprofesional, o la subida de las pensiones mínimas y las no contributivas. Esa es la senda, precisamente porque vienen incertidumbres económicas hace falta un Gobierno progresista que afiance el Estado del Bienestar, que es el patrimonio de los que no tienen patrimonio.

Incluso desde el PP dicen que ven una pinza entre PSOE y Vox para evitar una subida de ellos.

Eso es impensable. En otros países europeos la estrategia de la derecha es aislar a la ultraderecha. Lo que sí están haciendo ellos es una gran coalición. Pues mire. Blanco y en botella, leche.

Las encuestas prevén una subida de Vox, ¿usted que cree?

Espero que haya una movilización de izquierdas porque hay mucho en juego en estas elecciones, más, incluso, que el 28 de abril. Las incertidumbres económicas o la situación de convivencia en Cataluña requieren un partido en el Gobierno con experiencia y sensato. La vertebración territorial solo la puede garantizar el PSOE.

¿Es Canarias, donde fue posible un Gobierno progresista, un ejemplo a seguir?

Si somos los más votados, pondremos un acuerdo progresista sobre la mesa para lograr ese Gobierno de progreso que el país necesita. Pero primero tendrán que hablar los ciudadanos y pedimos la movilización porque la alternativa al Gobierno progresista es la gran coalición de PP, Cs y Vox. Aunque el PP dice ahora que es moderado, en los gobiernos a los que ha llegado, Vox es la clave de la estabilidad. Las derechas se van a quitar la careta de ser moderados y volverán, si pueden, a pactar con Vox. Frente a eso, pedimos movilización y concentración del voto en el partido de izquierdas que puede ser Gobierno.

¿Teme al voto de castigo o a la desmovilización de la izquierda?

El voto de izquierda siempre es un voto muy crítico, pero hay mucho en juego. Nos jugamos tener un Gobierno progresista o una coalición de las derechas con la ultraderecha marcando la hoja de ruta. La izquierda se tiene que movilizar. El tiempo ha sido limitado, pero aun así logramos avances en el Estado social y podemos seguir avanzando. Queremos una ley de eutanasia y recuperar la financiación para atender a las personas mayores dependientes, que se pueda seguir subiendo las pensiones y blindarlas en la Constitución o que se reforme el Código Penal para que solo si una mujer dice sí es sí y lo demás es no. Quien lo puede garantizar es el PSOE. La otra alternativa ya la conocemos. La sufrimos siete años y ahora, además, puede llegar con una fuerza de ultraderecha como es Vox.

¿Es sostenible esa agenda social tendiendo en cuenta que llegan curvas? Enfriamiento de la economía española y parón de la alemana, brexit ...

Es la diferencia entre la derecha y la izquierda. El PP, incluso con crecimiento, recortó en pensiones o dependencia. Se puede garantizar el crecimiento económico, pero un crecimiento justo y que revierta en quienes más necesitan de la política. Tenemos que salir de la precariedad laboral y reformar el Estatuto de los Trabajadores para devolver el papel a la negociación colectiva, para hacer frente a las nuevas realidades, como los retos que supone la robotización o la digitalización de la economía. La derecha, ante cualquier alternativa o incertidumbre, tendrá la excusa, como ya lo hizo, para recortar derechos y recortar el Estado del Bienestar.

La exhumación de Francisco Franco ha sido interpretada por la oposición como un acto electoralista. Y no solo por la derecha.

Lo queríamos hacer antes, pero se judicializó, y lo hemos hecho cuando ha habido una sentencia que nos lo permitió. Es una pena que en la izquierda no se alegren de que por fin acabemos con esa anomalía histórica que no pasa en ningún país democrático: tener a un dictador en un mausoleo con sus víctimas. En vez de compartir la alegría por un hecho histórico, desde la izquierda se usa para atacar al PSOE. Con esta y más medidas que hay que seguir tomando con la ley de memoria histórica, impulsada por el PSOE, vamos a ser un país con mejor calidad democrática. Es cuestión de memoria, justicia y dignidad.

¿La gestión del desafío catalán puede pasarle factura al PSOE? Vox incluso ha pedido que se declare el estado de emergencia.

Hay un uso electoralista por parte de las derechas de la situación de Cataluña. Y preocupa en el caso del PP, porque es un partido que ha sido Gobierno. El PSOE apoyó en su momento el 155 porque somos un partido de Estado. Lo que ha pasado ahora es un problema de orden público muy grave, pero no es lo que pasó el 1 de octubre de 2017 con el PP, en el que se intentó pervertir el orden constitucional. Las fuerzas y cuerpos de seguridad han demostrado su profesionalidad y su gran vocación de servicio público en Cataluña. Son la garantía de un estado democrático a la hora de defender que podamos ejercer nuestros derechos y libertades.

Pedro Sánchez ha prometido empatía y proximidad con Canarias, ¿pero cuándo llegarán las partidas enquistadas?

Se ha venido dando respuesta desde el minuto uno. Hubo una moción de censura y hubo que aprobar unos presupuestos que no eran los nuestros. El PP se cargó todos los convenios con Canarias. Nosotros, en diez meses de gobierno antes de entrar en funciones, nos pusimos a resolver convenios. Presentamos un anteproyecto en el que venía más dinero a las Islas, pero no se quiso apoyar. Con un presupuesto prorrogado, con un Gobierno en funciones, no todo se resuelve con la misma agilidad que nos gustaría, pero ahora ha cambiado algo muy importante.

¿El qué?

Antes lo que había era una crispación con intereses electoralistas, porque si también miramos la ejecución de algunas partidas de convenios que se reclaman, vemos que el anterior Gobierno canario de CC tenía mala planificación y mala ejecución y se trataba de tapar culpando a Madrid de todos los males. Canarias se defiende con firmeza, pero dede el diálogo, buscando soluciones a los problemas, no buscando crispar de forma interesada. Al nacionalismo el único argumento político que les queda es que si no están en Madrid, no se resuelven los problemas en el Archipiélago. Hay un compromiso de Pedro Sánchez de cerrar todos los asuntos de la agenda canaria en el primer semestre de 2020 si él es el presidente de Gobierno. Además, el Gobierno ha estado inmediatamente al lado de Canarias en las diversas crisis que ha tenido.

En turismo el PP pide dar un paso más. Asegura que el Gobierno no hace lo posible por atajar la tormenta perfecta.

El Gobierno del PP no hizo nada en materia de turismo y tampoco lo hizo el Gobierno de Canarias. Ya había indicadores que sugerían que había que planificar medidas para posibles crisis que podrían venir, como la quiebra de Thomas Cook. Hay una estrategia en la que se tiene que tener en cuenta los cambios que se están produciendo y las afecciones a territorios especialmente sensibles, como Canarias. Pero tenemos que tener un Gobierno. Cuando lo tengamos, el de Canarias se sentará con el de España para cerrar medidas específicas.

¿Un partido nacional defiende peor, igual o mejor que uno nacionalista los intereses de Canarias?

El PSOE canario tiene una voz muy potente en Madrid. Un partido nacional defiende el territorio desde la solidaridad, porque la cohesión territorial es clave. Y eso al tiempo que defendemos nuestras singularidades, el Estatuto de Autonomía, el Régimen Económico y Fiscal o los recursos para hacer frente a esos datos de pobreza, de desigualdad que existen en Canarias. El nacionalismo lo que hace es buscar confrontación. Si los problemas de Canarias se resuelven con el diálogo, ¿qué argumento le queda al nacionalismo? Ninguno.

¿Confía en que el PSOE mantenga o incluso suba los cinco diputados y ocho senadores en Canarias?

Sí. En Canarias la gente está viendo cómo desde un Gobierno presidido por un socialista se cambia no solo la forma de hacer política sino también las prioridades. Eso también va a ser bien valorado. Lo que hace falta es tener dos gobiernos que compartan valores de igualdad, de justicia social, de cohesión y sin crispación. Eso va a ser muy bueno para Canarias.

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